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Las ratas de Donostia no entienden de siglas políticas

Las denuncias ciudadanas por el avistamiento de estos roedores casi se han duplicado desde 2014 hasta 2018, pasando de 528 a 916.

Trabajos de desratización en la plaza Santa Catalina de Donostia. (Donostiako Udala)
Trabajos de desratización en la plaza Santa Catalina de Donostia. (Donostiako Udala)

El Ayuntamiento de Donostia cuenta con un teléfono para que la ciudadanía informe sobre avistamientos de ratas, a fin de tomar medidas específicas, que se suman a las periódicas campañas que se llevan a cabo contra estos roedores.

El año pasado, último ejercicio completo, los avisos ascendieron hasta 916. Una cfra notablemente superior a la de por ejemplo 2014, cuando fueron 528. No es descabellado pensar que, si hay más avisos, es porque se ven más ratas en las calles.

El dato no pasaría de detalle si no fuera porque hace cinco años discurría el último año de legislatura de EH Bildu, y la presunta proliferación de ratas sin control alguno en la capital guipuzcoana fue uno de arietes empleados por la oposición para criticar al equipo liderado por Juan Karlos Izagirre.

«Nos han acusado de alarmistas, de generar inquietud que no se corresponde con la realidad. Pues bien, ahí está el resultado. Cada día se asoman al buzón de quejas ciudadanas denuncias de vecinos y comunidades por la presencia de estos roedores. Que sigan sin hacer nada y ya veremos como acaba esto», denunciaba en los micrófonos de la Ser la entonces concejal opositoria Marisol Garmendia (PSE), hoy responsable municipal de Espacios Públicos y Proyectos Urbanos.

Unos meses más tarde se rozaba el techo al advertir de que se había capturado «una rata gigante» en Amara, aunque luego la letra pequeña puntualizara que se había tratado de un coipú, un roedor originario de Sudamérica parecido al castor y que posiblemente había sido abandonado por su propietario.

Ante el incremento de aviso, el Ayuntamiento de Donostia ha publicado hoy mismo un tuit en el que recuerda que la «extraordinaria capacidad de adaptación y elevada tasa de reproducción» de las ratas «hacen que sea una de las plagas (sino la más) más difíciles de combatir e imposible de erradicar». 

Para su control se subraya como «absolutamente necesaria la colaboración ciudadana», y se recuerda las opciones que se ofrecen para alertar a los servicios municipales.

Porque la ratas, al parecer, no entienden de siglas políticas. Y las piedras de Ondarreta tampoco.