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Wimbledon arranca sin rusos ni bielorrusos, pero con el retorno de Nadal y Serena Williams

Para evitar que la ausencia de puntos ATP supusiera una deserción de jugadores, Wimbledon repartirá hasta 47 millones de euros en premios, con 2,4 millones para el ganador. Nadal, tras tres años de ausencia, y Serena Williams, que se lesionó en All England club en 2021, son las mayores atracciones.

Rafa Nadal se saluda con Felix Auger-Aliassime en un partido de exhibición previo a Wimbledon.
Rafa Nadal se saluda con Felix Auger-Aliassime en un partido de exhibición previo a Wimbledon. (Adrian DENNIS | AFP)

El Campeonato de Wimbledon es un torneo oficial de tenis organizado por el All England Lawn Tennis and Croquet Club –AELTC–, que se lleva a cabo desde el año 1877. Poca broma, pues, con lo que va a empezar este lunes y durará hasta el 10 de julio.

Este año, el Campeonato de Wimbledon marca el centenario de la emblemática Cancha Central, donde se vivido muchos momentos dramáticos del deporte a través de los años, con una ceremonia especial el domingo 3 de julio. Ese día será también la primera ocasión en que se incluirá el juego regular en el programa. El Domingo Intermedio se había usado tradicionalmente solo para reducir cualquier retraso en los partidos.

Poca broma, porque la situación geopolítica tampoco está para ello, en un año en el que la AELTC ha decidodo vetar a los tenistas de Rusia y Bielorrusia, en contra de la propia ATP y la WTA, que ha permitido a los jugadores de estas dos nacionalidades participar en sus torneos aunque sea de forma neutral y sin bandera ni enseñas de apoyo a Vladimir Putin.

Ello ha supuesto que la ATP haya retirado sus puntos para sus ranking del torneo de Wimbledon.

«La posibilidad de que jugadores de cualquier nacionalidad ingresen a torneos en función del mérito y sin discriminación es fundamental para nuestro Tour», dijo la ATP en un comunicado hace un mes, cuando se conoció la decisión de Wimbledon de vetar a rusos y bielorrusos, una decisión similar a la que adoptó este mismo torneo después de la Segunda Guerra Mundial, dejando fuera del evento por motivos de nacionalidad a alemanes y japoneses.

«La decisión de Wimbledon de prohibir que los jugadores rusos y bielorrusos compitan en el Reino Unido este verano socava este principio y la integridad del sistema de clasificación ATP. También es inconsistente con nuestro acuerdo de clasificación», acusaba un comunicado al respecto de la propia ATP.

«En ausencia de un cambio en las circunstancias, con gran pesar y desgana no vemos otra opción que eliminar los puntos del Ranking ATP de Wimbledon para 2022», concluían.

Poderoso caballero

Sin embargo, la falta de puntos no ha espantado a los tenistas, al menos no a la mayoría de ellos. Y es que los Grand Slams son un pilar importante del sustento económico de los deportistas. Son los torneos que más dinero reparten, con una amplia diferencia respecto al resto. Fuera de Roland Garros y el Abierto de Australia, que dieron más de 55.000 euros respectivamente a los que perdieron en primera ronda, el siguiente torneo en la escala de premios esta temporada fue el Masters 1.000 de Madrid, que repartió 28.000 euros a los participantes.

La diferencia es tal que hay muchos tenistas que consideran que participar en los cuatro Grand Slams les permite subsistir el resto del año. A esto también ayuda que los cuadros sean de 128 jugadores y que, además del torneo individual, esté la posibilidad de jugar el dobles y el dobles mixto, donde los premios bajan (15.000 por una primera ronda), pero que aun así son superiores al resto de torneos.

El músculo económico del torneo, respecto a sus tres compañeros de Grand Slam, se explica desde el hecho que fue el único que tenía contratado un seguro contra pandemias antes de que llegara el covid. Esto le permitió ingresar cerca de 100 millones de libras (120 millones de euros), pese a que fue el único «major» que tuvo que suspenderse en 2020.

La inyección por parte de la aseguradora les dio incluso la oportunidad de indemnizar a aquellos tenistas que hubieran podido participar por ránking en la edición de 2020 y Wimbledon repartió 10 millones de libras (12 millones de euros) como gesto para ayudar a los jugadores.

