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El autor confeso del ataque en Noruega es confiado a los servicios de salud

¿Caso psiquiátrico o atentado yihadista? Espen Andersen Bråthen, el hombre de 37 años que ha reconocido ser el autor de una matanza con arco y flechas en Noruega, ha sido confiado a los servicios de salud, alimentando las cuestiones sobre su estado mental.

El autor confeso del atentado. (AFP)
El autor confeso del atentado. (AFP)

La fiscal Ann Iren Svane Mathiassen ha anunciado que el autor confeso de la muerte a flechazos de cinco personas en Kongsberg (sureste de Oslo) «ha sido puesto a cargo de los servicios sanitarios para evaluar su estado de salud».

Las dudas planean sobre el estado síquico y, por tanto, la responsabilidad penal, de Espen Andersen Bråthen, quien se convirtió al islam y fue investigado por la policía por un riesgo de radicalización.

Bråthen comenzó ayer a ser objeto de una evaluación psiquiátrica, cuyas conclusiones podrían tardar meses.

Un  juez debe pronunciarse este viernes sobre su detención provisional sin la presencia física del sospechoso confeso. La fiscalía ha pedido prisión provisional durante cuatro semanas, las primeras dos en aislamiento.

Ann Iren Svane Mathiassen ha matizado que, en caso de que el juez acepte la petición, no será encarcelado, sino que quedará bajo la responsabilidad de los médicos.

Aunque el ataque lleva la marca de un atentado yihadista de un lobo solitario, las autoridades no excluyen la posibilidad de que sufra problemas mentales.

«Es una persona que acudió al sistema de salud durante cierto tiempo», ha confirmado el jefe de los servicios de Seguridad PST, Hans Sverre Sjøvold.

«Nunca una sonrisa»

El sospechoso «es conocido» del PST, los servicios encargados de la «lucha antiterrorista» en Noruega, pero pocos detalles se conocen sobre él.

Además de ser investigado por posible radicalización, Bråthen afrontó varias condenas en el pasado: una prohibición de acercarse a dos miembros de su familia por haberles amenazado de muerte y sendas condenas por robo y por compra de hachís en 2012.

Un vídeo suyo que data de 2017, difundido por varios medios, le muestra haciendo profesión de fe con un tono amenazante: «Yo soy un mensajero. He venido con una advertencia: ¿esto es realmente lo que quieren? Son testigos de que soy musulmán».

Bajo condición de anonimato, un vecino le describe como una persona poco amable, de complexión imponente y pelo corto. «Nunca le vi sonreir, la expresión de su rostro es hierática, u siempre solo».