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Represión política feroz a un lado y a otro de los frentes en Ucrania

El Ejército ruso y sus milicias, del Donbass, de Chechenia, y grupos paramilitares como la compañía Wagner, están reprimiendo y haciendo desaparecer a políticos y activistas ucranianos en su ofensiva militar.

Blindados abandonados cerca de Kiev.
Blindados abandonados cerca de Kiev. (Genya SAVILOV | AFP)

En el caso de Ucrania, y aduciendo que resiste a una guerra de agresión,  el presidente, Volodymir Zelenski, advirtió de que habría «consecuencias para los colaboracionistas y los traidores».

Un asesor del Ministerio del Interior ucranio, Anton Geraschenko, llegó a asegurar que «hay un traidor menos en Ucrania» al respaldar la muerte de un alcalde acusado de colaborar con Rusia.

La prohibición de partidos políticos considerados pro-rusos, justificada por Kiev por el contexto de la invasión, ha dado pie a la represión de opositores políticos de toda condición.

Testimonios denuncian el encarcelamiento y la muerte a manos de agentes estatales ucranianos de varios alcaldes y funcionarios favorables a un entendimiento con Rusia. 

Denuncias avaladas

Las denuncias de torturas sistemáticas a opositores y disidentes políticos han sido avaladas por organizaciones nada sospechosas de pro-rusas como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU OHCR) y la estadounidense Human Rights Watch, y hay denuncias no oficiales que aseguran que el SBU actuaría en connivencia con sectores de la ultraderecha ucraniana como el Batallón Azov y el Sector Derecho.

La lista de alcaldes críticos con Kiev o contemporizadores con Moscú masacrados incluiría a Volodymyr Strok, de Kreminna (Lugansk). Geraschenko, el mencionado asesor del Ministerio del Interior ucranio, aseguró que había sido condenado por un «tribunal popular» después de que su cuerpo apareciera con signos visibles de haber sido torturado.

La lista sigue con Yuri Prylipko, alcalde de Gostomel que habría negociado un corredor humanitario con los rusos.

Gennady Matsegora, alcalde de Kupyansk (noreste de Ucrania), denunció el secuestro de su hija por agentes del SBU.

Denis Kireev, un alto miembro del equipo negociador ucraniano, fue tiroteado hasta la muerte a plena luz del día en Kiev después de participar en la primera ronda de conversaciones con Rusia. Posteriormente, sería acusado por medios ucranianos de «traición».

Informes cifran en once los alcaldes «pro-rusos» desaparecidos en Ucrania. A ellos hay que sumar detenciones como la de Viktor Medvedchuk, líder del segundo partido más votado en Ucrania (el pro-ruso «Patriotas por la Vida») y la de activistas de izquierda en Dnipro ,como Alexander Matjuschenko, Mikhail y Aleksander Kononovich. Todos ellos afrontan peticiones de pena de hasta 15 años de cárcel. Y los periodistas Yan Taksyur y Yuri Tkachev, además de las activistas de derechos humanos Elena Berezhnaya, Elena Viacheslavova y Oleg Novikov, y el  luchador profesional Maxim Ryndovskiy, secuestrado y torturado por convertirse en entrenador en un gimnasio en la Chechenia pro-rusa. Batallones chechenos, los temidos kadirovski, participan en la invasión de Ucrania.

Testimonios aseguran que varios periodistas y disidentes ucranianos, incluido el destacado columnista Oles Buzina, fueron asesinados por escuadrones de la muerte después de que sus nombres aparecieran en una lista de «enemigos del Estado». Y vídeos muestran a civiles atados a postes de luz, a menudo con sus genitales expuestos o sus rostros pintados de verde.

A ellos hay que sumar los vídeos en los que se ve a uniformados ucranianos matando fríamente, torturando y  maltratando a prisioneros rusos, grabándolos en vídeo y mofándose de sus familiares.

Y se ha denunciado algún caso de vídeos falsos con los que dirigentes ucranianos habrían presentado a una mujer masacrada por el Batallon Azov, y con la esvástica marcada a cuchillo en su estómago, como una víctima del Ejército ruso.

Pero a los unoformados rusos y aliados le persiguen asimismo numerosas acusaciones durante la invasión.

Mucho se ha escrito, pero nunca lo suficiente, sobre las matanzas en Bucha, Irpin y otras localidades en el noroeste de la región de Kiev (Andrivka, Zdvizhika, Vorzel…), de donde los soldados rusos se retiraron tras un avance fallido hacia la capital.

Informes demoledores

A los cientos de testimonios recogidos por la prensa in situ, se suman las denuncias de crímenes de guerra por parte de organizaciones tampoco sospechosas de pro-ucranianas, como la Alta Comisaría de Derechos Humanos de la ONU y Amnesty International.
Los informes de ambas organizaciones documentan ejecuciones sumarias, desapariciones y violaciones de mujeres como táctica de guerra de los invasores, aunque cabe añadir que, en el caso de las Naciones Unidas, constata estas prácticas por ambos bandos.

Testimonios denuncian la desaparición de al menos 29 alcaldes ucranianos de localidades conquistadas por el Ejército ruso en su ofensiva. Es el caso de Oleg Pilipenko, alcalde de Shevchenkove, en Jerson, que fue secuestrado cuando repartía ayuda en aldeas cercanas.

Ivan Fedorov, alcalde de Melitopol, ciudad de 150.000 habitantes conquistada por Moscú, tuvo más suerte y tras estar desaparecido, fue intercambiado por prisioneros rusos.

Al igual que hiciera el SBU y el Batallón Azov, el Ejército ruso y las milicias pro-rusas utilizaron ya la táctica de secuestros de figuras públicas en la anexionada península de Crimea y en el Donbass.

Terminamos en Jerson, la única ciudad importante de Ucrania en manos de Rusia. Periodistas como Oleg Baturin han sido secuestrados y torturados.

El que hasta la llegada de los rusos era el alcalde de la ciudad, Ihor Kolyjaiev, denuncia la desaparición de decenas de personas y asegura que han recogido 250 peticiones de familiares que buscan a los suyos.

Kolyjaiev fue destituido y sustituido por su rival y perdedor en las elecciones de 2020, Volodymir Saldo.

Testimonios de huidos de la región de Jerson llegados a Zaporiya denuncian secuestros y desapariciones de vecinas que hablan ucraniano, robos, vejaciones en los puestos de control y maltratos por parte de los soldados rusos.