Miren Sáenz
Entrevue
Txepe Lara
Productor

«El Premio Zinemira es una alegría aunque prefiero producir proyectos»

José María Lara, alias Txepe, recibe el martes en el Victoria Eugenia el Premio Zinemira como reconocimiento a su trayectoria. Lara, también director de fotografía, es el tercer productor que obtiene esta distinción por parte de un gremio que conoce a fondo.

Txepe Lara será premiado por su trayectoria. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
Txepe Lara será premiado por su trayectoria. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Navarro de Iruñea, nacido en Madrid en 1948, es hijo de fotógrafo y a esa circunstancia atribuye su facilidad para los encuadres. En su juventud trabajó en Alemania en un laboratorio de fotografía, mientras estudiaba esta disciplina en la Escuela Estatal de Colonia. Allí frecuentó los ambientes latinos: «en Centroamérica a los Josés les llaman Txepes», dice y así se quedó para siempre. Más reconocido en su faceta de productor, el galardón le llega dos años después de que lo recibiera su esposa, la montadora Julia Juániz, quien celebró la noticia con un «ya era hora».

Está rodeado de Premios Zinemira empezando por Julia Juániz (2017) o los también recientes del  director y actor Ramon Barea (2016), al que produjo cortos y largos, o el intérprete Ramon Agirre (2018).
Después de treinta y tantos años en el mundo del cine, y siempre que podía entre vascos y vascas, tengo mucha gente conocida. Me extraña que no le hayan dado este premio a Ángel Amigo porque es el precursor. En 1980 produjo ‘La fuga de Segovia’ y posteriormente convenció al Gobierno Vasco para que abriera una vía de subvenciones a las que se fueron acercando diferentes productoras que terminaron creando el entramado de técnicos y actores. Produjo muchas películas, pero unos caen mejor que otros.

¿Qué le supone la distinción?
Es una alegría que los compañeros se acuerden de ti porque has trabajado mucho. Se agradece, aunque preferiría tener la posibilidad de producir proyectos. Últimamente no lo tengo fácil.

¿Por qué no lo tiene fácil?
Eso habrá que preguntárselo a Euskal Telebista y al Gobierno Vasco. Yo sigo ahí. Después de producir un documental que se llama ‘Aztarnak’ con Maru Solores, y que todavía está pendiente de algunas cosas, terminar otro como ‘Kamarada’, dirigido por Julia Juániz, basándonos en la vida de Celestino Uriarte, acabo de comenzar el crowdfunding para conseguir dinero para un corto de 5 o 6 minutos de Samuel del Amor que se llama ‘¡Feliz desahucio!’ mediante el que se pretende llamar la atención sobre los cerca de 90.000 niños que son obligados a salir de su casa en España. Los desahucios son muy duros.

¿Más proyectos en cartera?
Estoy preparando un documental sobre el policía ‘Billy el Niño’. También un largometraje basado en el corto ‘Impulso’, con Ilune Díaz, que va sobre un hombre que no puede tener relaciones sexuales con gente de su edad. Luego tengo ‘En el corazón del Darién’, sobre el secuestro de los Colastra –padre e hijo– por las FARC en la frontera colombiana-panameña que lo va a dirigir Sergio Cabrera, seguramente con Karra Elejalde como protagonista. Y ‘Mi otra vida’ de Daniel García, con Juan Diego Botto y Juana Acosta, un thriller sicológico del que no puedo decir más.

¿Y eso le parece poco trabajo?
Yo no digo que tengo poco trabajo porque no me aburro. Otra cosa es que los proyectos salgan o pueda hacerlos con dinero.

¿Le interesa el cine social?
Siempre. No he intentado nunca buscar el carácter comercial de los proyectos y los he hecho con el dinero que tenía. Puedes tener el mejor director, las mejores actrices y la película quedar muy bien pero luego el público decide que no va a verla.

Se supone que un buen productor es un buen gestor. ¿No hay que gastar más de la cuenta?
Si tienes 50, gasta 50 o mejor 48 porque luego la película hay que mantenerla y si tienes una oficina también. Mis sueldos han sido más bien bajos. Sí, hay que ser un buen gestor y hoy en día saber mucho de leyes.


Comenzó en la fotografía, ha sido auxiliar de cámara y director de fotografía.
En el verano del 85, trabajé en el departamento de cámara y cada año rodaba dos o tres cortos como ‘Ehun metro’, ‘Hamaseigarrenean aidanez’ o ‘Zergatik panpox’ y al cabo de un tiempo empecé a producir. Ya era mayor –tenía 37 años– para empezar a meterme en los equipos de fotografía que en el mundo del cine se basan en la confianza. Es complicado. Creo que he hecho correctamente las labores de fotografía, he tenido algún premio, pero en cierta medida es un fracaso porque no me han llamado tanto y he tenido que comer como productor.

Eran tiempos en los que el cine no tenía tanta competencia audiovisual como actualmente.  
No es que tenga más competencia es que tiene mayor difusión. Se vende en muchas más partes. Hay más estudiantes y escuelas.

Ahora existen películas en euskara que triunfan en los cines e incluso en los premios.
La primera película que produje solo ‘Urte ilunak’ (1993) era bilingüe. Luego dije que ‘Aupa Etxebeste’ la hacíamos en euskara en mi domicilio de Madrid e invité a Irusoin a coproducirla conmigo. No se hizo en Madrid, sino en Bergara y Pasaia. El hecho de tener a Irusoin, cercana al PNV,  consiguió que ETB se involucrara más en el proyecto y que se pudieran hacer películas comerciales en euskara.

En los 80 colaboró en la creación de la Asociación de Técnicos Cinematográficos Vascos, ¿pusieron las bases para la industria vasca?
Defendimos nuestras lentejas. Entonces apenas existían productoras. Argilun, que es la empresa importante de alquiler de material eléctrico, la formamos entre cinco técnicos –dos eléctricos, un director de fotografía, una secretaria de producción y un productor–. Pusimos dinero y creo que es un ejemplo de cómo se ha ido creando la industria audiovisual vasca. Luego surgieron las subvenciones del Gobierno Vasco y la obligación de las televisiones de invertir un porcentaje de sus ingresos en el terreno audiovisual. Así la gente se pudo quedar aquí y trabajar en una industria que más o menos le da de comer.

En su filmografía también hay producciones con repartos internacionales.
He hecho coproducciones, un par con América Latina, tres con Bélgica, una con Alemania... Todo es trabajo.

¿Qué cine le gusta?
Me gusta el cine que me hace estar hora y media pendiente de la pantalla. Veo mucho cine pero voy poco a las salas.