«Si hubiéramos actuado hace cinco años, no estaríamos en esta situación porque dependeríamos menos de los combustibles fósiles y del gas natural. A lo largo de todos estos años hemos visto que los precios de las renovables se han mantenido bajos y estables», ha subrayado este martes el vicepresidente de la Comisión Europea responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans, ante el Parlamento Europeo.

El político neerlandés ha explicado que «solo un 20% del aumento del precio de la energía se puede atribuir a los precios del CO2» a través del sistema de comercio de emisiones europeo, el llamado ETS, que grava el dióxido de carbono que liberan las industrias intensivas en energía, como pueden ser la siderurgia, la cementera o la petroquímica.

El precio por tonelada de CO2 en ese mercado empezó a dispararse en marzo de 2020, cuando se pagaba a unos 15 euros. El año 2021 arrancó en torno a los 33 euros y en setiembre ha escalado hasta los 62 euros.

«El resto es una consecuencia de la elevada demanda en el mercado; hay falta de energía», ha recalcado Timmermans, quien ha abogado por desplegar las políticas necesarias para que la UE reduzca sus emisiones de CO2 en un 55% en 2030, respecto a 1990, y avance hacia la neutralidad climática en 2050.

Dejar atrás la «parálisis» y actuar «urgentemente»

El vicepresidente comunitario ha alertado ante «la parálisis que nos puede provocar el miedo al cambio», señalando que la prioridad debe de ser una política de redistribución para que la transición que no deje atrás a las personas más desfavorecidas.

«Estas medidas, una por una, tienen un precio y tenemos que garantizar que ese precio no lo pagan los más pobres» para evitar que «la parte social se contraponga a la parte climática», ha añadido.

En su breve alocución ante el Pleno de la Eurocámara, Timmermans ha indicado que la comunidad internacional se encuentra ante «una crisis existencial para la humanidad» y que retrasar la acción climática provocará que se llegue «a puntos de inflexión» que después será más difícil contrarrestar.

«Si no actuamos urgentemente, nuestros hijos no nos van a perdonar», ha comentado el político socialdemócrata, quien, en su intervención final tras escuchar decenas de comentarios de diputadas y diputados, muchos relacionados con el coste de la transición, ha asumido que «va a ser sangrantemente dura y nadie debería de hacerse ilusiones con que va a ser fácil».

En este sentido, ha avisado contra algunas «trampas» del debate climático, como «hablar todo el tiempo del coste de la transición y evitar hablar del coste de no hacer la transición, no solo en términos económicos». «Las crisis migratorias que hemos visto hasta ahora serán un juego de niños comparadas con los flujos migratorios si la crisis climática se nos va de las manos», ha advertido.

En su opinión, la «trampa más inmediata» es señalar que la lucha climática acarreará desigualdad social cuando es, precisamente, la inacción la que agravará la situación de los más pobres porque «los ricos siempre encontrarán un lugar donde vivir».

Mañana, miércoles, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se dirigirá al Parlamento Europeo en el debate del Estado de la Unión, en el que parte del discurso versará sobre el paquete de medidas legislativas que propuso en julio para alcanzar esa reducción de emisiones del 55% en 2030 que la UE se ha comprometido por ley a alcanzar.