Ramón Sola

Askatasuna finaliza su recorrido con satisfacción por los avances logrados

Askatasuna ha cerrado su debate interno con la decisión de desaparecer, según informó GARA en su edición de ayer. Cierra así un ciclo de una década trabajando por los represaliados y contra la represión.

Manifestación celebrada en 2008 en Bilbo en protesta por el juicio contra el movimiento pro amnistía. (Jon HERNAEZ / ARGAZKI PRESS)
Manifestación celebrada en 2008 en Bilbo en protesta por el juicio contra el movimiento pro amnistía. (Jon HERNAEZ / ARGAZKI PRESS)

El nuevo tiempo abierto en Euskal Herria sigue trayendo cambios estructurales también en la izquierda abertzale. Askatasuna ha dado a conocer, según informó ayer GARA, que da por finalizada su labor, que comenzó en 2001 recogiendo la herencia de las Gestoras pro-Amnistía y Koordinaketa. Desde entonces ha pasado una década en la que subraya una labor sostenida cuya potencialidad se evidencia ahora, en este cambio de ciclo. De hecho, recalca que tanto el final de la represión como la vuelta a casa de los represaliados cuentan con creciente apoyo social y han entrado con fuerza en la agenda política.

Tras ‘Zutik Euskal Herria’, la organización se planteó a sí misma «hace bastante tiempo» si seguía constituyendo una herramienta idónea en este momento tan esperado, en el que se pasa de una fase de confrontación a otra de resolución. «Teníamos claro que era necesario colocarnos en la nueva situación y que había que dar eficacia al trabajo por la superación de la represión y para traer a los presos y presas a casa. Como es natural en una reflexión de esta profundidad, ha habido opiniones diferentes y discusiones encendidas», apuntan desde Askatasuna. Finalmente la decisión ha sido la de desaparecer. Indican incluso que no se adoptó en un momento concreto, sino que fue «tomando cuerpo» durante el debate interno.

El proceso recuerda al que llevó a la autodisolución de Ekin en setiembre de 2011. Matizan que no hay conexión directa entre ambas decisiones, pero sí una filosofía común: «La decisión de Askatasuna la ha tomado Askatasuna y nadie más. En cualquier caso, sí podemos decir que hay una misma lógica, porque en un nuevo ciclo era notoria la necesidad de revisar las estructuras del pasado».

El trabajo de Askatasuna ha estado marcado por evidentes dificultades durante toda esta década, sobre todo por la represión que llevó a su ilegalización en el Estado español y al encarcelamiento de muchos militantes. Sin embargo, en esta hora final desde Askatasuna se desta- can labores como «haber intentado dar respuesta a todas las expresiones represivas» y «el gran trabajo para ofrecer amparo y recursos a los represaliados». Y se subraya que los avances quedan más patentes ahora y abren la puerta a la resolución de esas dos cuestiones que han marcado su trayectoria.

Nacional, pero sobre todo local

Además de haber ejercido como «un testigo muy incómodo», Askatasuna también pasará a la historia como la primera organización de este ámbito que tuvo carácter nacional. Al respecto, recuerdan que «la represión se produce en toda Euskal Herria y los presos y refugiados, además de ser de todos los herrialdes, están en esa situación a consecuencia de la política represiva de los dos gobiernos. Por eso, un proyecto solo para Hegoalde o para Iparralde nacía cojo».

Por encima de este carácter nacional ponen, en cualquier caso, otra cuestión: «La base principal de nuestro trabajo ha estado en las realidades de los pueblos y los barrios».

Todo ese capital humano seguirá impulsando obviamente los objetivos de Askatasuna, que cada vez se ven más cercanos debido a la escasa justificación y apoyo social a la represión. Subrayan como último mensaje, en cualquier caso, que será necesario «un trabajo social importante» para acabar con ella y resolver sus consecuencias, dentro de un proceso de resolución general.