«La mayor presencia de Estados Unidos en nuestra región es extremadamente peligrosa y amenaza la paz y seguridad internacionales. Debería abordarse», ha señalado el canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, en una entrevista concedida a la agencia de noticias IRNA antes de poner rumbo a Teherán tras una visita de dos días a Pakistán.

El jefe de la diplomacia iraní ha acusado al mandatario estadounidense de lanzar acusaciones infundadas contra la República Islámica para justificar el despliegue militar en un momento en el que la tensión se ha vuelto a disparar en Oriente Próximo.

Por su parte, el primer ministro de Pakistán, Imran Jan, ha expresado su preocupación por «la creciente tensión en el Golfo». «La guerra no es la solución a ningún problema», ha señalado en un comunicado, tras verse con Zarif, pidiendo «máxima contención a las partes», sin mencionar expresamente ni a EEUU ni a Irán, con los que Islamabad ha tenido roces en los últimos tiempos por las acusaciones de Washington de que el país asiática da refugio a los grupos armados que operan en Afganistán y por los reproches mutuos con Teherán sobre el uso de la frontera común con milicias locales.

Escalada de tensión

Trump confirmó ayer que enviará otros 1.500 militares a Oriente Próximo con un mandato «principalmente protector». Su secretario de Defensa, Patrick Shanahan, avanzó el jueves el despliegue explicando que el objetivo es «mejorar la protección» de las propias fuerzas norteamericanas frente a la «amenaza iraní».

Las tensiones bilaterales se han renovado coincidiendo con el primer aniversario de la ruptura del pacto nuclear por parte de EEUU, que ha reactivado las sanciones contra Irán, al que Teherán ha respondido indicando que dejará de cumplir parte de los compromisos asumidos.