Gerardo Castillo Martínez de Olcoz
Educador social jubilado

Programa Coworkids del Ayuntamiento de Pamplona-Iruña

Todo esto es bastante chapucero. Da tristeza que los responsables municipales de Pamplona-Iruña no hayan aprendido a estas alturas lo qué es y supone trabajar con y para la infancia, adolescencia y la familia.

Entre 1984 y 1987 participé en un equipo conjunto de Ayuntamiento de Pamplona y Gobierno de Navarra para la prevención de las toxicomanías (así se llamaba en aquellos tiempos). Fue el primer intento en Navarra de abordar la prevención. Aquello no cuajó por diversas circunstancias, pero ya en setiembre de 1986 los profesionales contratados por el Ayuntamiento presentamos un proyecto concreto para trabajar la prevención y reinserción en Pamplona con un equipo profesional que actuaría muy en contacto y apoyo de las Unidades de Barrio que se estaban montando en aquel momento. Desconozco si alguien valoró aquel proyecto. Lo que está claro es que el Ayuntamiento como tal nunca más se planteó en serio el tema. De modo que al cabo de unos años fueron surgiendo en diferentes barrios programas comunitarios de Infancia con los que fue haciendo Convenios, ya que era obvio que daban salida a una necesidad.

Por mi parte, estuve seis años trabajando en la Federación de Apymas Herrikoa potenciando, entre otras cosas, programas de formación de padres y madres. Y acabé, como educador social, llevando a cabo durante más de veinticinco años un programa comunitario de prevención en el Servicio social de base de Villava, Ezkabarte y Olaibar. En ese tiempo participé en el montaje y asentamiento de la Red de Infancia de la zona, como coordinación imprescindible entre los diversos equipos profesionales que trabajábamos con infancia y adolescencia: Centro de Salud, Servicio Social de Base, centros educativos de 0 a 16 años, Juventud, Deportes, Policía Municipal. También me tocó trabajar con las apymas, colectivos juveniles y de tiempo libre, autoescuelas, asociaciones diversas, bajeras juveniles, etc.

Toda esa experiencia me ha dejado claras varias cosas. Sobre todo la gran dificultad de ese tipo de trabajos que deben contar con la participación de la comunidad. Es mucha la energía personal que hay que poner para iniciarlos y mantenerlos. Porque muchas veces se trata de involucrar a colectivos profesionales o de personas voluntarias que bastante tienen con llegar a cubrir sus propios objetivos y tareas. Porque la realidad es cambiante. Porque los resultados casi siempre se ven sólo a largo plazo. Porque es un continuo conectar con las necesidades y demandas del Otro para ir trazando un proyecto en común. Porque han de vivirte como profesional referente en el pueblo o barrio... Porque en cada contexto hay que ir construyendo programas que den buena respuesta a necesidades reales de la zona: apoyo escolar, grupos de progenitores en diversas etapas (de bebés, o de preadolescentes por ejemplo), grupos de ocio y convivencia de la chavalería...

Desde esta dificultad no es entendible que el Ayuntamiento de Pamplona, para construir un programa de Infancia con características preventivas, se cargue lo que ya se está haciendo en 8 barrios de la ciudad desde hace bastantes años. ¿Se da cuenta de lo que se está cargando? A profesionales y personas voluntarias que son referentes en sus respectivos barrios, a actividades que han conectado con las necesidades de cada zona y que han servido para el crecimiento y maduración de muchos chicos y chicas... Para poner... ¿qué?... ¿dos educadores en cada barrio que tendrán que partir de cero otra vez?... O de menos uno, porque supongo que caer de «paracaidista» en un barrio donde había algo que se han cargado es aparecer con una mochila de credibilidad cero.

Sí es verdad que el Ayuntamiento no debe mantener en secano los cinco barrios en los que no hay programas comunitarios de Infancia. Y debe evaluar los programas comunitarios de los ocho barrios en los que existen. Y debe pensar en la ciudad en su conjunto. Y llevar a cabo el Plan municipal de Infancia y Adolescencia que el propio Ayuntamiento aprobó en 2018. Y adecuarse al Plan de apoyo a la Familia, Infancia y Adolescencia del Gobierno de Navarra de 2017. Pero no se puede hacer tabla rasa de lo poco que hay si de verdad se tiene como objetivo cuidar a la infancia.

Otra cosa, ¿cómo es posible que se pueda atender bien a toda la ciudad en su conjunto con sólo añadir 70.000 euros a los más de 1.200.000 que están costando las actuaciones actuales?

Indagando por internet he visto que una empresa de La Rioja había registrado la marca Coworkids para su uso en todo el Estado, con lo cual el Ayuntamiento puede verse denunciado por apropiación indebida de dicha marca. Chapuza al inicio. También he visto que han contratado a una técnica para coordinar dicho programa. Por cierto, sin una sólida formación pedagógica. ¿No tiene ya el Ayuntamiento personal responsable de los programas de infancia? ¿No tiene el Plan Municipal de Infancia una persona técnica responsable de su impulso y coordinación? Y lo han hecho por libre designación; ¿no se decía que el programa iba a ser llevado a cabo por personal contratado tras superar las correspondientes pruebas de oposición? Y en relación con esto, si los convenios de los ocho programas comunitarios se extinguen el 31 de diciembre, ¿cómo va a comenzar el programa nuevo en enero de 2021 si no se han hecho las correspondientes pruebas de selección? Recuerdo que las personas que comenzamos en enero de 1984 en el equipo citado al comienzo ya las habíamos pasado a mediados de noviembre de 1983.

En fin, todo esto es bastante chapucero. Da tristeza que los responsables municipales de Pamplona-Iruña no hayan aprendido a estas alturas lo qué es y supone trabajar con y para la infancia, adolescencia y la familia. Con todo lo que se ha desarrollado en los últimos veinte años en muchos lugares de Navarra sin ir más lejos. Si les preocupa la infancia no destruyan lo poco que tienen disponible y cuiden y valoren a sus propios profesionales; lo cual, además, resultará a medio plazo más eficiente y más barato.

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