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DAMASCO

Las bombas de barril de Al-Assad matan a más de 70 civiles en Alepo

Al menos 71 civiles murieron ayer en la septentrional provincia siria de Alepo a causa de los ataques con bombas de barril de las fuerzas leales al régimen de Bashar al-Assad. Los bombardeos se dirigieron contra Al Bab, en manos del Estado Islámico (ISIS), y contra el barrio de Al Shaar en la ciudad de Alepo, bajo control de fuerzas rebeldes sirias.

Según precisó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), «el balance alcanza los 71 civiles muertos, 59 en Al Bab y 12 en Alepo».

«Se trata de una de las mayores masacres cometidas por la aviación del Ejército sirio desde principios de año», denunció la Comisión General de la Revolución Siria (CGRS), una red de militantes que cubre la guerra en Siria desde 2011. La CGRS evocó «tenderetes destruidos, vehículos quemados y restos de cuerpos humanos en uno de los hospitales de campaña» en Al Bab. En esta localidad, situada al nordeste de la ciudad de Alepo, un mercado popular fue bombardeado en una hora de gran afluencia, dijo Rami Abdel Rahman, director del OSDH, quien también acusó al régimen de haber cometido una «masacre».

En Al Shaar, un barrio rebelde del este de Alepo, 12 personas fallecieron, incluidos tres niños y cuatro mujeres, según el OSDH, una organización con sede en Londres que cuenta con informadores en Siria.

Un miembro de la defensa civil de Alepo, Shuhud Husein, afirmó a la prensa que los bombardeos habían «causado importantes daños. Los edificios situados en el sector, a menudo blanco de los bombardeos, podrían derrumbarse».

La utilización por parte del régimen de Bashar al-Assad de bombas de barril se ha denunciado con regularidad por las organizaciones de defensa de los derechos humanos por ser un arma particularmente destructiva que mata de manera indiscriminada. El régimen empezó a atacar Alepo con estas bombas en 2013. Están fabricadas a partir de grandes barriles de aceite, bombonas de gas o depósitos de agua que se vacían y se llenan de explosivos y chatarra.

La ciudad de Alepo está dividida desde 2012 entre el este, en manos de fuerzas insurgentes, y el oeste, controlado por el régimen. En la provincia del mismo nombre, Damasco sólo controla algunos sectores al sur y al sudeste de la capital, y el resto está en manos rebeldes o del ISIS.

La guerra también causó tragedias en la gobernación de Hasaka (Kurdistán occidental). Al menos 50 miembros de las fuerzas leales al Gobierno sirio murieron o resultaron heridos durante duros enfrentamientos con los yihadistas del ISIS. El OSDH informó de que los choques se intensificaron después de que el ISIS lanzase de madrugada una ofensiva en la zona. Los yihadistas han logrado avanzar en los alrededores de la ciudad y perpetraron dos atentados con coches bomba contra posiciones de las tropas del Gobierno sirio y milicianos aliados. Asimismo, una decena de miembros del ISIS perdieron la vida en esos choques.

Las kurdas Unidades de Protección del Pueblo han arrebatado a los yihadistas en los últimos días amplias partes del norte de la provincia de Al Hasaka. Según el Observatorio, los efectivos kurdos y sus aliados cristianos asirios han recuperado unos 230 pueblos y granjas en Al Hasaka, en una ofensiva en la que habrían muerto 260 combatientes del ISIS.

Objetivo Ramadi

En el vecino Irak, en el marco de su contraataque en la provincia occidental de Al Anbar, fronteriza con Siria, las fuerzas iraquíes ayudadas por las milicias chiíes retomaron un sector al oeste de Ramadi, la capital provincial conquistada el 17 de mayo por el Estado Islámico, informaron sus comandantes.

«Liberaron la sede de la Policía de la carretera», que estaba siendo utilizada como una base por el ISIS, indicó un oficial. El jefe de la Policía provincial, Hadi Rzayej, aseguró que se estaba «cerrando el cerco» alrededor de Ramadi por varios flancos.

El ISIS vuela la simbólica prisión de Palmira

El Estado Islámico (ISIS) hizo volar ayer por los aires la temida cárcel siria de la monumental ciudad de Palmira, ubicada en la provincia central de Homs, aunque las instalaciones estaban vacías, según confirmó el director del opositor OSDH. Añadió que los yihadistas colocaron explosivos dentro y en los alrededores de la prisión, que quedó parcialmente destruida. Rami Abdel Rahman detalló que la cárcel se encontraba vacía en el momento de la explosión porque el régimen sirio trasladó a los reclusos antes de que la ciudad cayera en manos de los yihadistas el pasado 20 de mayo.

La cárcel de Palmira, también conocida como la prisión de Tadmur, está en medio del desierto. Es famosa por ser una de las cárceles del régimen. Los presos sufren pésimas condiciones de vida, torturas, violaciones de derechos humanos y ejecuciones. Estaba supervisada por la Policía militar bajo Hafez al-Assad (1971-2000), hasta que su hijo Bashar la cerró en 2001 para reabrirla tras la revolución en su contra (2011). GARA