El principio de realidad en la enseñanza pública

Tras la huelga de marzo, ayer la enseñanza no universitaria y el consorcio Haurreskolak volvió a vivir una jornada de paro y movilizaciones. Entre otras reivindicaciones, los sindicatos exigieron al Gobierno vasco que aumente el gasto público destinado a enseñanza y reduzca la precariedad. La huelga volvió a tener un amplio seguimiento y hay convocada otra jornada de paro para dentro de siete días.

El malestar en el ámbito educativo es evidente tras años de recortes. Un somero repaso a las cifras ofrece una fotografía bastante deprimente: la inversión pública en educación en relación con la riqueza está a la cola de Europa, muy lejos de la media. Estos últimos años han aumentado los ratios de alumno por clase, se han perdido puestos de trabajo y casi cuatro de cada diez trabajadores de la enseñanza pública son temporales. Ante este panorama general, los sindicatos exigen que se revierta esta situación y piden al Gobierno que haga propuestas reales y serias, mientras el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, solicitaba a las centrales que impere el principio de realidad. De este cruce de declaraciones se deduce una comprensión radicalmente diferente de lo real. Para los sindicatos las cuestiones reales son reducir el número de alumnos por clase y los contratos temporales, recuperar poder adquisitivo y aumentar la inversión. Sin embargo, parece que para Lakua esas cuestiones no entran en la categoría de lo real, preocupado, tal vez, por el TAV, la incineradora, el nuevo metro de Donostia, etc., donde lo real se reduce a agujerear el territorio y enterrar dinero, algo que, por cierto, ya sugirió, en broma, Keynes.

El Gobierno de Urkullu ha pasado de aquel abstracto «compromiso con las personas» al más real compromiso con el cemento. Solo falta que la reforma fiscal en ciernes siga lo expuesto por Unai Rementeria en Londres para que el principio de realidad acabe definitivamente con la enseñanza pública en nuestro país.

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