DAVID BROOKS
IRITZIA

¡Que vienen los socialistas!

En su último informe presidencial, el jefe del régimen estadounidense clamó: «Que suenen las alarmas: ¡Ahí vienen los socialistas!». Hasta ahora no sabíamos que Estados Unidos estuviera amenazado por el socialismo, porque supuestamente eso se había terminado con el desmantelamiento del muro de Berlín. Esta afirmación supuso el estreno de uno de los mensajes de Donald Trump que más sonarán durante la campaña de relección y que acompañará a la otra gran “amenaza” representada por los supuestamente peligrosos inmigrantes.

Seguramente la nostalgia ha tenido mucho con ver con el hecho de que se recurriera de nuevo a la amenaza del socialismo; antes siempre les ha funcionado muy bien. Pero, a diferencia de las últimas décadas, lo más curioso es que ahora tal vez tengan cierta razón.

En su último informe a la nación, Trump, después de autoalabar su deseo de cambiar el régimen de Venezuela, inmediatamente agregó que «estamos alarmados por los nuevos nuevos llamamientos a adoptar el socialismo en nuestro país… Nacimos libres y permaneceremos libres. Esta noche renovamos nuestra determinación de que América nunca será un país socialista». No era accidental que incluyera a Venezuela como parte del mensaje, ya que el mandatario estadounidense y sus aliados han intentado atacar a algunos demócratas acusándolos de ser una especie de promotores en su país de un socialismo al estilo venezolano. A finales del año pasado, el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca emitió un informe sobre esta supuesta amenaza, cuyo primer párrafo afirma que «coincidiendo con el 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx, el socialismo está resurgiendo en el discurso político estadounidense», y señala que las propuestas políticas de autodeclarados socialistas están generando apoyo en el Congreso y entre gran parte del electorado.

Claro, este es un término muy ambiguo, y aparentemente para algunos se refiere a políticos como el senador Bernie Sanders y a un grupo de nuevos diputados y diputadas, entre las que una de las más conocidas es Alexandria Ocasio-Cortez*, que se declaran socialdemócratas y quienes, lejos de ser radicales –no proponen sustituir el sistema capitalista–, hubieran sido considerados moderados en tiempos de Franklin D. Roosevelt. Pero sus propuestas para promover y ampliar los programas de apoyo social, educación, salud y gravar más a los más ricos son calificadas por sus enemigos de “socialismo”. Este es un término con raíces en los movimientos populares que han tenido lugar a lo largo de casi siglo y medio en EEUU, y ha sido empleado para la represión en las campañas contra los denominados “rojos”, quienes frecuentemente eran inmigrantes. A su vez, conviene recordar que el maestro político de Trump, el abogado Roy Cohn, fue el brazo derecho del senador Joe McCarthy en su campaña anticomunista de los años 50. Esa palabra, a partir de la Guerra Fría, se ha convertido en este país en la definición del enemigo.

Pero la nueva alarma sobre el socialismo promovida por Trump y sus aliados no es necesariamente falsa. Al mismo tiempo que empezaba a surgir el fenómeno neofascista de Trump, también se iba produciendo otro fenómeno en el país: una creciente percepción positiva del socialismo. De hecho, según las encuestas Gallup del año pasado, por primera vez las bases demócratas mostraban una percepción más positiva del socialismo (57 %) que del capitalismo (47 %). No solo eso, sino que entre todos los jóvenes (18 a 29 años), la mayoría tienen una percepción positiva del socialismo. Casi todos los que expresan este apoyo, en realidad, a lo que se refieren es a hacer reformas y a poner límites al capitalismo, no a su sustitución; o sea, sería una visión socialdemócrata más que socialista. El propio Sanders emplea como modelo para sus propuestas a los países escandinavos.

Sin embargo, seguramente les resulta alarmante que todas las encuestas recientes vaticinen que Sanders ganaría a Trump en la elección presidencial de 2020 (y por más de 10 puntos). Más aún, importantes mayorías de estadounidenses apoyan las propuestas políticas presentadas por los socialdemócratas en torno a los seguros de salud, un aumento de los impuestos sobre los ricos, que se doten de más recursos para escuelas públicas y a la vertebración de una economía más justa. ¿Y si, de repente, Estados Unidos llega a ser gobernado por un régimen socialista, osará algún país o tal vez la OEA enviar fondos a la oposición y amenazará con intervenir para rescatar a este pueblo de su expresión democrática?

*[Curiosamente, Alexandria Ocasio-Cortez, miembro del DSA (Democratic Socialist of America) y la congresista más joven de su país, el pasado 25 de febrero colgó en su cuenta de Instagram una polémica declaración en la que atacaba al Gobierno de Maduro como «fracaso de la democracia». De la actitud del Gobierno de su país, ni la más mínima crítica]