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Un fallo en la fabricación del cohete hace fracasar el lanzamiento de dos satélites europeos

Las misiones de un satélite francés y otro español se han dado por perdidas por un fallo humano en la producción del cohete que los ha lanzado y que ha hecho que fracasara ocho minutos después de su despegue.

El cohete Vega, antes de su lanzamiento. (@ESA)
El cohete Vega, antes de su lanzamiento. (@ESA)

Un fallo, solo ocho minutos después del lanzamiento desde Kurú (Guayana Francesa) del cohete que lo transportaba, ha frustrado la misión del satélite español Ingenio, una de las mayores apuestas de la industria aeroespacial española, y del francés Taranis.

Se trata de inversiones de cientos de millones de euros y un trabajo de años de la industria aeroespacial. La misión española no estaba asegurada.

Después del encendido del motor, el control del cohete Vega  se perdió de forma permanente y su trayectoria se desvió rápidamente. Varias horas después Arianespace, que investiga lo sucedido, ha dado la misión por perdida, sin poder colocar en orbitar su carga útil, dos satélites de observación el español Seosat-Ingenio y el francés Taranis.

Arianespace ha informado de que el fracaso del lanzamiento se debió a una serie de errores humanos y no a un fallo de diseño.

En este sentido, la empresa ha detallado que, según los primeros datos de su investigación preliminar, hubo un fallo en la conexión de los cables en el sistema de control.

200 millones

Con un coste que ronda los 200 millones de euros –incluido el lanzamiento–, el diseño y construcción de Ingenio y de todos los instrumentos de los que estaba dotado ha implicado durante años al sector espacial español.

El Ministerio de Ciencia e Innovación esperará al informe final de los expertos para abordar los siguientes pasos relacionados con la misión, que no estaba asegurada.

La misión estaba financiada por el Centro Español para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación, pero se enmarcaba a su vez en una sofisticada arquitectura europea de observación de la Tierra.

El objetivo del satélite era escudriñar la cubierta terrestre y, durante al menos siete años, reportar valiosa información para muchas disciplinas, como la cartografía, la vigilancia del uso del suelo, el desarrollo urbano o la gestión agua, la gestión de las emergencia o la seguridad.

En cuanto al satélite francés Taranis, su objetivo era investigar los fenómenos electromagnéticos que se producen en la para más alta de la atmósfera durante las tormentas.

Segundo fallo del cohete Vega

Se trata del segundo fallo de su historia del cohete europeo Vega, debido a un problema durante la fabricación del lanzador, montado en Italia.

Esta es la segunda vez en dos años que Vega, lanzador ligero presentado como «el hermano pequeño» de Ariadne, ha sufrido un serio revés tras una avería en el verano de 2019 que provocó su destrucción, como medida de precaución.

Sin embargo, el incidente del martes «no tiene nada que ver» con el primer fallo, porque esta vez el error «no viene del diseño, sino de la producción», ha explicado el CEO de Arianespace, Stéphane Israël, durante una conferencia de prensa de Kourou.

Se trata de un problema de «inversión de cable», que se produjo durante la etapa de fabricación del lanzador, cuyos elementos están integrados en el emplazamiento de Avio, cerca de Roma en Italia. «Es un problema de calidad, una serie de errores humanos», explicó Roland Lagier, director técnico de Arianespace.

Arianespace mantiene en su programa los tres próximos lanzamientos antes de fin de año, eso sí, con cohetes rusos Soyuz. 

El contratista principal era Airbus Defence & Space España, pero en el consorcio se habían implicado las compañías aeroespaciales cini  Crisa, Deimos Space, GMV, GTD, HV Sistemas, Iberespacio, Indra, Sener o Thales Alenia Space.

«Hemos perdido una maravilla tecnológica»

Involucraba además a numerosos organismos públicos, entre ellos al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) dependiente del Ministerio de Defensa, que se iba a encargar desde sus instalaciones en Torrejón de Ardoz del control de la misión, de las comunicaciones y del procesamiento de datos.

«Estamos muy disgustados y cansados, que ha sido una noche larga», lamentó Demetrio Zorita, de la compañía Sener. Para este experto, quien ha estado ocho años trabajando en esta misión satelital, «aunque hoy ha sido un mal día, la misión ha dejado un poso, que es una capacitación industrial y tecnológica, y una metodología sin precedentes de la industria española».

«Es un suceso terrible. Hemos perdido una maravilla tecnológica, 15 años de duro trabajo», ha señalado, por su parte, Lionel Suchet, director general delegado de CNES, la agencia espacial francesa.