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Netanyahu sugiere extender en el tiempo el plan israelí para anexionarse Cisjordania

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, concretará el miércoles el plan de anexión de Cisjordania aunque podría extender su desarrollo en el tiempo para reducir críticas. Tras reunirse con los emisarios de EEUU, Netanyahu ha afirmado que «seguiremos trabajando en los próximos días» sobre el plan, lo que sugiere que puede reducirse el 1 de julio a un anuncio simbólico o una anexión parcial.

 Colonia israelí de Petzael en Cisjordania. (Jaafar ASHTIYEH/AFP)
Colonia israelí de Petzael en Cisjordania. (Jaafar ASHTIYEH/AFP)

La víspera del 1 de julio, la fecha que el primer ministro israelí fijó para su plan de anexión de Cisjordania, Benjamin Netanyahu todavía no ha concretado su estrategia concreta.

Según el acuerdo entre Netanyahu y su ahora socio en el Gobierno Benny Gantz, el Ejecutivo de unidad hará pública este miércoles la puesta en marcha del proyecto de anexión del valle del Jordán y las colonias con las que durante décadas ha ido ocupando y atomizando el territorio palestino, avalado por el plan para Oriente Medio del presidente de EEUU, Donald Trump.

Frente a la crítica internacional, Netanyahu parece dispuesto a seguir adelante, aunque podría modular los plazos. Ayer se reunió con el consejero especial de Trump, Avi Berkowitz, y con el embajador estadounidense, David Friedman, y sugirió que la anexión podría no llevarse a cabo totalmente este miércoles.

«Hemos hablado de la cuestión de la soberanía, sobre la que estamos trabajando estos días y sobre la que seguiremos trabajando en los próximos días», señaló Netanyahu. Con el término «soberanía», el sionismo se refiere a la anexión de las tierras de los palestinos.  

El primer ministro israelí se ha mostrado discreto en las últimas semanas sobre sus intenciones exactas, ante lo que algunos analistas estiman que  el Gobierno podría comenzar por anexionarse solamente algunas colonias o bloques de colonias próximos a Jerusalén, como Maalé Adoumim, Goush Etzion ou Ariel, una iniciativa igualmente ilegal ante el derecho internacional, pero que causaría menos impacto entre los aliados de Israel en EEUU y Europa que la anexión total.

Así, podría hacer un anuncio simbólico sin implicaciones prácticas ni efectos inmediatos con el fin de mantener su promesa. 

Discrepancias en el Gobierno israelí

Benny Gantz, actual ministro de Defensa, aunque partidario igualmente de la anexión, ha afirmado también que la fecha del 1 de julio no es «sagrada» y ha subrayado que la prioridad es la gestión de la crisis del coronavirus, en la que Israel están registrando un repunte en el número de contagios.

En este contexto de crisis sanitaria, solo el 5% de los israelíes consideran que la anexión debe ser la prioridad del Gobierno, según un sondeo de la cadena de televisión 12.

Gantz no quiere dar pasos unilaterales sin coordinación con la comunidad internacional. Aunque no tiene capacidad de veto sobre el plan y Netanyahu lo puede impulsar sin su aprobación.

Netanyahu, no obstante, puede impulsar el proyecto de anexión para que el debate de la opinión pública no se centre en sus juicios por corrupción y contentar además a la ultraderecha sionista que constituye la base electoral a la que se lo prometió.

También le interesa llevar a cabo la anexión antes de que en la Casa Blanca se siente un presidente menos entusiasta con su plan tras las elecciones de noviembre

Crítica internacional

Las presiones internacionales, por el contrario, podrían llevar a retrasarlo. La ONU denunció el plan israelí advirtiendo de consecuencias que durarán décadas y «serán extremadamente perjudiciales para Israel, así como para los palestinos».

La UE ha lanzado una ofensiva diplomática para que Israel frene la anexión pero está lejos de poder llegar a tomar medidas de una mínima presión, habida cuenta de las discrepancias entre los Estados miembros y de su tradicional tibieza cuando no compresión ante la ocupación.

Por su parte, los países árabes han advertido que la anexión amenazará a la región con gran conflicto y acabaría con la posibilidad de «normalizar» las relaciones israelíes con los Estados árabes.

Respuesta palestina

Si lo que hará Netanyahu es pues una incógnita, también lo es la reacción palestina. Mañana hay convocadas protestas en Cisjordania y Gaza, que pueden provocar de nuevo una dura represión, per la reacción es incierta en una población que vive entre la ira y la frustración por la ocupación.

En Cisjordania, la Autoridad Palestina advierte ocasionalmente de que pondrá fin a la cooperación con Israel en materia de seguridad y que cualquier anexión anulará los acuerdos firmados. Sin embargo, afirmó el lunes su disposición a retomar las «negociaciones» bilaterales.

Pero en Cisjordania –también marcada por la pandemia– la frustración general entre una población que no ve posible cambiar su situación tras 53 años bajo ocupación y dececpcionada por el liderazgo de la ANP hace que la apatía marque el día a día.

Hamas calificó la anexión como «una declaración de guerra», y advirtió de que su ala militar podría responder con las armas. Pero en la Franja la agresión israelí ya fue reduciendo durante meses las protestas de la Marcha del Retorno.