Al igual que hicieron hace dos años en las centrales térmica de Castejón, activistas contra el Tren de Alta Velocidad (TAV-AHT) han realizado una pintada de protesta para denunciar a esta infraestructura como «la que mas ahonda en la crisis ecológica global que estamos padeciendo y que si no lo remediamos, nos conduce a un colapso planetario de consecuencias inimaginables».
[ARGAZKIAK] #HuelgaPorElClima Acción de @MugituMugimendu! el día de la huelga mundial por el clima. https://t.co/o1EYVuHskh #ClimateAction pic.twitter.com/SXmdSCC3cD
— Ekinklik Argazkiak (@Ekinklik) September 24, 2021
Los activistas han recordado el anuncio de que el TAV en Nafarroa será «rescatado con 145 millones de euros provenientes de los fondos europeos post Covid».
Han explicado también que el escenario de la acción ha sido el muro de 11 metros de altura que separa Barañain de Etxabakoitz, el barrio que la semana pasada fue confirmado definitivamente como lugar de emplazamiento de la estación del TAV de Iruñea.
En opinión de Mugitu! Mugimendua, «aunque sus defensores afirmen que es ecológico el TAV ha dado al traste con cientos de hectáreas de bosques autóctonos y valles refugios de biodiversidad y sumideros que tragaban las emisiones de CO2».
Añaden que la maquinaria utilizada en la elaboración del cemento para la construcción de la plataforma, viaductos, túneles y pistas a lo largo de sus 400 km de recorrido por Euskal Herria «ha emitido y emite sin cesar grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera» y «la extracción y el transporte de piedras y hierro, componentes del hormigón, ha contribuido también a la emisión de ingentes cantidades de gases de efecto invernadero».
Más velocidad, más consumo
Consideran también que «una vez puesto en marcha el TAV no es menos contaminante porque su consumo energético a 300km/hora es el equivalente al de una ciudad de 25.000 habitantes» y que el aumento de la velocidad «hace crecer exponencialmente la demanda energética, que es alimentada por centrales nucleares y centrales térmicas de ciclo combinado como las de Castejón, que emiten grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, provocando la lluvia ácida».
Recuerdan además que la refrigeración de estas centrales contribuye al calentamiento de las aguas del río Ebro.
Finalmente, lamentan que los polígonos solares y eólicos «en funcionamiento y los proyectados también alimentarán el AVE de rapiña» y «también destruyen e industrializan espacios naturales y agrarios».
Por estos motivos afirman que «luchando contra el TAV y contra el modelo social que lo impulsa luchamos contra el cambio climático».