Arnaitz Gorriti

Estados Unidos firma su peor resultado en la historia de los Mundiales de baloncesto

«No concibo que haya nadie más sino los 12 que están», opinaba Gregg Popovich tras caer ante Francia. Ahora, tras caer por 94-89 ante Serbia, deberá luchar por la séptima plaza.

Bogdan Bogdanovic se ha encargado de ahondar la depresión estadounidense. (Jayne RUSSELL / AFP PHOTO)
Bogdan Bogdanovic se ha encargado de ahondar la depresión estadounidense. (Jayne RUSSELL / AFP PHOTO)

Las convocatorias del Team USA siempre traen cola, así por las ausencias como por los jugadores presentes. En muchas ocasiones, Jerry Colangello tiene que hacer encaje de bolillos para conseguir atraer a las estrellas de la NBA, y eso a veces supone ceder en los Mundiales para que estas estrellas del firmamento NBA no falten en los Juegos Olímpicos: «quid pro quo», que diría el latinajo.

Pero ese juego del falta este o falta aquel se vuelve un arma de doble filo. Si sucede como en los Mundiales de 2010 y 2014, en el que estrellas emergentes –en aquellos días– como Durant, Westbrook o Rose se juntan con veteranos como Billups y Odom –en el caso de 2010–; y luego se experimenta con Curry, Thompson, Harden, Cousins, Irving... –en 2014– y en ambos casos el resultado es de un oro incontestable, entonces el mundo FIBA agacha las orejas y los resultadistas que aún creen que seguimos en la década de los 80 se arrancan con frases como «es que los peores de la NBA pueden ganar con facilidad a las estrellas FIBA», ignorando que buena parte del «Basket FIBA» está copada por no estadounidenses que hacen carrera –y en algunos casos, muy exitosa– en la NBA.

Si llega el caso de los Mundiales de 2002 –en el que Estados Unidos acabó sexta, perdiendo ante Argentina, Yugoslavia y España–, 2006 –bronce tras ceder ante Grecia– y este de 2019 –en el que ocupará su peor posición desde 2002 porque acaba de sumar a su derrota ante Francia, otro bofetón ante Serbia, contra el que ha caído por 94-89– entonces llegan las excusas que suenan a razones convincentes. «Es que faltan LeBron, Stephen Curry, Anthony Davies, Harden... Kuzma se borró por molestias a última hora y Jayson Tatum se ha lesionado durante el torneo...»

La superioridad francesa en el cruce de cuartos no fue solo en el marcador final. Gobert sembró el pánico en la pintura y sacó a relucir las carencias del juego interior estadounidense, en el que solo Miles Turner ha dado la talla, mientras que Brook Lopez y Plumlee han ejercido de espectadores de lujo del desempeño de sus jugadores.

Se puso de manifiesto en diversos foros de la falta de reacción de la dupla Popovich-Kerr desde el banquillo, quizá porque mirar a los reservas no hubiese traído mayor inspiración, por no hablar de no «embridar» a Kemba Walker en la parte final del cruce de cuartos, cuando se jugó demasiados tiros sin opción al rebote, quitando el balón de las manos a Donovan Mitchell.

Por eso, fue Donovan Mitchell que debió acometer la pregunta sobre las ausencias de sus compañeros de la NBA del Mundial. Mitchell trató de no pisar ningún charco, y por si acaso Gregg Popovich acudió al rescate, poniendo en valor el compromiso de quienes sí acudieron.

«Creo que es bastante irrespetuoso traer ahora a debate algo así. Que tengamos este jugador o este otro. Es irrespetuoso para Francia o cualquier otro equipo del torneo. Francia nos ganó, no importa quién está en el equipo», quiso recalcar el actual seleccionador estadounidense.

«Estoy orgulloso de estos 12 jugadores que sacrificaron su verano para estar aquí y que no jugaron antes juntos. Jugar en la cancha y competir: hay que reconocer su mérito, como también Francia merece el suyo por ganar. No es sobre otros jugadores en Estados Unidos, estos son los jugadores que están e hicieron un gran trabajo y estoy muy orgulloso de ello», concluyó Popovich.

Doloroso primer cuarto

Pero en el plazo de 24 horas, la selección de Estados Unidos se ha llevado un nuevo bofetón. No tanto por perder por 94-89 frente a una Serbia en la que Bogdanovic ha vuelto a brillar con 28 puntos y 6 asistencias más los 15 de un sorprendente Lucic y las buenas prestaciones de Vasilije Micic –que ha perdido a su madre durante el torneo y de ahí en buena medida su bajo rendimiento hasta la fecha– o los detalles de Jokic y Bjelica.

El doloroso bofetón ha sido el primer cuarto, resuelto a favor de la selección «plavi» por ¡32-7!, en una imagen de desidia que ha encendido las alarmas. Por fortuna, los Estados Unidos han reaccionado endosando un parcial de 12-33 a los serbios que ha vuelto un partido tan intrascendente en algo interesante. Los estadounidenses no han conseguido completar la remontada a pesar de superar a los «plavi» en el rebote –33 a 41 para los de Popovich–, y los buenos números que han sumado Harrison Barnes –22 tantos– Kemba Walker –18 y 8 asistencias– o Khris Middleton –16 y 6 rebotes.

En un partido en el que los entrenadores han movido su banquillo de forma distinta, con más incidencia en jugadores como Marjanovic o Brook Lopez, Serbia se ha mantenido en cabeza, sobre todo a partir de un parcial de 7-0 al arranque del último cuarto, clave para el 94-89 final, siendo este el peor resultado de los Estados Unidos desde que se empezaron a disputar los Mundiales de baloncesto en 1950.

La sonrisa de los checos

En el otro partido de la jornada la República Checa se ha impuesto a su vecina Polonia por 84-94, en un día particularmente inspirado en el triple, 13 de 24 para los de Ronen Ginzburg, en el que Satoransky ha vuelto a brillar con 22 puntos y 12 asistencias, y en el que ha estado muy bien acompañado por Hruban, autor de 24 puntos y 12 rebotes, y un recuperado Bohacik con 21 tantos.

Por ende, serán los polacos los que deban disputarle a los Estados Unidos el séptimo puesto. Polonia ha ternido que ir a remolque todo el partido y aunque ha logrado remontar en el tercer período, llegándose al último con un abierto 63-64 en el luminoso, se le ha hecho largo el partido. Waczynski, con 22 puntos, ha vuelto a tirar del carro, pero aparte de AJ Slaghter, que ha firmado 12 tantos y 10 asistencias, ha quedado un tanto desasistido.