NAIZ
DONOSTIA

Los humildes Sparrows conquistan la Bella Easo entre balsas, flotadores, neveras y ratones

Con 203 balsas sobre el agua y 1.500 piratas aguardando su desembarco frente al Aquarium era un claro signo de lo agobiante que puede ser el inicio del abordaje siempre y cuando no tengas el cuerpo golfo. Pero nosotros lo teníamos. Y con los Sparrows todo ha sido más fácil.

Decenas de embarcaciones saliendo del Puerto, rumbo a la Concha. (DONOSTIAKO PIRATAK)
Decenas de embarcaciones saliendo del Puerto, rumbo a la Concha. (DONOSTIAKO PIRATAK)

«Justo cuando empieza el abordaje está previsto que haga bueno», contaba Iñigo a NAIZ, uno de los componentes de la organización. Esa era la actitud. El viento soplaba, soplaba desde el noroeste y, por tanto, la corriente iba en dirección al muelle. Otro obstáculo más para los piratas de Donostia. Pero ya son 17 años abordando Donostia y, aunque todavía no han conseguido el principal objetivo –cambiar el estilo de vida de los Corsarios, por decirlo de alguna manera–, cada vez están más fuertes, y cada vez arriban más piratas a la playa de La Concha.

Y este año ha conquistado Donostia una pirata más, una pirata camuflada entre piratas con buena trayectoria. Con camisetas en contra de Baxoa se encontraban seis piratas de Hendaia, Donostia, Oiartzun y Hondarribia. Mostraron su solidaridad para integrar a una que andaba deambulando por allí, con ganas de sumergirse en el agua, porque no quería quedarse en tierra al igual que otros tantos turistas. Ella quería simular que era también una pirata.

Pero 203 balsas sobre el agua y 1.500 supuestas piratas aguardando su espera en la rampla de enfrente del Aquarium hacían presagiar que el verdadero reto del abordaje sería encontrar primero su propia balsa o, en su defecto, la más adecuada. Mucho adolescente piripi y poca serenidad. Pero, ¿y lo divertido qué es?

Los piratas amigos en seguida se han desperdigado pero una vez en el agua no había tiempo para lamentos. Una balsa por aquí, un flotador por allá, pistolas de agua por si no estuvieramos suficientemente mojados y mojadas; y sorpresa, una nevera repleta de cervezas –Keler, cómo no; como buen donostiarra–. «Kontuz», «barkatu», «fuera hemendik»... ¿Y dónde estaba la solidaridad? La cuadrilla ‘Yonkis’, con una balsa de hermoso tamaño y puntiaguda –para alejar los supuestos villanos–, no se solidarizó con nadie.

Después de casi veinte minutos deambulando se escucha el chupín. ¿No había empezado? ¿Y qué era aquello, pues? Pues nada, a remar. Piratas solidarios de Egia y Astigarraga, que habían abordado Donostia desde 2014, son ahora aliados. Los Sparrows. Con una humilde balsa –está claro que no intentaban ganar el premio de la más bonita– salimos del puerto, dirección a La Concha.

Una hora de travesía

Una hora remando, esquivando invasores, otros piratas que supuestamente son amigos pero en el abordaje saltaba la duda. Xabi, uno de Usurbil, ha sido el último en acoplarse a la balsa de los piratas Nahia, Maialen, Saioa, Iñigo y Katrin. A la balsa que ha esquivado ratones y ha surfeado en las olas. A la balsa en la que si caía una, caían todas tarde o temprano.

Nunca alzar las dos manos arriba tuvo más sentido que al pisar la arena. Hemos abordado Donostia, frente a las miradas de miles de sorprendidos. Estos sorprendidos pueden ser perfectamente el blanco del movimiento de estos supuestos malechores que buscan un sistema mejor, una ciudad mejor, una ciudad hecha a la medida de los ciudadanos y ciudadanas. «Piraten bizitza hoberena da», dice la canción. Y la pirata camuflada, que escribe esta crónica, añadiría eso de «Donostiako Piraten Aste Nagusia hoberena da!».