Nadja BOURAKAN

Mordaza a la prensa

Dos jóvenes con la máscara de Anonymous, ante la Policía en las protestas de Orán. (Karim TOULIEB)
Dos jóvenes con la máscara de Anonymous, ante la Policía en las protestas de Orán. (Karim TOULIEB)

Las siempre restrictivas políticas a los periodistas que trabajan en Argelia se han agudizado tras el inicio de las protestas el pasado mes de febrero. Periodistas locales denunciaron a este medio recibir «más presiones de las habituales» desde el inicio de las protestas hace dos meses, e incluso la detención de un número no confirmado de ellos. No resulta extraño en un país que ocupa el puesto 136 en la última Lista de Libertad Prensa de Reporteros Sin Fronteras.

Por otra parte, el número de informadores extranjeros en espera de acreditación para trabajar en el país sigue creciendo, y también la de los expulsados. Entre estos últimos está Tarek Amara, corresponsal de la agencia Reuters expulsado el pasado 30 de marzo, y era Aymerich Vicenot, director de la agencia AFP, quien se subía a un avión rumbo a París el miércoles pasado.

Una reportera independiente española que prefería no identificarse aseguró a GARA haber recibido un visado de prensa para siete días que se vio posteriormente truncado ante nuevos requisitos de las autoridades del país, los cuales incluían documentos que acreditaran la ausencia de antecedentes penales, o de ciertas enfermedades. La periodista sigue aún en espera.

Javier Martín directo de la agencia EFE en el norte de África y delegado en Argelia apunta a un acoso «tan sibilino como efectivo» contra la prensa extranjera. «Los obstáculos burocráticos son tan grandes que acaban por cortarte el paso», explicaba Martín desde Túnez vía telefónica.

Así, se cuentan con cuentagotas los informadores extranjeros acreditados en el país a día de hoy.