Max Brisson no se ha conformado con una nota de condolencia, ha querido dejar patente la relación de respeto, desde la diferencia ideológica abismal, que le ligaba a Jakes Abeberry, referente del abertzalismo y de la cultura en Ipar Euskal Herria, fallecido el miércoles 29 de noviembre a los 92 años de edad.
El senador conservador biarrot expresa que, pese a haber estado frente a frente en el tablero político, entre ellos se cimentó una relación que hizo posible que, cuando perdió su apuesta de acceder a la Alcaldía de Biarritz en 2014, «me expresara su simpatía».
«Aunque combatí al militante abertzale y al acalorado editorialista, aprendí con Jakes de la singularidad del alma vasca, de su historia compleja, de su particular vínculo con la tierra», añade.
Una relación política improbable que se puso a prueba en un viaje de seis largas horas, el uno sentado junto al otro, en un avión.
«Tengo el recuerdo de ese desplazamiento del consejo municipal de Biarritz a México en el que el azar hizo que coincidiéramos en asientos contiguos», rememora Brisson para añadir que esas largas horas de viaje se tradujeron en «debates apasionados sobre la lengua vasca, y sobre la violencia que ensangrantaba nuestra tierra, sobre la necesidad de diálogo y de paz».
El ahora senador se incorporó a las labores municipales en Biarritz en 2001, lo que le llevó a encontrarse con un Abeberry,que llevaba ya una década ejerciendo, según expresa con afecto, como «ministro de Cultura». Y le reconoce «su trabajo en la promoción de la lengua y cultura vasca sin dejar nunca de lado la dimensión universal de las artes y las letras».
«Fue el fundador del festival Temps d’Aimer, el artífice de la instalación de Thierry Malandain y su ballet, el promotor de servicios culturales tan asentados en la ciudad como la mediateca, el polo audiovisual o los nuevos espacios dedicados a la música y la danza», glosa Brisson sobre el legado de Jakes Abeberry, que recibirá su último adiós el lunes en la localidad balnearia.
Sin olvidar señalar su vinculación también al grupo de danza y de música coral Oldarra o al club deportivo impulsor de la pelota vasca (BAC). «Estaba en su casa en todos esos lugares», apostilla.
«Ya como Jakes, Jacques o Jacky... escribió una página de la historia de esta ciudad y del País Vasco», concluye Brisson, al tiempo que agradece públicamente al ahora fallecido la ayuda que le prestó cuando se incorporó, en 2005, a la Oficina Pública de la Lengua Vasca (OPLB).
Muestras de respeto y afecto
La de Max Brisson es solo una de las muchas muestras de respeto y afecto que ha recibido la familia de Jakes Abeberry.
Por citar solo algunos de esos mensajes, cabe destacar la nota publicada por la cabecera 'Enbata' a la que se vinculara durante más de medio siglo.
También la Oficina de la Cultura Vasca (Euskararen Kultur Erakundea, EKE) ha expresado su pesar por la desaparición de un referente mayor del renacer de la cultura en Ipar Euskal Herria.
El sindicato ELA o su Fundación Robles-Arangiz se han sumado, en redes sociales, a ese homenaje a Abeberry.
Ya ayer, al saberse de su muerte, emitieron mensajes de pésame, desde el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, al coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi. EH Bildu y EH Bai hicieron público un comunicado conjunto.
Otras muchas voces, desde el mundo de la cultura o de la política se sumaron a ese reconocimiento coral a la andadura y legado de Jakes Abeberry.
Así emitieron comunicados de pésame, entre otros, el diputado centrista kanboarra Vincent Bru, la senadora socialista Frédérique Espagnac y la consejera regional ecologista Sophie Bussière.
