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Rangún

Los rohingyas aún esperan una solución dos años después de su éxodo a Bangladesh

Dos años después de que más de 740.000 rohingyas tuvieran que huir de Birmania a Bangladesh ante la violenta represión por parte del Ejército birmano, los refugiados siguen necesitando no solo asistencia para sobrevivir sino una solución a largo plazo.

Refugiados rohingya caminan sobre la playa de Saplapur tras huir a Bangladesh por mar en noviembre de 2017. (Dibyangshu SARKAR/AFP)
Refugiados rohingya caminan sobre la playa de Saplapur tras huir a Bangladesh por mar en noviembre de 2017. (Dibyangshu SARKAR/AFP)

«Los refugiados requieren mucho más que apoyo básico para la supervivencia, necesitan sus derechos, seguridad y dignidad», subrayan Oxfam, World Vision y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) entre otras organizaciones no gubernamentales (un total de 61), en su comunicado conjunto.

Aunque muchos de ellos anhelan regresar a Birmania, donde las autoridades no reconocen como ciudadanos a esta minoría musulmana, «temen más violencia y persecución», subrayan las organizaciones humanitarias, subrayando que las recientes informaciones de un plan de repatriación han generado «ansiedad» entre los refugiados.

Los firmantes, entre los que también están Save the Children y numerosas ONG locales, insisten en que «las condiciones actuales no garantizan su seguridad y derechos» de cara a la repatriación ni tampoco disponen de información adecuada para tomar una decisión sobre su retorno voluntario. Además, advierten de que las condiciones actuales en Birmania tampoco son «propicias» para el retorno.

Restricciones de movimiento en Rajine

Denuncian que en el estado birmano de Rajine los rohingyas siguen enfrentándose a «graves restricciones de movimiento, así como acceso limitado a educación, sanidad y oportunidades de vida» debido a las «políticas discriminatorias» del Estado.

Recuerdan que hay unos 128.000 rohingyas desplazados en campos de confinamiento en el centro de Rajine desde 2012.

Aunque desde abril de 2017, el Gobierno birmano ha emprendido «pasos iniciales» para el cierre de estos centros «no ha habido un progreso significativo en la libertad de movimiento o los Derechos Humanos» de los rohingya, a los que no se permite regresar a sus comunidades.

Las ONG firmantes apelan al Gobierno birmano, encabezado por Aung San Suu Kyi, a que aborde «las cuestiones fundamentales de igualdad de derechos y garantice que todas las comunidades en Rajine pueden vivir de forma segura, acceder a servicios básicos y buscar oportunidades de subsistencia».

En cuanto a la situación en los campos de refugiados de Cox's Bazar, reconocen que pese a los esfuerzos del Gobierno bengalí con el apoyo de la ONU y las organizaciones humanitarias, «las condiciones de vida siguen siendo extremas», especialmente en lo que se refiere a la seguridad.

«La violencia por motivos de género y la restringida libertad de movimientos aumentan los riesgos a que se enfrentan mujeres y niñas», denuncian, mientras que las personas con discapacidad o enfermedades graves se topan con «barreras a la hora de acceder a servicios básicos».

«Es posible que la crisis empeore»

«Con la financiación en declive y las continuadas restricciones de acceso a los refugiados a educación y medios de vida, lo más probable es que la crisis empeore», alertan las ONG, que subrayan que las comunidades de acogida son las que están soportando «el impacto socioeconómico y medioambiental» de la presencia de los refugiados, lo que está generando «crecientes tensiones por los limitados recursos y servicios».

«La comunidad internacional debe responder y apoyar a Bangladesh para ofrecer una respuesta bien financiada que mejore las condiciones de vida y permita a los refugiados y comunidades de acogida vivir de forma digna», reclaman las 61 organizaciones.

Exigen «la participación significativa de los rohingya en los procesos de toma de decisión sobre su futuro», en particular ahora que Birmania y Bangladesh negocian la repatriación de unos 3.000 refugiados, a los que ACNUR va a consultar si están de acuerdo.

«La comunidad internacional debería asumir su parte de responsabilidad y aumentar su apoyo económico, pero también incrementar sus esfuerzos políticos y diplomáticos para garantizar soluciones duraderas para los rohingya», remarca el director del NRC en Bangladesh, Shaun Scales.

«Dos años después de esta crisis, los niños rohingya aún luchan contra los dolorosos recuerdos y se enfrentan un futuro incierto», lamenta la directora de respuesta de World Vision en Bangladesh, Rachel Wolff.

«Es nuestro deber proteger a estos jóvenes refugiados de cualquier daño físico adicional, pero también debemos defender sus derechos, tanto en Bangladesh como en Birmania», añade. Hasta que puedan volver de forma segura, digna y voluntaria a sus hogares, «necesitan y merecen más que lo básico para sobrevivir; necesitan una educación formal que les brinde esperanza por un mañana mejor», reclama.