koldo landaluze

LeBron James produce un documental que recordará la masacre de Tulsa de 1921

La estrella de la NBA LeBron James, a través de su productora SpringHill Company, y la CNN han sumado sus esfuerzos para llevar a cabo un documental basado en la masacre de afroamericanos que se escenificó en la localidad estadounidense de Tulsa en 1921.

La masacre de Tulsa de 1921 no fue investigada hasta el año 1997. (NAIZ)
La masacre de Tulsa de 1921 no fue investigada hasta el año 1997. (NAIZ)

Tras aparecer de manera casi testimonial en las series ‘Watchmen’ y ‘Lovecraft Country’, finalmente los trágicos sucesos que se vivieron en Tulsa en la primavera de 1921 tendrán completo protagonismo en el largometraje documental ‘Dreamland: The Rise and Fall of Black Wall Street’.

La productora de LeBron James, SpringHill Company, y CNN Films han respaldado la puesta en marcha de este ambicioso proyecto que se encuentra en plena fase de producción y cuyo estreno está previsto inicialmente para el año próximo en la cadena CNN y en HBO Max.

La dirección corre a cargo de Salima Koroma (‘Bad Rap’) y en su formato se alternarán imágenes de archivo, entrevistas realizadas en la actualidad y diverso material narrativo basado en cartas y diarios que legaron los supervivientes.

Según revelan los responsables de este documental, se incluirán «imágenes de evidencia física del asesinato en masa que algunos han tratado de borrar del registro histórico de Estados Unidos».

La noche más larga de Tulsa

La mañana del 31 de mayo de 1921 amaneció tranquila en Tulsa, hasta que una noticia prendió la mecha de uno de los episodios más cruentos acontecidos en la historia moderna de Estados Unidos.

Una crónica publicada por el diario ‘Tulsa Tribune’ informó sobre el presunto intento de agresión sexual de un joven de origen afroamericano a una joven blanca. Esta noticia decía lo siguiente: «Un repartidor negro conocido por su comunidad como Diamond Dick pero que fue identificado como Dick Rowland, fue arrestado en la avenida South Greenwood esta mañana por los oficiales Carmichael y Pack, acusado ​​de intentar asaltar a una joven de 17 años, una ascensorista blanca en el edificio Drexel ayer temprano. Será juzgado en la corte municipal esta tarde por un cargo estatal. La niña dijo que notó al negro unos minutos antes del intento de asalto mirando hacia arriba y abajo del pasillo en el tercer piso del edificio Drexel como para ver si había alguien a la vista, pero no se preocupó en ese momento. Unos minutos más tarde, él entró en el ascensor y la atacó, arañándole las manos y la cara y rasgándole la ropa. Sus gritos llevaron a un empleado de la tienda de Renberg en su ayuda y el negro huyó. Fue capturado e identificado esta mañana tanto por la niña como por el empleado, según la Policía. Los inquilinos del edificio Drexel dijeron que la niña es una huérfana que trabaja como operadora de ascensor para pagar su ingreso en una escuela de negocios».

El modo en que fue redactada la noticia provocó una arranque de furia que se centró contra los 10.000 ciudadanos de Tulsa de origen afroamericano que vivían aislados en el barrio de Greenwood.

La gran mentira

La noticia se basaba en datos falsos. Rowland quedó en libertad tras ser demostrado que simplemente tropezó al entrar en el ascensor y cayó de manera fortuita sobre la joven que se asustó, pero ello no impidió que una multitud blanca se sumará en su intento por linchar al joven que había sido acusado injustamente.

Detrás de este suceso se ocultaba algo mucho más inquietante. En la década de los años 20, el barrio de Greenwood, el enclave negro de la ciudad de Tulsa que fue señalado por la comunidad blanca, gozaba de una gran prosperidad económica.

La repartición de tierras tras el fin de la guerra civil estadounidense había beneficiado a algunas comunidades afroamericanas e indígenas y gracias a ello Greenwood se había fortalecido, a pesar de estar segregado, como cualquier barrio negro de la época. Por ello no fue extraño que este barrio fuese denominado el ‘Wall Street Negro’.

La comunidad blanca vio con recelo la bonanza de sus vecinos e, interesados en apropiarse de sus tierras durante la expansión ferroviaria, decidieron atacar el barrio. La excusa perfecta fue la noticia del ‘Tulsa Tribune’.

La noche del 31 de mayo una multitud de blancos, respaldados por las autoridades locales y con el refuerzo de la policía, cargó contra la población afroamericana y sus viviendas.

La turba incendió casas y negocios hasta tal punto que cuando la situación se calmó horas después, al menos 35 manzanas completas de Greenwood habían sido arrasadas por completo.

Más de 800 personas ingresaron en hospitales y hasta 6.000 residentes negros fueron internados en grandes instalaciones, muchos durante varios días. La Oficina de Estadísticas Vitales de Oklahoma registró oficialmente 36 muertos, pero la Cruz Roja Americana se negó a proporcionar una estimación.

Un examen de los eventos de la comisión estatal de 2001 pudo confirmar 36 muertos, 26 negros y 10 blancos, según informes de autopsias contemporáneos, certificados de defunción y otros registros. La comisión dio estimaciones generales de 75–100 a 150–300 muertos.

Todo se mantuvo en silencio hasta que una Comisión Estatal comenzó a investigar lo ocurrido en 1997 y presentó sus conclusiones en 2001.

En la actualidad en Tulsa la brecha social entre negros y blancos es notoria. Según un informe de Human Rights Watch, la pobreza es casi tres veces más alta entre ciudadanos negros que entre blancos.