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De la rodilla en tierra a los finales igualados: la NBA ya está aquí

Los Utah Jazz han remontado ante los Pelicans de Nueva Orleans, mientras que los Lakers se han llevado el «derbi» angelino con un gran Anthony Davis y la canasta ganadora de LeBron James.

La NBA ha arrancado rodilla en tierra, tomando posición ante la convulsa situación de los Estados Unidos hacia las minorías raciales. (Mike EHRMANN / AFP PHOTO)
La NBA ha arrancado rodilla en tierra, tomando posición ante la convulsa situación de los Estados Unidos hacia las minorías raciales. (Mike EHRMANN / AFP PHOTO)

¡Ha vuelto el espectáculo de la NBA, y esa es la mejor noticia que se puede concebir de una liga que ha estado parada desde el 11 de marzo!

Ya es casualidad, pero si fue Rudy Gobert el primer caso de covid-19 en la NBA, ha sido el pívot francés el autor de la primera canasta oficial en el partido y los dos tiros libres decisivos, un partido que los Utah Jazz han ganado a New Orleans Pelicans por 106-104 tras un triple ganador de Brandon Ingram que se ha salido literalmente de adentro.

Ha sido este un partido que ha recuperado la liturgia habitual de la mejor liga de baloncesto del mundo, desde el protagonismo de estrellas como Zion Williams –recuperado contrarreloj para este reestreno de la NBA– o Donovan Mitchell, pero más aún el compromiso con el movimiento «Black Lives Matter», con todo el elenco de jugadores, técnicos, empleados y hasta árbitros arrodillados durante la ceremonia del himno previo a todo encuentro.

«Todo sigue igual», argumentan los entendidos, viendo las victorias de Utah Jazz y Los Angeles Lakers contra Clippers, un 103-101 cimentado en los 34 puntos de Anthony Davis, pero decidido por la canasta ganadora de LeBron James –solo 16 puntos, y 6 de 19 en tiros–, así como su defensa –quizá en falta– sobre Paul George para decantar el triunfo de los líderes de la Conferencia Oeste.

Todo sigue igual... o no

Todo sigue igual, pero nada es lo mismo, ya que la NBA ha vuelto para redescubrir su propia magia, pero al mismo tiempo, ni el lujo del Walt Disney World Resort puede tapar que faltan los aficionados, que la covid-19 está fuera de esa burbuja –y que dure– de una competición que regresa para evitar ante todo la ruina económica así como la devaluación deportiva. Solo son ocho jornadas de Liga Regular, más dos meses largos de playoffs, pero no dejan de ser los restos de un naufragio inevitable, a la espera de que lleguen las vacunas, la tormenta amaine, el desplome económico no sea perenne y que llegue el día en el que la covid-19 sea cosa del pasado.

Así las cosas, el deporte como entretenimiento juega su función en Orlando, con 22 equipos en liza, con la idea de que la covid-19 no se entrometa y que la temporada, con ese límite del 13 de octubre, pueda acabar con un campeón –sin asteriscos, por favor– y el recuerdo de un espectáculo por el cual valió la pena esperar, aunque por fortuna, no pudo ocultar una realidad convulsa de la cual la NBA ha podido apartarse para seguir adelante.