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La oposición francesa le devuelve la pelota a Emmanuel Macron

La oposición ha devuelto la pelota que les lanzó en su discurso televisado el presidente francés, Emmanuel Macron, a su tejado. Rechaza un Gobierno de coalición y le insta a que haga propuestas concretas, que analizarán caso a caso en un Parlamento que debe recuperar su función primigenia.

El presidente francés en la cumbre de la UE en Bruselas.
El presidente francés en la cumbre de la UE en Bruselas. (Ludovic MARIN | AFP)

«Es él quien está entre la espada y la pared, no nosotros (...) Si se enroca en su proyecto, no tiene mayoría absoluta y es él el que está concernido y quien en ese caso bloqueará a Francia», ha resumido la diputada socialista de la coalición Nupes Valerie Rabault.

La oferta del presidente francés, Emmanuel Macron, de acuerdos de coalición o puntuales ha recibido una respuesta unánime por parte de todos los partidos: ninguno quiere darle un cheque en blanco.

Con más o menos contundencia, los miembros de la oposición piden a Macron que renuncie a parte del programa con el que fue reelegido en abril porque consideran que ha quedado desacreditado dos meses más tarde con la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

Macron apeló a «superar las diferencias políticas» para «construir compromisos nuevos» que permitan encontrar «una mayoría más amplia», basada en un acuerdo de coalición o en pactos puntuales.

Pero acompañó esa mano tendida de una advertencia, la de «no perder la coherencia del proyecto que los franceses eligieron en abril pasado».

Esta última aseveración ha suscitado el rechazo generalizado de la oposición, que exige que el presidente renuncie a algunas de las propuestas de su programa para mantenerse en el Elíseo.

«No se puede cambiar de método sin mover una coma de su proyecto», ha advertido el ultraderechista Jordan Bardella, que insiste en que debe ser el presidente quien acepte propuestas de la oposición porque ha perdido su mayoría absoluta.

Algo similar defiende La Francia Insumisa. El diputado François Rufin ha insistido en que Macron «ya no tiene legitimidad para aplicar su programa».

Otras formaciones han sido menos contundentes, pero también han hecho notar que el presidente tiene que negociar si quiere lograr los pactos que le permitan salvar la legislatura.

No al «mercadeo» de votos

Es el caso de Los Republicanos, la derecha homologada, que lograron 61 diputados, suficientes para apuntalar la mayoría del presidente. Pero aseguran que no venderán su apoyo a cambio de nada.

Olivier Marleix, nuevo presidente del grupo parlamentario de los conservadores, ha avisado que no se prestarán a un «mercadeo» de votos, pero se muestra dispuesto a estudiar «caso a caso» su posible apoyo a las propuestas gubernamentales.

En ese grupo puede encontrar Macron el respaldo suficiente para sacar adelante su controvertida reforma de las pensiones, que prevé un retraso de la edad mínima de jubilación de los 62 actuales hasta los 65 años y que, para algunos analistas, fue una de las causas de su desplome en las urnas.

«Si Macron se mantiene en su proyecto, será el responsable del bloqueo de Francia», ha advertido la socialista Rabault, durante un tiempo candidata al puesto de primera ministra que finalmente recayó en Elisabeth Borne.

Los socialistas están abiertos a negociar medidas en favor de los más desfavorecidos frente a la subida de los precios y a negociar una subida del salario mínimo.

Frente a las exigencias de la oposición, la portavoz del Gobierno, Olivia Grégoire, se ha mostrado conciliadora y apela al diálogo.

Grégoire ha negado que el presidente lanzara un ultimátum a la oposición y considera «lógico» que los partidos tengan exigencias.

«Estamos al principio del camino, no al final», ha asegurado la portavoz, después de que en su discurso Macron asegurara que esperaba los primeros movimientos políticos a su regreso de la cumbre de Bruselas previsto para mañana a última hora.

La portavoz del Ejecutivo matizó que la mano tendida por el presidente se dirigía a todos los partidos, pero que no contemplan pactar ni con la ultraderecha de Marine Le Pen ni con la izquierda de Jean-Luc Mélenchon, las dos principales fuerzas de la oposición.

Estas dos formaciones, casi empatadas en número de escaños, se disputarán en los próximos días la presidencia de la poderosa comisión de finanzas de la Asamblea Nacional, que tradicionalmente recae en el primer partido de la oposición.

Ambas afirman que optarán a ese cargo y será el partido de Macron quien decida en quién recae.