Beñat ZALDUA
PRESIDENTE DE LA ANC
PROCESO SOBERANISTA EN CATALUNYA

«Formalmente son unas elecciones al Parlament, así que contaremos escaños»

Jordi Sànchez (Barcelona, 1964) accedió en mayo a la presidencia de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) con el reto de sustituir a Carme Forcadell, hasta ahora principal cara del independentismo civil. Cercano ideológicamente a ICV, pero comprometido con la independencia ya desde la década de los 80, su nombre fue capaz de generar grandes consensos.

Con apenas dos meses en el cargo, a Jordi Sànchez ya le ha tocado lidiar con las tensiones partidistas que acompañan al proceso catalán. Su buen hacer, dicen, fue clave a la hora de que CDC y ERC acabasen acordando concurrir juntos el 27S.

Parecía imposible pero se consiguió. ¿Cómo valora el acuerdo entre CDC y ERC?

Muy positivamente, ya que permite reducir el número de listas independentistas. Una queda con claras opciones de ser ganadora y aglutinar el espectro central del soberanismo, y otra que coge el espacio de la izquierda alternativa. Sumadas permiten imaginar una amplia mayoría de escaños. Además, la lista Junts pel Sí garantiza una gran transversalidad.

¿Por qué ha sido posible ahora lo que resultó imposible hace medio año?

En política sucede que cosas que parecen imposibles durante mucho tiempo, acaban tomando cuerpo en cuestión de horas. Además, el escenario había cambiado: la demanda de unidad seguía siendo fuerte, mientras que los sectores unionistas se iban organizando. No hace falta darle más vueltas, simplemente ha sido posible hacerlo, y además hacerlo bien. La evidencia de que es un buen acuerdo es la fuerza con la que ha sido acogida la candidatura, así como la reacción absolutamente desubicada del Gobierno español.

Hace 10 días parecía que la solución era la lista unitaria sin políticos, a la que seguía un bloqueo institucional y nuevas elecciones. ¿Por qué se cambió?

Era una propuesta que reunía muchos consensos y que tenía la virtud de poner encima de la mesa la necesidad de unidad. Pero no tenía el consenso de todas las entidades. Cabe dejar claro, de todos modos, que el debate no se centró en el tema de si debía haber partidos en la candidatura o no, sino en el tema de la gobernabilidad. La CUP decía que ellos solo podían estar en una lista que no sirviese después para dar apoyo a un gobierno. Al otro lado, el president descartaba convocar elecciones sabiendo que se iría de forma consciente al bloqueo para hacer caer la legislatura sin formar gobierno. Analizamos todas las opciones y empezamos a hablar entonces de gobernabilidad. Una vez quedó claro que Esquerra también apostaba por la gobernabilidad, el acuerdo fue más sencillo.

¿Es una pérdida que la CUP no esté en la lista?

Nos hubiese gustado que todos hubiesen ido en una única lista, pero también entendemos que la situación actual es mucho mejor que la que teníamos hace dos semanas. En cualquier caso, que quede claro que las entidades daremos apoyo a todas las listas que incorporen la demanda de iniciar un proceso constituyente hacia la independencia.

¿Cuál será entonces el papel de la ANC de cara al 27S?

Nosotros hemos tenido nuestro papel más o menos importante, según se quiera ver, en la negociación de las listas. Teníamos unos objetivos muy claros y se han cumplido, por lo que nuestra función central ahora es volver a dedicarnos a lograr la máxima transversalidad, tanto de cara a la Diada como de cara a las elecciones plebiscitarias del 27 de setiembre. Daremos apoyo a las dos listas independentistas, pero creemos que el papel de la Assemblea es más crear puentes y seguir tejiendo complicidades, no solo con las formaciones independentistas, sino con todos los que están a favor del derecho a decidir.

¿El 27S contarán votos o escaños? ¿Cuántos harán falta?

