TERESA MOLERES
SORBURUA

El topiario, todo un entretenimiento

S i compramos un arbusto ya podado en topiario será fácil mantener su silueta con podas regulares. Sin embargo, si tratamos de formar nuestro propio ejemplar con esta técnica, el asunto se complica. Formar una columna, una esfera o cualquier otra forma geométrica no se consigue al primer corte. Además, si lo intentamos con un tejo o boj surgen dificultades a largo plazo por las enfermedades que atacan al boj o por la falta de ramas bajas de algunos tejos.

Para evitar estos problemas, es mejor escoger desde el principio coníferas que tienen formas naturales redondeadas o arbustos perennes. Existen distintas posibilidades como el falso ciprés en forma de bola, Chamaecyparis lawsoniana “Globus”, que de adulto solo alcanza un metro de altura y de ancho crece 10 centímetros al año. Esta variedad agradece la exposición al sol o a media sombra y tolera los suelos arcillosos. Con el corte se puede conseguir una bola perfecta, sin llegar a tener un volumen molesto. Otra bola natural azulada Chamaecyparis “Minima glauca” es enana y solo crece a lo ancho. Es la apropiada para una rocalla.

El tejo Taxus baccata “Fastigiata” tiene forma natural en columna. Crece bien en cualquier exposición, excepto la variedad dorada, que prefiere sol o media sombra y necesita suelos bien drenados. En ancho aumenta de 10 a 15 cms, nunca pasa de moda y su forma se mantiene siempre perfecta con un ligero corte para evitar que el vértice se ensanche.

El acebo de hojas pequeñas Ilex crenata solo alcanzará 1,50 metros y su crecimiento se calcula de unos 15 cms al año. Tiene las ramas ligeras y se moldea con facilidad. Se utiliza para formar pisos escalonados o en nubes como el clásico corte japonés. Le va la atmósfera húmeda y los suelos poco calcáreos. Sustituye con ventaja al boj por ser menos sensible a las enfermedades.

El aligustre o Ligustrum vulgare crea arbolitos en forma de bola compacta de hojas pequeñas verde claro. Se utilizan en pares para señalar caminos o montando guardia a ambos lados de puertas y ventanas; en estos casos se plantan en tiesto. Este necesita sol y riegos frecuentes en verano.

El topiario se recorta en abril y agosto, aunque los amantes de la perfección y la nitidez tendrán que darles un repaso cada seis semanas.