Marcel Pena

De la práctica empresarial a la responsabilidad: tres ejemplos de negocios vascos sostenibles

La librería Arlekin, Kattalin Arropa y Nómada son tres negocios vascos que trascienden el contexto puramente empresarial y económico, para apostar también por la sostenibilidad en todas sus formas. De ello han dado fe sus impulsores en el II Congreso de la Escuela Vasca de Retail.

Martínez de San Vicente, Sanz y Aguirre en la mesa redonda de esta mañana.
Martínez de San Vicente, Sanz y Aguirre en la mesa redonda de esta mañana. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Comercio de proximidad y sostenibilidad han sido los protagonistas de la mesa redonda ‘Prácticas responsables de empresas locales de la Comunidad Autónoma Vasca’, dentro del II Congreso de la Escuela Vasca de Retail. Tres negocios vascos han dado las claves de su éxito, basándose todos ellos en pequeñas acciones sostenibles y solidarias que, en la mayoría de los casos, ofrecen un retorno positivo.

El Palacio Euskalduna de Bilbo ha sido el espacio en el que Diego Martínez de San Vicente, de la librería Arlekin de Gasteiz; Eva Sanz, de Kattalin Arropa de Gorliz; y Nerea Aguirre, de la tienda de alfombras Nómada de Donostia, han explicado cómo han conseguido compaginar sus modelos de negocio con la sostenibilidad y el compromiso con el entorno. Todo ello moderado por el periodista Andoni Calvo.

Al inicio de su intervención, Martínez de San Vicente ha querido reivindicarse como «tendero», aunque «lo de emprendedor o empresario suene bien, nuestro día a día es estar con los clientes», y ha destacado el valor de los pequeños comercios de la ciudad: «En Vitoria Michelin y Mercedes tiran, pero hay mucho comercio, mucho autónomo, mucha pyme con dos, tres o cuatro empleados que aportamos mucho a la ciudad y al territorio».

En el caso de Arlekin, el también presidente de la asociación de comerciantes Gasteiz On cogió en 2014 un negocio familiar que funcionaba desde hacía tres décadas y lo llevó a un siguiente nivel. En 2017 dejó la pequeña tienda donde habían habían trabajado tantos años sus tíos y trasladó el negocio a un nuevo local de 250 m2. Arlekin abrió en mayo de este año una segunda tienda en el centro de Gasteiz, dando trabajo a siete personas.

Con su respectivo beneficio económico, Martínez de San Vicente ha mostrado favorable a ir más allá y «apostar por otras cosas que, a la larga, no te llenan el bolsillo pero sí permiten que te vayas a casa satisfecho y orgulloso con lo que haces». Una de esas iniciativas fue la de ofrecer mochilas a niños en campos de refugiados, llevada a cabo con la ONG Zaporeak. Al darse cuenta de que en la mayoría de ocasiones se cambia de mochila «por capricho» y no porque estas estén en mal estado, se le ocurrió darle a las mochilas viejas una segunda vida.

La campaña consistía en que, a cada persona que al comprar una mochila traía la vieja, en Arlekin se le rebajaba 7 euros de la nueva. En total, mandaron unas 700 mochilas a Lesbos. Por esto, la librería ganó el XXI Premio Dato, otorgado por la revista local ‘Dato Económico’.

Ropa unisex y con bolsillos

Por su parte, Eva Sanz ha contado cómo surgió la idea de crear Kattalin Arropa, un proyecto de ropa infantil unisex que respete la autonomía y libertad de movimientos de los niños y que sea sostenible también ambientalmente. Aunque la marca nació hace siete años, Sanz llevaba tiempo con la mosca detrás de la oreja, gracias sobre todo a ir de compras con su hija.

A la hora de elegir ropa, ha explicado, la pequeña tendía a escoger ropa de chico por diversas razones: era más cómoda, permitía mayor libertad de movimientos y, aunque parezca extraño, tenía bolsillos. «Me comencé a fijar en detalles como que los chándales de niña no tenían bolsillos o bien eran falsos. Además, los vestidos no estaban hechos para jugar, eran para estar sentadita y quietita», ha recordado. Este «shock» fue lo que provocó que ella misma quisiera hacer «prendas de ropa que se adapten a las necesidades de las personas para las que están hechas», en este caso niños y niñas.

A la hora de elegir la materia prima, Sanz tuvo que hacer otra elección. Ella quería utilizar algodón ecológico, pero se dio cuenta de que venía de América o de Asia, algo que no era sostenible. Por eso, ahora prioriza la cercanía de la materia prima, concretamente algodón ecotex, un tejido libre de químicos y que Sanz encontró que puede comprar de una empresa catalana.

Esta y otras pequeñas acciones, como la eliminación del plástico a la hora de hacer envíos o el aprovechamiento de las telas para elaborar coleteros, hacen de Kattalin un negocio respetuoso en ambos aspectos.

Alfombras solidarias

Por último, Nerea Aguirre ha mostrado cómo con alfombras fabricadas en Nepal y Turquía se pueden mejorar las vidas de mucha gente de esos países, lejos de la precariedad laboral a la que estamos acostumbrados cuando pensamos en esos países.

Uniendo dos de sus pasiones, viajar y las alfombras, Aguirre y su marido, que es escocés, abrieron una primera tienda en Glasgow. El producto que vendían en aquella época lo compraban principalmente al por mayor en Londres, lo que contradecía la filosofía viajera de la pareja.

Fue entonces cuando decidieron trasladarse a Donostia y empezar a trabajar con dos talleres turcos, uno en Estambul y otro al oeste del país. La de tejedor –o mejor dicho, tejedoras, porque «en su mayoría son mujeres»– era una profesión que se estaba perdiendo en el país. «Decían que las mujeres no querían trabajar como tejedoras, pero el problema era que les pagaban demasiado poco», ha explicado, detallando que cuando la empresa con la que trabaja comenzó a buscar tejedoras ofreciendo sueldos tres veces más altos que en otros talleres, la fila en la puerta de la fábrica era «interminable».

La segunda de las empresas con las que trabaja Nómada es el taller Rokpa Women’s Workshop de Nepal, y emplea a mujeres de las castas más bajas y refugiadas tibetanas. A través de la ONG Rokpa Euskadi han iniciado en ese taller un proyecto solidario que crea bolsas de cáñamo, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de mujeres y hombres campesinos, nómadas y semi-nómadas de zonas rurales y excluidas del Tíbet.

En total, Aguirre lleva más de 25 años trabajando con alfombras, pero sobre todo, ayudando a los demás a través del proyecto de Nómada.