Ingo NIEBEL

Alemania se prepara para aplanar la curva de la segunda ola


La canciller democristiana Angela Merkel, junto con las y los ministro-presidentes de los 16 estados federales han tomando nuevas medidas para que la pandemia siga siendo controlable. Las existentes limitaciones a los viajes enfurecen al sector hostelero en medio de un periodo vacacional, pero el poder ejecutivo se reserva el derecho a imponer medidas más drásticas.

Una terraza aislada con plástico en un bar de Berlín. (Stephanie LOOS/AFP)
Una terraza aislada con plástico en un bar de Berlín. (Stephanie LOOS/AFP)

La pandemia ha infectado las dos semanas de vacaciones en octubre que datan de la época de cuando el alumnado alemán tenía que ayudar en la cosecha de la patata. La agricultura ha industrializado la recogida, regalando esta época a los sectores hostelero, turístico y gastronómico.

Estos tres sectores piensan ahora reducir las pérdidas que la primera ola originó en Semana Santa. Sin embargo, debido al auge de infecciones ha entrado en vigor la prohibición de albergar a personas procedentes de las denominadas zona de riesgo.

Los sectores afectados esperaban que en el encuentro presencial que el pasado miércoles la canciller Merkel celebró con sus 16 ministro presidentes se iba a liquidar esta medida. No obstante, sigue en vigor, por ahora, porque los 17 políticos no se han puesto de acuerdo.

Un tribunal anula la medida

Los que sí han tomado cartas en el asunto han sido los jueces del Tribunal Contencioso-administrativo del land Baden Württemberg que han ilegalizado dicha medida porque la consideran una vulneración del derecho fundamental de poder moverse libremente por el país. Argumentan que el Ejecutivo no ha podido demostrar que los hoteles son un foco de infección ni que el turismo fomenta la expansión del covid-19.

Actualmente se consideran ante todo las fiestas de tipo familiar y privado, más algunas empresas, como los principales focos que han hecho aumentar el número de infectados porque de una forma u otra se ignoraron las medidas de control y de higiene.

Ya hace dos semanas, Merkel advirtió de que el «aumento exponencial» de los infectados podría llegar a 19.200 casos diarios en diciembre. Poco caso se le ha hecho hasta el pasado jueves cuando en 24 horas el número de nuevos casos llegó a 7.000 en Alemania y a 12.000 en el Estado español, según la estadounidense Johns Hopkins University (JHU).

Debido a su método de conteo, sus cifras suelen situarse un 5% por encima de las oficiales en Alemania. Para la República Federal cuenta con un total de 344.487 infectados frente a los 908.086 en el reino español desde el inicio de la pandemia. El balance de muertos con o por covid-19 lo sitúa en 9.716 para Alemania y en 33.313 para el Estado español.

Diferencias con los länder

«Si no conseguimos frenarlo, no veo ningún final feliz», afirmó Merkel respecto al aumento exponencial de los casos en su país. Por eso le habría gustado más si los 16 länder hubieran acordado la prohibición de albergar a las personas originarias de las zonas de riesgo. La decisión ha quedado aplazada hasta el 8 de noviembre aunque dos länder ya han anunciado que no la aplicarán.

La estrategia alemana ha sido hasta ahora mantener la curva de las infecciones lo más plana posible limitando el contacto como el mayor riesgo de difusión.

Por eso se decretó en mayo que a partir de los 35 nuevas infecciones diarias por 100.000 habitantes en siete días se impondrían restricciones para cortar los contactos. A partir de las 50 infecciones, se considera una ciudad o comarca zona de riesgo porque a partir de este número se empieza a perder el control sobre la expansión de la pandemia ya que las autoridades carecen de personal y medios suficientes para identificar e interrumpir las cadenas de infección.

Toda la Cuenca del Ruhr, y zonas limítrofes con Bélgica y Países Bajos, Austria, las repúblicas francesa y checa superan el límite de 50 casos por 100.000 habitantes con creces. En los distritos de Berlín –Neukölln y Centro–- la incidencia acumulada se sitúa en 153 y 117 casos, respectivamente, y en Colonia en 70 casos.

Por eso, a partir de las 23.00 los bares y restaurantes han de cerrar y se prohibe la venta de alcohol. En lugares públicos concurridos es obligatorio el uso de mascarilla, y se vuelve a limitar el acceso de personas a espacios cerrados.

Las fiestas privadas en público quedan limitadas a 10 personas, y en casa a 10 personas procedentes de dos hogares como mucho. No pueden celebrarse eventos con más de 100 personas y requieren la autorización previa por parte de Sanidad.

En diez días los 17 jefes de gobierno volverán a reunirse para tratar la lucha contra la pandemia.