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El Gobierno de EEUU advierte de que se asoma a un impago de deuda en tres semanas

La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, ha avisado de que el Gobierno agotará sus reservas de efectivo el jueves a la vez que ha instado al Congreso a que aumente del techo de deuda para evitar un impago el próximo 18 de octubre, con «graves consecuencias» para la economía del país. 

 

La secretaria de Estado de EEUU, Janet Yellen, interviene ante el Senado.(Kevin DIETSCH/AFP)
La secretaria de Estado de EEUU, Janet Yellen, interviene ante el Senado.(Kevin DIETSCH/AFP)

«Estimamos que el Tesoro probablemente agote sus medidas extraordinarias si el Congreso no ha actuado para elevar o suspender el límite de deuda para el 18 de octubre», ha indicado La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, en una carta remitida a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.

«En ese punto, esperamos que el Tesoro se quede con unos recursos muy limitados que serán agotados rápidamente. Es incierto que podamos continuar cumpliendo con todos los compromisos de la nación tras esa fecha», ha añadido.

Desde 1969, el Congreso de Estados Unidos ha elevado en 78 ocasiones el tope de endeudamiento del Gobierno de forma permanente, temporal o revisando la definición de deuda.

«Esperar hasta el último minuto causará un daño serio»

Yellen ha alertado de que, con arreglo a momentos de parálisis anteriores por el límite de deuda, «esperar hasta el último minuto puede causar un daño serio a la confianza de las empresas y los consumidores, elevar los costes de préstamo de los contribuyentes e impactar negativamente el rating crediticio de Estados Unidos».
 
«Es imperativo que el Congreso aborde rápidamente el límite de la deuda. Si no es así, Estados Unidos dejaría de pagar por primera vez en la historia», ha avisado. A su juicio, el país »probablemente enfrentaría una crisis financiera y una recesión económica».

Los demócratas en el Congreso han pedido en las últimas semanas a los republicanos que aprueben una suspensión del techo de la deuda como un deber bipartidista.

Aumentar o suspender el límite de la deuda no autoriza nuevos gastos federales, sino que permite al Tesoro finiquitar las deudas ya contraídas durante las Administraciones del expresidente Donald Trump (2017-2021) y del actual mandatario, Joe Biden.

Los republicanos aprobaron tres de esos aumentos o suspensiones del techo del endeudamiento durante el Gobierno de Trump, bajo el cual la deuda nacional aumentó en aproximadamente 8 billones de dólares.

Cambio de estrategia demócrata

Los dirigentes demócratas del Congreso han tenido que cambiar de estrategia en las últimas horas para evitar que la Administración se quede sin fondos en la medianoche del jueves y para sacar adelante el plan de infraestructuras del presidente estadounidense, Joe Biden.

Los republicanos no han dejado muchas opciones a los líderes demócratas en el Senado, Chuck Schumer, y en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que evalúan diferentes opciones para hacer lo máximo posible con las estrechas mayorías que tienen en el Congreso.

Hay dos asuntos urgentes: aprobar una ley para impedir que la Administración se quede sin fondos y aumentar o suspender el techo de deuda para evitar que EEUU incurra en una suspensión de pagos de la deuda nacional el 18 de octubre.

Hasta ahora, los demócratas habían vinculado las dos medidas y las habían metido en un paquete legislativo de manera que una no podía aprobarse sin la otra; pero el lunes por la noche los republicanos del Senado bloquearon ese paquete porque no quieren aumentar la deuda nacional, aunque han dicho que sí votarán a favor de extender la financiación del Gobierno.

Ante esa situación, Schumer ha anunciado que desvinculará las dos medidas y someterá a voto este mismo martes el aumento del techo de deuda usando un procedimiento que debería contar con la improbable aceptación republicana.

A la vez se negocia en el Congreso la posibilidad de aprobar una ley que evite el temido cierre de la Administración el jueves y permita extender la financiación durante algunas semanas, algo que sí contaría con el apoyo de demócratas y republicanos.

Disputa interna en el partido Demócrata

De manera paralela, Pelosi está intentando unir al ala conservadora y progresista de su partido para aprobar el jueves en la Cámara Baja una ley de infraestructuras de 1,2 billones de dólares que ya recibió el visto bueno del Senado.

Hasta ahora, los dirigentes demócratas habían prometido que esa ley se aprobaría al mismo tiempo que un paquete de gasto social de 3,5 billones de dólares, que es una prioridad para el ala más progresista.

Sin embargo, el lunes por la noche, Pelosi se reunió en el Capitolio con miembros de su partido, les dijo que el tiempo apremia y pidió a los miembros más progresista de su partido que voten el jueves a favor de la ley de infraestructuras sin condicionarla al plan de gasto social.

Esa idea no ha gustado nada a alguno de los miembros más progresistas, que temen verse engañados y que este martes han confirmado su frustración ante la prensa.

«Cuando era pequeño, mi padre me dijo que hay una línea muy fina entre ser un buen chico y ser tonto. No quiero que me pasen por encima», ha afirmado el legislador Jim McGovern, del ala progresista, a la salida de una reunión a puerta cerrada entre miembros del Partido Demócrata.