david brooks

Bofetadas y carcajadas

El caso del ex jefe de la CIA que se enfrenta a cargos criminales por compartir información clasificada con su amante; la desigualdad económica, que provoca desigualdad política; la proclamada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y el comienzo de una nueva misión bélica... Son algunas de las noticias en el inicio del Año Nuevo.

El Año Nuevo ha entrado en el ámbito político con bofetadas y carcajadas (pero de ironía y humor negro, no de deleite y gozo). Solo en los diez primeros días de Año Nuevo ya teníamos noticias como estas: David Petraeus, el ex general que fue jefe de la CIA, ahora enfrenta posibles cargos criminales por compartir información clasificada con su amante Paula Broadwell, quien también podría ser enjuiciada. La admiradora del que fue jefe de las fuerzas estadounidenses en Afganistán e Irak y después, por breve tiempo, jefe de la agencia de inteligencia, estaba haciendo una biografía de Petraeus cuando estalló el escándalo en 2012. Nadie habla de que fue comandante de una invasión en la que se cometieron crímenes de guerra, ni que como jefe de la CIA obviamente tenía que saber de las prácticas de tortura y otros abusos recién revelados. Resulta que si se enfrenta la Justicia será como resultado de ser infiel en su matrimonio y compartir información con una amante. Mucho macho, poca inteligencia.

El cambio climático es uno de los temas centrales del debate político nacional e internacional. Una nueva investigación científica confirma anteriores que concluyen que el 80 por ciento de las reservas probadas de hidrocarburos deben mantenerse sin explotar si el planeta desea sobrevivir este siglo. Ahora que los republicanos tienen el control del Senado (y mantienen su mayoría en la cámara baja), el nuevo presidente del Comité sobre Medio Ambiente y Obras Públicas –el comité más directamente encargado del asunto de cambio climático– es nada menos que un veterano senador que rechaza tajantemente la noción del cambio climático. James Inhofe es senador por Oklahoma, donde uno de cada cuatro empleos depende de la industria energética.

En otro ámbito, resulta que la desigualdad económica también provoca desigualdad política: los más beneficiados por la economía votan más que los que están jodidos. De acuerdo con un nuevo sondeo del Centro de Investigación Pew, el 94 por ciento de quienes están más seguros en términos económicos están empadronados, comparados con solo el 54 por ciento de los pobres; y los más “seguros” suelen votar más.

Y los más ricos saben cómo influir en la política: comprándola. Los cien donantes más grandes a las campañas electorales invirtieron casi el mismo monto que la suma de los casi cinco millones de donantes que aportaron menos de 200 dólares a sus candidatos. Y de los cien más grandes, 52 son demócratas. ¿Quién dice que las elecciones no están en venta?

Por otro lado, la paz triunfó, bueno, en las declaraciones, pero no en los hechos. Durante las vacaciones navideñas el comandante en jefe Barack Obama declaró el fin de la guerra en Afganistán. No hubo gran festejo, tal vez porque mientras se proclamó el fin de la misión de esa guerra, ya se estaba iniciando otra misión, donde permanecerán 11.000 efectivos estadounidenses y se autoriza una nueva campaña bélica de bombardeos y ataques aéreos. Lo mismo, pero diferente.

Mientras tanto, Estados Unidos ha gastado 1.6 billones en operaciones militares post 11-S, incluyendo las guerras en Afganistán, Irak y otras actividades antiterroristas, según un nuevo informe de la agencia de investigaciones del Congreso (CRS).

Uno de los primeros actos de la nueva legislatura federal, con los republicanos al frente de ambas cámaras, fue impulsar, con gran retórica brava de bully, una ofensiva contra los más vulnerables de este país al promover un proyecto de ley para anular las medidas ejecutivas de Obama que otorgan protecciones contra la deportación de más de cuatro millones de inmigrantes indocumentados, e incluso de los jóvenes anteriormente protegidos. Aunque la Casa Blanca frenará parte de esto con un veto, los republicanos apuestan a la xenofobia, otra vez.

Ya con ojos sobre la elección presidencial de 2016, el hijo de un chihuahuense dijo a posibles donantes que piensa buscar la presidencia de Estados Unidos. Pero no es mexicano, ni hijo de inmigrante: es Mitt Romney, que fue el candidato presidencial republicano en 2012. Su padre, George Romney, quien sería el ejecutivo en jefe de American Motors, nació en una colonia de mormones en Chihuahua, donde el abuelo se había refugiado para poder continuar con su creencia en la poligamia. Otros que están decidiendo si lanzarse o no son dos con apellidos Clinton y Bush, pero eso no implica, por favor, que exista algo parecido a dinastías políticas u oligárquicas en este país.

Para acabar, el alcalde y el cabildo de Winfield, Alabama, proclamaron oficialmente que Dios es el dueño de esa ciudad. El alcalde argumentó que dado que el país está en condición tan horrible, esto podría ayudar a que los ciudadanos sean más religiosos.

Apenas empieza 2015 y uno no sabe si reír o llorar.