XANDRA ROMERO
SALUD

Tortitas de arroz o maíz, ¿un buen hamaiketako?

Históricamente las galletas, la fruta o yogures, junto con los bocadillos han sido, por excelencia, los productos protagonistas a la hora de tomar el almuerzo mañanero o hamaiketako, y también la merienda. Sin embargo, esto ha variado en los últimos tiempos debido a la incursión de nuevos productos como las tortitas de arroz y de maíz, un snack que se presenta como una opción rápida, ligera y saludable. Pero, ¿esto es realmente así?

Este tentempié resulta en la actualidad un clásico entre las personas que se ponen a dieta; sin embargo, si nos fijamos en los ingredientes de estas tortitas, vemos cómo alrededor del 80% está compuesto por cereales refinados (arroz o maíz), sal, aceites de poco interés nutricional y saborizantes (aunque, en realidad, no sepan a mucho). Es decir, hidratos de carbono de rápida absorción (que no te mantienen saciado a largo plazo) y sodio (sal). No es una opción muy inteligente si lo que queremos es cuidarnos en general. Asimismo, otro “pero” de este producto es que, debido en parte a su ligereza y, en parte, a su escaso sabor, es relativamente fácil pasarse con el consumo de estas tortitas (la ración recomendada es 30 gramos; es decir, menos de cuatro tortitas).

Y entonces ¿qué otra (mejor) opción hay a media mañana o a media tarde para un tentempié que una tortita que no sabe a nada? Pues un aperitivo más barato, más nutritivo, más saciante y mucho más práctico puede consistir simplemente en una fruta o unos frutos secos o una tostada de pan integral con algún alimento de calidad como queso, tomate y aceite o aguacate.

Porque recuerda que, como siempre decimos, no solo importa lo que comemos, sino lo que dejamos de comer; eligiendo comer las tortitas también estamos optando por dejar de comer esa pieza de fruta que, repito, es más nutritiva. Y en la línea de esto último, si eres de los que sigues anclado al marchito concepto de contar o tener en cuenta las calorías y, por tanto, sigues creyendo fielmente en la primera ley de la termodinámica –la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma; es decir, que cuantas menos calorías entren y más se gasten, mejor que mejor–, he de recordarte que quizás debas replantearte el consumo de estos productos “milagrosamente sanos”.

Nuestra biología no es un sistema cerrado donde aplicar esta ley de la termodinámica. Sobre nuestro organismo influyen múltiples circunstancias cuando comemos calorías (con los alimentos), pues este hecho se encuentra en estrecha relación con otros aspectos. Por ejemplo, cuando comemos calorías, tenemos que tener en cuenta además su origen o calidad: no es lo mismo 200 calorías de fruta que de un donuts. Dicho de una forma más simple, no todas (aún siendo la misma cantidad) implican las mismas respuestas metabólicas y, por tanto, no todas las calorías alimentarias son iguales.

Además de la calidad de las calorías, la saciedad que aportan esos alimentos, la satisfacción que nos aportan e, incluso, con qué estamos acostumbrados socialmente a acompañar dichos alimentos (con refrescos o alcohol) hacen que varíen tanto las respuestas metabólicas inmediatas como a largo plazo. Porque tener solo en cuenta la cantidad de calorías es erróneo y constituye un cálculo sesgado.