Mikel Insausti

‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’: Redescubriendo a un cómico olvidado

Pepe Viyuela se transforma en el antiguo payaso Marcelino Orbés. (NAIZ)
Pepe Viyuela se transforma en el antiguo payaso Marcelino Orbés. (NAIZ)

MARCELINO, EL MEJOR PAYASO DEL MUNDO 
Estado español. 2020. 84’ 
Dir. y Mont.: Germán Roda. Guion: Germán Roda y Miguel Ángel Lamata, sobre el libro de Mariano García Cantero. Prod.: Patricia Roda/ Estación Cinema. Int.: Pepe Viyuela, Alberto Castrillo-Ferrer, Cristina Gallego, Laura Gómez-La Cueva, José Piris, Angelo Crotti, Nacho Rubio. Fot.: Daniel Vergara. Mús.: David Angulo. Son.: Alex Ruiz. Maq. y Pel.: Cecilia Acevedo.


La afirmación del título, contra lo que pudiera parecer, no es ni mucho menos gratuita, ya que la hicieron nada más y nada menos que dos genios del humor como Buster Keaton y Charles Chaplin en sus respectivas memorias. Cuando publicaron sus libros la gran sorpresa fue descubrir que aquel payaso al que en el Estado francés bautizaron como Marceline había nacido en Jaca y su verdadero nombre era Marcelino Orbés. La investigación periodística desde Aragón la llevó a cabo Mariano García Cantero, quien publicaba recientemente el libro homónimo que ha dado lugar a esta docuficción que combina el blanco y negro de las recreaciones con actores con el color de las entrevistas, las cuales aportan la necesaria documentación y opiniones sobre la trascendencia histórica del personaje.

El documentalista Germán Roda, también conocido por el premiado cortometraje ‘Mi papá es director de cine’ (2012), ha elegido a Pepe Viyuela para rercrear los números cómicos de Marcelino, recurriendo a los fundamentos básicos de la pantomima y del gag físico a base de movimientos deliberadamente torpes y accidentados, que desde tiempos inmemorailes hacen reír a la gente adulta y a la menuda. No podía ser de otra manera debido a que las películas mudas en las que intervino a principios de siglo pasado se han perdido, y lo que se conservan son las crónicas en la prensa de la época y las correspondientes fotografías.

El olvido en el que cayó el payaso que llegó a actuar ante la mayor cantidad de espectadores conocida internacionalmente, en especial en el Hippodrome de Nueva York se debió a que no firmó el contrato con la Keystone que le hubiera ayudado a pasar a la posteridad, optando por negocios y relaciones sentimentales que le llevaron a la ruina y a su suicidio en 1927. Se debió a su formación circense y a su carácter bohemio, sin tener nunca una visión de futuro profesional.