También les benefició que en 2021 pudieron hacer un torneo casi libre de covid gracias a las relajadas medidas del Gobierno británico en el verano. El campeonato comenzó con restricciones de aforo, pero terminó con la pista al 100 % de su capacidad. Además, a diferencia de otros eventos como Roland Garros, está permitido el consumo de alcohol dentro del estadio, otro impulso financiero a las arcas de un torneo que genera más de 300 millones de euros anuales y que en 2021 tuvo un beneficio de 50 millones.

La única tenista en declarar abiertamente que no acudirá a Wimbledon ante la falta de puntos ha sido Eugenie Bouchard. La de Montreal, que ganó el torneo en categoría júnior en 2012 y llegó a la final en 2014 en el cuadro principal, dijo que no jugará porque «no tiene sentido» gastar una de las invitaciones que tiene por ranking protegido -que se da a los tenistas por lesiones de larga duración- en un torneo que no le va a permitir subir puestos en la clasificación.

Por ende, las bajas más importantes se han debido a lesiones, como es el caso de Alexander Zverev, que se rompió los ligamentos del tobillo en Roland Garros, y Naomi Osaka, que se recupera de una lesión en el tendón de Aquiles.

Nombres propios

Aunque las ausencias como Daniil Medvedev o «Vika» Azarenka vayan a ser más que notables, el reotrno de dos pesos pesados como Rafa Nadal y Serena Williams le da lustre y esplendor a un torneo que parece estar listo opara brillar como en cualquier otra edición.

Después de ganar las ediciones de 2008 y 2010, Rafael Nadal regresa a All England Club luego de tres años de ausencia, bien por la pandemia de la covid-19, bien por sus problemas en el pie que le obligan a ser muy escrupuloso a la hora de elegir en qué torneo participará y a cuál deberá renunciar.

Rafael Nadal debutará el martes contra el argentino Francisco Cerúndolo, luego de haberse probado primero en Hurlingham, superando a Wawrinka y cayendo frente a Auger-Aliassime, tras más de dos horas de encuentro. Después, cayó en un partido de entrenamiento ante el italiano Matteo Berretini en la pista central de Wimbledon, después de que la organización decidiera que los tenistas podrían entrenar en ella la semana anterior al comienzo del torneo para asentar la hierba.

Esto se ha hecho con la idea de que la superficie no esté tan resbaladiza como el año pasado, cuando tenistas como Serena Williams y Adrian Mannarino sufrieron lesiones de gravedad y hubo muchas caídas en las primeras rondas.

«El objetivo está cumplido. Hay que mejorar un poco de todo. Necesito mejorar, pero como siempre. Así es como es nuestra vida. Cada día hay que intentar ser mejor. No he jugado en tres años en esta superficie, así que cada día es un test, una oportunidad para ser mejor. Espero estar listo para el comienzo del a competición», dijo el tenista de Manacor.

Cuando arranque Wimbledon, serán los campeones defensores del título abrirán el juego en su pista central, en este caso Novak Djokovic, que ha ganado las últimas tres ediciones del certamen. Al no estar Ashleigh Barty, está por decidir quién la estrenará en el cuadro de chicas, si por Iga Swiatotek o si por simona Halep, ganadora en 2019 y que en 2020 no pudo estrenar la pista central a cuenta de la covid-19.

Pero si hay algún nombre propio femenino no es otro que Serena Williams, que ha podido regresar a las pistas, en el torneo de dobles de Eastbourne junto con la tunecina Ons Jabeur, y que ha contado sus dos partidos jugados por victorias, hasta que la norteafricana se ha resentido de un problema en la rodilla derecha.

«¿Tuve dudas sobre volver? Por supuesto. Estaría mintiendo si te dijera lo contrario, pero ahora mi cuerpo está genial», reconoció Serena. «Me he sentido bien en la pista. Ganar puntos, coger ritmo, jugar más, nos hizo mejorar poco a poco. Están haciendo click muchas cosas. Solo es dobles, pero aun así supone mucho», añdió la de Florida, que persigue desesperadamente su título de Grand Slam número 24.

Desde que en Australia 2017 lograra el vigésimo tercer entorchado, no ha logrado igualar el registro de la australiana Margaret Court, a pesar de disputar las finales de Wimbledon y del Open de Estados Unidos de las ediciones de 2018 y 2019. A sus 40 años, el tiempo se le acaba a la estadounidense, pero si ha regresado a las pistas tras un año de ausencia, será porque se v e competitiva. Y una Serena Williams competitiva es lo que Wimledon desea más que nuca para que en su edición más convulsa, brille el juego como nunca antes.