Los nueve fallecidos en los incendios de California han sido hallados en la ciudad de Paradise, en el norte del Estado, donde las llamas del incendio de Camp, el más grave desde que comenzaron los registros en todo el Estado, han consumido más de 6.700 hogares y negocios.
Hay que destacar también los dos incendios declarados en el sur, en los alrededores de Malibú, donde 200.000 residentes y 75.000 hogares han tenido que abandonar sus casas por el incendio de Hill y, sobre todo, por el de Woolsey.
«Se trata del peor escenario posible. Es una situación que llevábamos temiéndonos mucho tiempo», ha lamentado el sheriff del condado de Butte, Kory Honea, en una región donde siete años de sequía y los fuertes vientos han propiciado las condiciones idóneas para la declaración de un incendio de semejante magnitud.