Nerea Goti

De las playas a los despachos: «Que repatrien a los presos ya»

Pancartas y banderolas por la repatriación volvieron ayer a las playas a manos de cientos de personas para hacer llegar el mensaje a los gobiernos español y francés. 

Movilzación en la playa de Donibane Lohizune. (Guillaume FAUVEAU)
Movilzación en la playa de Donibane Lohizune. (Guillaume FAUVEAU)

La de hoy no ha sido una mañana luminosa de gentío en los arenales. El día ha amanecido nublado, la mañana fresca y algunos chaparrones han coincidido con el momento en que estaba previsto el inicio de la movilización de Etxerat en las playas.

Tampoco la lluvia ha sido obstáculo para decenas de personas, para quienes acostumbran a ir allá donde haya que ir para reclamar el fin de la política de excepción no miran al cielo, saben que la lucha sigue en la calle «porque algo se está moviendo pero muy lento».

Lo cuenta Bego, desde Laida, el punto que más cerca le quedaba de las 16 playas que de Bizkaia a Lapurdi han acogido las concentraciones habituales de cada verano por la repatriación de los presos.

Banderola en mano comenta que «hay que seguir», porque ellos lo han dado todo y «aquí estamos nosotros, que sepan que no están solos».

Lo saben, dentro saben de las movilizaciones para que acaben las medidas excepcionales contra ellos, como cuenta José Mari Artola expreso de Sondika. «Dentro, cuando te llegan noticias de estas cosas te emociona», señala a Naiz a pocos metros de la pancarta que abre la movilización. 

Cerca de él camina Eulali, una gernikarra de 83 años que ha acudido acompañada de una hija, pero «si no puede igual vengo en autobús», suelta decidida.

«Son como hijos míos», reconoce está ‘asidua’ a toda movilización por los represaliados. «La injusticia con ellos es tan grande, que no puedo ni hablar con ellos porque me emociono y empiezo a llorar», cuenta Eulali. Recuerda a los presos de Gernika, y especialmente a Kepa Arronategi, que sigue en prisión pese a su enfermedad. Hoy estaba en la playa un poco también porque no pueden hacerlo los padres de Kepa, porque su madre tiene una pierna rota, según explica.

«Han pasado ya unos años y la solución en este tena tiene que llegar ya, tiene que coger velocidad porque hay personas enfermas y de edad, por eso hay que mantener la movilización en la calle», comenta Koldo , de Bilbo.

Portavoces de Etxerat recuerdan que desde que en 2011 se puso en marcha el proceso de paz, son muchos los agentes de han dado pasos y apostado por la resolución instando a los gobiernos españoles y francés a corresponder con pasos y, sin embargo, continúan vigentes las medidas de excepción".

«Ya es suficiente de jugar con nuestras vidas y las de los presos», comentan familiares. Entre asistentes a la movilización revolotea otra realidad que queda entre los círculos más íntimos ese familias y amigos pero describe la lógica perversa de la política penitenciaria. Con el confinamiento las listas de visitas se interrumpieron, pero aquellas listas para llegar a cárceles lejanas se hicieron pensando en periodos de vacaciones en el trabajo, fiestas..., ahora se retoman pero lo que estaba planeado para agosto ahora llegará meses después, cuentan allegados a presos.

No hay movilización sin carta de vuelta a la cárcel. En Laida se pudo escribir in situ y enviar fotografías de varias estampas y otras concentraciones, abrazos y ánimos en palabras al dorso de las fotos y direcciones en francés que hay que copiar con cuidado, «solo falta que no le llegue».