Dabid Lazkanoiturburu

Los demócratas penan sin líder y Trump echa balones fuera

Con las primarias demócratas congeladas y una ausencia de liderazgo claro profundizada con la retirada de la carrera del socialista Bernie Sanders, el presidente de EEUU, Donald Trump, sigue apuntando a enemigos de afuera para afrontar unos días trágicos y no perder su tirón en los sondeos cuando anunció un plan de rescate keynesiano.

Combo con las imágenes de Trump y Biden. (Saul LOEB - Ronda CHURCHILL/AFP)
Combo con las imágenes de Trump y Biden. (Saul LOEB - Ronda CHURCHILL/AFP)

El alcance de la crisis del coronavirus en el mundo y más concretamente en EEUU, de proporciones bíblicas –en el sentido más trágico del término–, tiene y tendrá unas consecuencias políticas innegables. Algunas se atisban, otras son ya evidentes y las más importantes llegarán con el tiempo. Un tiempo de pandemia que se prevé largo y unos efectos totalmente desconocidos y sobre los que no es fácil hacer predicciones.

Echando la vista atrás, comenzamos cuando el reloj se detuvo el pasado 17 de marzo en el proceso de primarias demócratas de las que debe salir el rival que tratará de sustituir a Donald Trump en la Casa Blanca.

Tras un arranque desastroso y un repunte gracias al voto negro pro-Obama, el que fuera su vicepresidente, Joe Biden, iba viento en popa y aventajaba en 300 votos delegados al senador socialista, Bernie Sanders, quien debatía con su equipo el futuro de su campaña.

Desde esa fecha, 15 estados y Puerto Rico han aplazado hasta junio las primarias, lo que, con permiso del virus, apunta a un mes con un Supermartes. Alaska y Wyoming votan estos días pero por correo.

A la espera y en casa

Presionado cada vez más por el establishment demócrata, Sanders ha anunciado hoy mismo su retirada de la carrera, paradójicamente justo cuando sus propuestas públicas (sanidad...) podrían haberse visto reforzadas con esta crisis.

Recluido en casa, Biden ha perdido la iniciativa y trata de asomar cabeza criticando la desastrosa gestión de la pandemia por parte de Trump.

El inquilino de la Casa Blanca, quien comenzó minimizando el alcance de la crisis para luego presentarse como comandante en jefe en una guerra a un virus, trata de defenderse en una semana que en EEUU se prevé apocalíptica desviando la mirada hacia China.

Insistiendo en presentar el Covid-19 como un «virus chino» , y aireando la teoría ­–no exclusivamente suya– de que Pekín habría ocultado el alcance real de la epidemia, Trump trata ahora de justificar la desproporción oficial de casos y muertos en detrimento de EEUU acusando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de pro-China y amenazando con cortarle fondos. Solo le falta acusarle abiertamente de «maoísta».

Encuestas

Habrá que ver cómo capea el magnate esta y las próximas semanas. Pero convendría no pasar por alto que las encuestas de hace siete días certificaban un aumento de la popularidad del presidente quien, por primera vez, superaba en expectativas de voto a Biden (este le sacaba siete puntos hace un mes).

Los sondeos coincidieron con el anuncio del plan keynesiano –sí, como lo leen– de más de 2 billones de dólares de la Administración Trump, que incluye un cheque de hasta 3.000 dólares a familias con ingresos inferiores a 75.000 anuales.

Tampoco hay que desdeñar el hecho de que el electorado estadounidense –y tampoco es el único– suele reaccionar apuntalando gobiernos y apostando por liderazgos autoritarios en periodos de conmoción. El aplastante triunfo de George W. Bush tras el 11-S es un ejemplo. Y hay más.

Con todo, es esa ausencia de liderazgo claro entre los demócratas la que podría salvar a Trump. Una carencia que ha magnificado el papel de gobernador (demócrata) de Nueva York, Andrew Cuomo, en esta crisis, que asola especialmente a la ciudad emblema de EEUU.

¿Cuomo candidato demócrata? Mucho decir. Y más cuando las dudas acechan a si habrá presidenciales el 3 de noviembre.