Son unas elecciones al Parlament que, dada la incapacidad del Gobierno español para aceptar la consulta refrendaria del 9N, nos lleva a darles un carácter plebiscitario. Pero formalmente son elecciones al Parlament, así que lo que contaremos serán escaños. El objetivo es conseguir una mayoría de escaños independentistas, como mínimo 68, aunque serán más. Eso es lo que dará fuerza y legitimidad al proceso.

La hoja de ruta no acaba de detallar las estructuras de estado, que son una asignatura pendiente desde hace meses. ¿Confían en que se construirán? ¿Hay letra pequeña del acuerdo que desconocemos?

Hay todo un trabajo y una estrategia encima de la mesa, está perfilada, pero no es necesario explicar todos los detalles. Lo que hace falta es enviar el mensaje de que las cosas están maduras y preparadas, y lo que no está todavía preparado se acabará de preparar en las próximas semanas. Será un proceso siempre dentro de la legalidad. Primero la legalidad española y si el acuerdo resulta imposible en su seno, se sustituirá la legalidad española por una nueva legalidad que será la catalana.

Tras una victoria independentista el 27S, le propongo dos escenarios. Primero: el Estado interviene las instituciones catalanas. ¿Qué pasa?

Es un escenario factible y la respuesta deberá llegar tanto desde las propias instituciones como desde la sociedad civil. Porque las instituciones son imprescindibles, pero la singularidad del proceso catalán es la fuerza que le ha dado la sociedad civil.

Segundo escenario. El cambio llega también a Madrid y se pone encima de la mesa una reforma de la Constitución española. ¿Qué pasa?

Esa pantalla ya la hemos pasado. La única cosa que tenemos que conseguir de una negociación con el Estado es la fecha y la pregunta para aclarar nuestro futuro político respecto al Estado. España no puede evitar el desafío democrático de la consulta. La pregunta que los catalanes deben responder no es sobre una supuesta reforma constitucional, sino si queremos constituir un estado independiente o no.

 

«Ya estamos de nuevo en la coordenada de la ilusión»

Tras el espectacular ciclo movilizador del otoño pasado han venido seis meses de depresión. ¿Es posible recuperar el pulso de hace un año?

Estoy convencido. De hecho, ya estamos de nuevo en la coordenada de la ilusión. También es verdad que una sociedad no puede estar permanentemente movilizada, y llevamos ya unos cuantos años de movilización intensa. Pero la ilusión ha vuelto y la candidatura de Junts pel Sí es un ejemplo muy claro. Nosotros lo estamos notando de cara a la Diada, para la que en 24 horas recibimos miles de inscripciones para llenar la avenida Meridiana. Ya no hay autobuses disponibles en todo el país para ese día. La ilusión y la movilización permiten además llevar la iniciativa, y en política siempre es importante llevar la iniciativa antes de que se te adelanten.

¿Por qué escogieron la avenida Meridiana y qué objetivo político persiguen llenándola?

Es una de las grandes avenidas de la ciudad y, sobre todo, tiene uno de sus extremos tocando el Parlament de Catalunya, lo que tiene un valor enormemente simbólico, ya que la Diada acabará en la que es la sede de la institución que debe llevar adelante el proceso de independencia. Y el objetivo está claro: construir una vía libre hacia la república catalana. Una vía que pintaremos de blanco, como símbolo de un país que tenemos para construir desde el principio, desde la transversalidad absoluta, con toda la creatividad e ilusión.

Unió ha dicho que no irá y la alcaldesa Ada Colau ha mostrado sus dudas. ¿La cercanía del 27S y la candidatura conjunta pueden limitar la convocatoria?

No. Será la Diada de todos, no será un acto electoral. Será una movilización para toda la gente comprometida con el derecho democrático a decidir, con la construcción de un nuevo país. El reto que tenemos es muy importante, por lo que necesitamos a todos, y estamos convencidos de que estarán. No habrá persona comprometida con el proceso, con el país y con la democracia que no esté presente el 11 de setiembre en la Meridiana..B.Z.