Son 27 documentos expuestos en ocho vitrinas que cubren el periodo temporal que media entre 1129 y 1434. Están escritos en diversas lenguas (latín, occitano, romance navarro y castellano), siempre sobre soporte pergamino y algunos de ellos portan sellos, tanto en cera verde, roja y blanca como en plomo y, como ejemplo de la Real Cancillería castellana, un ‘privilegio rodado’ con sello un miniado de gran tamaño.

La mayoría de estos documentos no se han expuesto nunca. Esta muestra es la parte final de un proceso de trabajo archivístico que comenzó el año pasado realizado sobre casi 300 documentos de la Edad Media.

En estos meses, bajo la dirección técnico del Archivo Municipal de Iruñea, y la colaboración de expertos en diversas áreas (conservación de pergaminos, identificación, descripción, digitalización, difusión, etc..) los documentos se han descrito, han sido objeto de operaciones de conservación e instalación y actualmente se encuentran en un proceso de digitalización.

Para ilustrar la relevancia de la colección, de la que se muestra una selección, entre lo expuesto se encuentra un pergamino de 1287 sobre la unión de la Población de San Nicolás y el Burgo de San Cernin, tras la destrucción de la Navarrería. Por primera vez en Nafarroa, un documento establece la necesidad de un archivo (‘un arca’) donde se custodien los documentos esenciales de la ciudad (‘pergaminos y sellos’ de validación de estos) y un sistema de acceso (el arca deberá tener ‘cuatro cerrajas’, dos de cuyas llaves estarían en poder de los jurados de San Nicolás y dos serían responsabilidad de los jurados del Burgo de San Cernin). Así, la muestra recoge cómo el origen del actual Archivo y de sus funciones entroncan con el mismo inicio de la primera unión origen de la Iruñea medieval.

La exposición estará abierta en el Palacio del Condestable (Sala Gótica) en horario de lunes a domingo, de 9 a 14 horas y de 17 a 22 horas.

Conflictos y concordias, reyes y fueros
En el Archivo Municipal de Iruñea conserva el arca. No el de las de las cuatro cerrajas de 1287, sino del arca de las tres llaves prevista por Carlos III el Noble en 1432 y que se realizó para custodiar los documentos de la ciudad que salió del Privilegio de la Unión, siglo y medio más tarde. Gracias a los documentos que se fueron depositando, ahora se puede reconstruir una sucesión de desacuerdos y ‘concordias’ desde el temprano siglo XII. Y es que Iruñea, por entonces, albergaba varios municipios con diversas jurisdicciones.

El devenir de los burgos corrió paralelo a sus apoyos por las distintas casas reales y por la extensión del Fuero de Jaca como sistema regulador de derechos y obligaciones. Así, hay rastro documental de los pobladores francos de San Cernin y su relación con Alfonso I el Batallador con preminencia sobre los vecinos de la Navarrería, una situación que se revirtió con Sancho VI el Sabio, que reestableció el equilibrio jurídico.

También se documenta la apuesta, de nuevo, por San Cernin de Sancho VII, hijo de Sancho VI, con el trasfondo de la Guerra de la Navarrería o, posteriormente, la especial protección de la Casa de Champaña al Burgo de San Nicolás. De todo ello hay constancia documental y sobre esos acontecimientos, entre otros, versan los pergaminos de la muestra.

Pero, además, en todo ello intervinieron actores de fuera de las fronteras de la ciudad, como el Papa Alejandro IV que nombró jueces apostólicos que mediaran en los conflictos de fueros o las sucesivas intervenciones de los reyes castellanos, desde Alfonso X el Sabio hasta Juan II, para eliminar diezmos y así fomentar el comercio de Nafarroa hacia Flandes, desde el puerto de Donostia.