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La cultura empieza en la calle

Un día después de que el Gobierno de Lakua reculara ante la ley de espectáculos y actividades recreativas que limitaba a doce el número de actos culturales en establecimientos hosteleros, hoy Arteak Ireki protagoniza una jornada de movilización. «La cultura empieza en la calle», reivindican.

Músicos, bertsolaris y artistas de diferentes disciplinas han participado hoy en la movilización convocada por Arteak Ireki. (Jon URBE / FOKU)
Músicos, bertsolaris y artistas de diferentes disciplinas han participado hoy en la movilización convocada por Arteak Ireki. (Jon URBE / FOKU)

En varios municipios y ciudades de Euskal Herria, numerosos establecimientos hosteleros secundan la jornada de movilización cultural convocada por la plataforma Arteak Ireki, creada en contra del decreto que impulsaba la limitación del número de actividades culturales a programar en los locales de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia.

En la jornada de ayer, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, anunciaba que el Gobierno de Lakua reculaba ante este decreto y que lo modificaría. En concreto, la ley de espectáculos y actividades limitaba a doce al año el número de actos culturales a celebrar en los establecimientos vascos. Unos días antes, el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran (PNV), ya anunciaba que la capital alavesa no aplicaría la norma.

Para hoy, Arteak Ireki había convocado una jornada cultural reivindicativa en diferentes puntos de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia. Y a tenor de la cita han difundido dos manifiestos firmados por Lutxo Egia e Irati Jiménez, donde defienden la libertad de la expresión artística en cualquiera de sus vertienes sin limitación alguna.

«Queremos seguir haciendo lo que nos gusta: caminar en la cuerda de la cultura como funambulistas, divertirnos, emocionar, aprender y, de paso, enriquecernos», ha señalado Egia.

Irati Jiménez expande su alocución a otros ámbitos de la cultura. Asegura: «A nadie le parecería bien que cerraran bibliotecas. ¿Dónde iríamos a consultar todo el conocimiento del mundo? Tampoco nos parecería bien que limitarn la entrada a los museos. ¿Con qué fin?». Y ha continuado: «¿Y si fuera la lectura de libros lo que quisiera limitarse? Pongamos que pudiéramos leer 12 libros al año, pero no más».

«Si cerraran bibliotecas, editoriales, conservatorios, museos o salas de teatro protestaríamos por la pérdida del patrimonio, por la desidia administrativa, porque no se apuesta por la cultura. UY por eso protestamos aquí y ahora», ha sentenciado.

«La cultura empieza en la calle», ha indicado la escritora, «donde ha empezado siempre, en la alegría, en ese lugar en el que la fiesta se transforma en una corriente eléctrica y alguien decide que ya es hora de enchufar una guitarra».