LETICIA ORUE
TENDENCIAS

Eco-lentejuelas

Cuando la tumba de Tutankamón fue descubierta en 1922, las lentejuelas que cubrían las prendas del archifamoso faraón causaron un auténtico furor y se convirtieron en las protagonistas indiscutibles del fenómeno “brilli-brilli” y de cualquier acto festivo que se precie. Originalmente fabricadas en oro y metales preciosos, las vivaces lentejuelas son extremadamente contaminantes, ya que están fabricadas en policloruro de vinilo (PVC) y polietileno (PET) y pueden llegar a tardar hasta 300 años en degradarse. Cada una. No quiero ni calcular cuántas lentejuelas hay en un vestido de cola de una talla 40. Si os han entrado escalofríos, os alegrará saber que la diseñadora sueca Elissa Brunato se ha inspirado en las formas iridiscentes que podemos encontrar en la naturaleza para desarrollar unas lentejuelas biodegradables hechas de celulosa y que brillan igual o más que las de plástico. Para ello, Brunato investigó hasta descubrir una veta de madera, con una estructura de polímero natural que refleja la luz. Lo interesante de este nuevo material no es solo que sean reciclables sino que, además, como la celulosa es química, apenas se desperdicia material, ya que cada lentejuela es fabricada individualmente. En la fabricación de las de plástico se desperdicia alrededor del 30%. Brunato no solo ha desarrollado estas lentejuelas ecológicas a base de madera, sino que está «empeñada en seguir descubriendo nuevos materiales que ayuden a que la moda sea más sostenible». www.elissabrunato.com

 

La mini-super cartera

Monedas que se caen, tarjetas que no salen y billetes que se arrugan. Si hablamos de carteras es difícil encontrar un término medio, o nos lanzamos a la cartera de señora o apostamos por los mini monederos que suelen desaparecer en el bolso. Y es que al final vamos a necesitar llevar otro neceser, bolsita con más cosas o cartera con lo que no nos cabe en la pequeña. Esta práctica billetera parece como si fuera la hija de todas ellas. V3 Blaze de Valmor Design es pequeña pero ampliable y almacena todas las cosas importantes. Aproximadamente del tamaño de una tarjeta, nos permite llevar hasta cuatro o cinco tarjetas que se expulsan fácilmente usando una pestaña retráctil. Con ranuras dedicadas para efectivo, monedas y una ranura especial protegida por RFID para sus tarjetas, V3 Blaze permite almacenar lo esencial en un formato compacto, con un diseño que reduce el desorden para acceder a lo que necesitemos sin necesidad de “hurgar” hasta la desesperación. La billetera viene con NFC incorporado (tecnología de corto alcance que permite la identificación y validación de equipos/personas), un compartimento para un par de llaves e incluso hay una ranura para colocar un localizador antirrobo. Diseñada por Saumiya Rachel y disponible en Kickstarter a un precio muy interesante.

 

El cepillo recargable

Nos duran entre tres y cuatro meses. Si calculamos que en el mundo hay alrededor de 7.625 millones de personas, eso significa que aproximadamente los humanos tiramos cada año alrededor de 20-30 mil millones de cepillos de dientes a la basura. Aunque ya hay alternativas sostenibles. El cepillo Everloop, del estudio de diseño medioambiental NOS, supone un alternativa, ya que nos permite “recargarlo” cada vez que las cerdas se deterioran. El cepillo viene con un mango de plástico fabricado de cepillos de dientes reciclados y en la cabeza cuenta con un mecanismo de sujeción que le permite fijar cerdas de bambú 100% naturales. La idea es retener el mango de plástico y reemplazar periódicamente las cerdas de bambú cada pocos meses. Las cerdas de bambú no tienen absolutamente ningún plástico para que, cuando las cambiemos, no dañen nuestro amado planeta tierra. www.nos.mx

 

Tijeras universales

Ganadoras del IF Design Award 2020, las tijeras ambidiestras de Faber Castell aprovechan la flexibilidad y la memoria del plástico, lo que permite que zurdos, diestros y personas con movilidad reducida puedan utilizarlas fácilmente. El mango de la tijera está fabricado en un plástico que cuenta con un componente en forma de arco que sale desde un mango y se desliza directamente en una ranura en el otro mango. Dependiendo de dónde acople el final del arco, funciona de manera diferente. Si tenemos en cuenta que aproximadamente el 14% de la población es zurda, resulta un proyecto bastante interesante, ya que con dos simples movimientos pueden adaptarse a cualquier persona. www.faber-castell.com

 

Un pedacito de tu estadio

Lo que no pagarían muchos hinchas y forofos por tener en sus casas un asiento fabricado con restos de su estadio de fútbol favorito. Me viene a la cabeza San Mamés. El pasado 2014 se demolió el icónico estadio nacional de Tokio, que fue sede de los Juegos Olímpicos celebrados en 1964. Con la sostenibilidad y el reciclaje en mente –aunque creo yo que también habrán pensado en la rentabilidad–, la empresa de muebles Karimoku pudo rescatar alrededor de 700 asientos y encargó a tres diseñadores locales que los transformaran en una colección de taburetes, sillas y bancos de edición limitada. El resultado es: Tokio, un taburete creado por el estudio Drill Design; Pony, la silla de Hiroko Shiratori; y, por último, el banco Kokuritsu, con el que Gen Suzuki intenta traer a la mente del usuario la sensación de estar sentado en el estadio. «La forma y el color del asiento, la temperatura cuando se está sentado y la sensación de distancia del asiento al lado se superponen para evocar emocionantes recuerdos», comentan desde Suzuki. El asiento de plástico azul es un icono. Seguro que para muchos espectadores de aquellos Juegos estas tres piezas lo serán también. www.karimoku-newstandard.jp