NAIZ

Rusia comienza a aplicar el acuerdo con Turquía contra las milicias kurdas

Las fuerzas rusas avanzan hacia el noreste de Siria para asegurarse la retirada de las milicias kurdas de toda la frontera siria con Turquía. Es el fin de Rojava, como denuncian indignados miles de kurdos en Qamislli.

 Una miliciana kurda en un puesto de vigilancia en Qamishli. (Delil SOULEIMAN- AFP)
Una miliciana kurda en un puesto de vigilancia en Qamishli. (Delil SOULEIMAN- AFP)

Fuerzas rusas han cruzado hoy el río Eúfrates en direction a la frontera del norte de Siria con Turquía en el marco del acuerdo alcanzado la víspera por los presidentes ruso, Vladimir Putin, y turco, Recep Tayip Erdogan, para expulsar a las milicias kurdas de las YPG de Rojava.

El despliegue de la policía militar rusa ha sida anunciado por el Ministerio de Defensa en un comunicado a la agencia Tass recogido pro la cadena Rossia 24.

El acuerdo permite a Ankara mantener el «status quo» en la franja de 120 kilómetros del notre de Siria que ya ocupa entre Tal Abyad y Serekaniye.

Sobre el resto del territorio, tanto al oeste como al este desde el Eúfrates hasta la frontera con Irak, Moscú se compromete a supervisar, junto con los guardafronteras del régimen sirio la retirada en 150 horas de las milicias kurdas hasta una profundidad de 30 kilómetros, tal y como exigía Ankara. El acuerdo incluye la retirada kurda de Manbij, en manos ya de rusos y sirios.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. ha advertido de que si los kurdos no se repliegan en el plazo acordado de seis días a contar desde hoy, «entonces tendrán que retirarse tanto los guardias de fronteras sirios como la policía militar rusa. Y, de hecho, las restantes unidades kurdas caerán bajo la apisonadora del Ejército turco».

Si las milicias kurdas completan su retirada, rusos y turcos patrullarán de forma conjunta en una zona de 10 kilómetros de profundidad a lo largo de la frontera sirio-turca.

En el texto firmado en la cumbre de Sochi (Abjasia), Putin y Erdogan coinciden en mostrar su voluntad de «luchar contra el terrorismo en todas sus formas» y en «rechazar las aspiraciones separatistas en el territorio kurdo». Todo un guiño a Ankara, al equiparar a la lucha de los kurdos por su libertad con el Estado Islámico, cuya amenaza de resurgimiento se menciona explícitamente en el acuerdo.

Por contra, el pacto se limita a anunciar  genéricamente que promoverá esfuerzos «para facilitar el retorno voluntario y seguro de refugiados». Erdogan insiste en que instalará en un primer momento en su «zona de seguridad» a un millón de los 3,6 millones de refugiados sirios en Turquía y que, más adelante, tiene la intención de hacer lo propio llevando a otro millón. Toda una operación de ingeniería demográfica y de arabización forzosa de Kurdistán Occidental (Rojava), como la que llevó a cabo el régimen de Al-Assad (padre).