Ramón SOLA

Otra pirueta para 100 días de alarma; dos pactos contradictorios y la solución, el viernes

El Congreso aprueba este miércoles, y esta vez sin ningún suspense sino con una mayoría holgada, la sexta prórroga del estado de alarma; la última si el Gobierno y el virus no dicen lo contrario. Habrán sido 100 días de excepcionalidad social y de piruetas políticas. La última, este mismo martes.

Gabriel Rufián y Aitor Esteban, portavoces de ERC y PNV, charlan en el Congreso de Diputados. (J. DANAE/FOKU)
Gabriel Rufián y Aitor Esteban, portavoces de ERC y PNV, charlan en el Congreso de Diputados. (J. DANAE/FOKU)

La última prórroga de la alarma llega de nuevo con salsa política. Emulando lo que ya había hecho dos semanas antes con EH Bildu, el Ejecutivo ha decidido incorporar a los acuerdos esta vez a Ciudadanos pese a no resultarle imprescindible, dejando al PNV y ERC con la mosca detrás de la oreja.

En esa fórmula que la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha definido tras el Consejo de Ministros como «nueva política» basada en todo tipo de acuerdos, a cada interlocutor se le ha dado lo que pedía. Jeltzales y republicanos, parte de la mayoría de la investidura, consiguieron primero el compromiso de Pedro Sánchez de que la fase 3 será gestionada desde los gobiernos autonómicos. Y ale hop! a Ciudadanos se le ha retenido en el sí con algo que a cualquiera le parece lo contrario; que las medidas del decreto para esta última fase serán iguales para todas las autonomías.

¿Contradicción? No en el papel, que lo aguanta todo, aunque seguramente sí en la práctica. Pero como hasta el viernes no se definirá quién pasa de fase y cómo, si alguno de los socios tácticos se sintiera estafado por el Ejecutivo de coalición ya sería tarde, porque habrá dado el aval al estado de alarma.

En el fondo, el juego político de Sánchez se ve allanado también por las necesidades de cada formación ante su propia parroquia: Ciudadanos busca postularse como «partido de Estado» frente a PP y Vox, que se han quedado irrelevantes en el no a las últimas prórrogas. Y en vísperas electorales en la CAV el PNV necesita escenificar que al menos en esta última fase de la desescalada el Gobierno Urkullu recupera cierto grado de poder, aunque sea muy matizable.

Lo previsible finalmente es que se mantenga el esquema que rige realmente ya desde el inicio de la fase 1, en que el Gobierno español marca los criterios generales para todos y el de la CAV o el navarro pueden modificar algunos detalles mínimos con sus decretos propios, todo ello tras una negociación que es mitad sanitaria y mitad política. La novedad esta vez sería que, como ha proclamado el Gobierno de Gasteiz tras su consejo de gobierno, en términos formales se establecerá el «liderazgo del lehendakari».

Enfado pasajero de PNV y ERC
El caso es que el acuerdo con Cs le ha amargado el desayuno al PNV. Andoni Ortuzar ha dicho en Tele5 que veía «difícilmente compatibles» los dos consensos y deplorado una nueva entente con un partido centralista que «niega nuestra propia existencia».

Algún mensaje tranquilizador han debido recibir los jeltzales, porque para mediodía tras el Consejo de Gobierno de Lakua su portavoz, Josu Erkoreka, ha matizado ya que ambos acuerdos podían ser «compatibles». Y el PNV ha terminado de pasar la página a primera hora de la tarde, asegurando que la redacción del decreto hecha por el Consejo de Ministros reafirma lo pactado. Pero también Cs dice verse respaldado por la literalidad...

Fuentes de ERC han usado una expresión más dura aún al reiterar que si Sánchez no cumple los acuerdos que va tejiendo con su formación «se acaba la legislatura», aunque admitiendo al mismo tiempo que «este acuerdo con Cs es puro tacticismo, no tiene ningún efecto».

¿Recuperación efectiva o retoques mínimos?
¿En qué se traduce todo esto para la ciudadanía a efectos prácticos? En detalles que quizás vuelvan a ser casi imperceptibles.

Lo que la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ha presentado hoy como el detalle de la fase 3 que liderará Urkullu por vez primera es casi idéntica a los planteamientos-marco de ámbito estatal, con algunos retoques mínimos en los aforos o adaptaciones locales como que los entrenamientos de pelota y remo serán permitidos desde el lunes (igual que los de otros deportes en diferentes autonomías).

Tapia da por seguro que se recuperará la libre movilidad entre herrialdes, algo a lo que realmente ya abrió mucho la puerta el ministro José Luis Abalos la víspera por la buena evolución del virus. Pero no se muestra tan convencida sobre la opción de que se logre poder viajar a Nafarroa o Cantabria, algo que sí podría entrar en colisión con el acuerdo Gobierno-Cs si no se permitiera lo mismo por ejemplo entre Galicia y Asturias. Con todo, Ábalos también lo considera factible a estas alturas, siempre que ambas autonomías estén en la misma fase de desescalada, como es el caso entre la CAV y sus vecinas.

Y hay otro caballo de batalla mayor, que medirá realmente la capacidad de decisión que recuperan las administraciones vascas en estas dos últimas semanas de estado de alarma: se trata de la reivindicación de la apertura de la muga que divide Euskal Herria, hecha primero por electos de Ipar Euskal Herria, posteriormente por María Chivite y ahora con fuerza por Iñigo Urkullu. Andorra ya ha roto ese tabú este lunes, recibiendo a visitantes de los dos estados.