XANDRA ROMERO
SALUD

¿Poner metas a la pérdida de peso?

Con la recién estrenada primavera, damos también el pistoletazo de salida a la operación bikini. En la calle o cualquier lugar, la gente no para de hablar de esta o de aquella dieta y demás fórmulas malsanas para conseguir tal objetivo. No obstante y aunque todavía son pocas, cada vez hay más personas que acuden a un dietista-nutricionista para que les ayude a lograr un peso saludable. Sin embargo, tantos años de intrusismo laboral, tantos “magos” de la nutrición y tan poquita conciencia de lo que significa un estado nutricional saludable, hacen que estas personas que deciden acudir a un profesional cualificado arrastren ideas confusas e irracionales hasta nuestras consultas, en las que el diálogo habitual viene a ser algo así:

–¿Cuánto voy a perder en una semana?

–Ese no es un dato que pueda darte. Verás, esto es algo más complicado que X calorías entran, X calorías salen. Cada cuerpo es distinto y no podemos aplicar fórmulas matemáticas exactas.

–Vale. Y ¿en un mes?, ¿puedo perder cinco kilos en un mes?

–Insisto en que depende de muchos factores. Lo que buscamos es un cambio de hábitos que permanezcan de por vida y que como consecuencia, te ayuden a mantener un peso sano. No es un sprint, es una carrera de fondo y no, no es saludable perder cinco kilos de peso en un mes. Lo que debes perder es masa grasa y eso requiere más tiempo.

Este es un ejemplo que podría ser 100% real y que me hace preguntarme si es bueno tener metas concretas, objetivos numéricos y obsesionarse con una pérdida de peso concreta. Primero es importante saber que muchos profesionales, entre los que me incluyo, recomiendan olvidarse de pasar periódicamente por la “evaluación” de la báscula. El peso no siempre nos da información objetiva, ya que puede fluctuar en no poca medida durante 24 horas, casi un kilogramo. Además, también es objeto de cambios cíclicos y normales a lo largo de la semana: aumenta durante el fin de semana, llegando al máximo el domingo o el lunes, para después, en el transcurso de la semana, ir disminuyendo para volver a empezar de nuevo.

De modo que es importante tener en cuenta que, durante una entrevista con el nutricionista, las expectativas realistas deberían definirse no en base a una cifra numérica sujeta a bastante variabilidad, sino en términos de prevención del aumento de peso o de detenerlo, en diversos grados de mejoras en la salud física y emocional, en pequeñas pérdidas de peso mantenibles (la salud puede mejorarse con pérdidas de peso de solo un 10%) o pérdidas de peso más amplias obtenidas a través de un cambio conductual de alimentación y ejercicio.

En este sentido, también es importante entender, tanto pacientes como nutricionistas y resto de sanitarios, que quizá no todos puedan llegar a su “peso ideal”. A veces el objetivo o meta tendrá que ser mejorar la calidad de vida del paciente con una pérdida de peso menor, pero mantenible.

Por este motivo decimos que la meta en el control del peso trasciende los kilos que marque la báscula, porque tanto si el peso cambia como si no, la modificación de hábitos ha de ser uno de los objetivos.