Dabid LAZKANOITURBURU

Arremetida general contra los corsos tras su victoria electoral

El primer ministro francés, Manuel Valls, se ha sumado a la campaña universal y unívoca francesa tras el triunfo del soberanismo corso en las elecciones a la Asamblea de la isla. En paralelo, la clase política y los analistas galos están utilizando el pogromo islamófobo tras el ataque a unos bomberos en el extrarradio de Ajaccio para equiparar xenofobia y lucha por la liberación nacional de Corsica. Lo dicen los franceses mientras el FN campa a sus anchas.

El primer ministro francés, Manuel Valls, ha aprovechado la crisis surgida tras un ataque islamófobo la semana pasada en el extrarradio de Ajaccio para arremeter contra las reivindicaciones políticas corsas, reforzadas tras el triunfo de la coalición soberanista en las elecciones regionales el 13 de diciembre.

«Algunos hablan de una nación corsa, pero solo hay una nación, la nación francesa, y no es negociable ni lo será nunca», sentenció el primer ministro, hijo de exiliados republicanos catalanes. En entrevista al diario “Le Parisien”, Valls rechazó igualmente el reconocimiento de la cooficialidad de la lengua corsa –«solo hay una lengua oficial, el francés»–, así como cualquier tipo de medida para solucionar la cuestión de los presos políticos corsos. «En Francia no existen presos políticos. Si hay personas que han cometido crímenes, matado a gente o asesinado a su prefecto, su lugar está en la cárcel (...). No habrá ninguna amnistía», zanjó.

Contra la legitimidad electoral

El nacionalista corso y nuevo presidente del Ejecutivo de la isla, Gilles Simeoni, denunció la diatriba del primer ministro francés y le acusó de rechazar el diálogo. «En cualquier caso sus declaraciones son un insulto al sufragio universal», señaló en referencia a la incontestable victoria electoral del soberanismo corso en la segunda vuelta.

Pero Valls no está solo. François Fillon, candidato a liderar a la derecha francesa, recordaba hace días que ese triunfo electoral «no autoriza en ningún caso a saltarse el respeto (sic) a la ley y a proferir invectivas contra Francia dignas de la agitación clandestina que creíamos olvidada», en referencia a los decenios de lucha armada corsa contra la metrópoli.

En un comunicado con el sugestivo título de “Corsica y País Vasco, ¡deshilachemos la unidad nacional!”, el exministro Jean-Pierre Chevènement recordó que el histórico dirigente de Corsica Nazione y flamante nuevo presidente de la Asamblea territorial, Jean Guy Talamoni, «nunca renunció a la violencia», y arremetió contra lo que considera concesiones presentes y futuras del Gobierno francés a Corsica y a Ipar Euskal Herria: «Si el Gobierno planeaba triturar, la unidad nacional no podría hacerlo mejor».

Hasta la izquierda

El jacobinismo francés no conoce fronteras políticas, el líder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, reaccionó al histórico triunfo electoral corso reiterando que él no es partidario de la independencia –lo que es, como toda opinión, respetable – pero añadiendo, y no es un matiz menor, que «yo me siento un poco ofendido cuando el presidente de una asamblea (por Talamoni) habla en una lengua que todo el mundo no puede entender», en referencia al corso. Ciudadanos en estado puro.

En plena carrera entre Valls y el resto de dirigentes políticos por superar al Frente Nacional en patrioterismo, no sorprende pero sí sonroja la campaña política y mediática francesa contra Corsica a cuenta de un ataque islamófobo contra el barrio Jardines del Emperador, en el extrarradio de Ajaccio, después de que un grupo de jóvenes encapuchados atacara en Nochebuena a una dotación de bomberos que había acudido a la zona tras un falso aviso de incendio.

¿Xenófobos los corsos?

En referencia a los incidentes, en un barrio con la mitad de población inmigrante, Valls aprovechó para señalar que Corsica «no es una ciudad sin ley» y que el Estado «no retrocederá nunca» en la isla. Mientras, analistas franceses pugnan por ligar la xenofobia con la histórica lucha de liberación nacional.

Sin negar la posibilidad de que haya pulsiones xenófobas entre algunos simpatizantes de la causa corsa, el nuevo poder en Corsica, con Talamoni a la cabeza, ha señalado de forma tajante que este tipo de posiciones está fuera de su cultura política. Por si fuera poco, y al margen de las circunstancias propias del ataque gratuito a unos bomberos, los incidentes xenófobos en Corsica son una excepción comparados con los que se registran en la «Francia continental» del FN. Como ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Nuevo domingo de infarto en Catalunya

La reunión del Consejo Político de la CUP que debe decidir si esta formación facilita o no la investidura de Artur Mas como «president» de la Generalitat se ha retrasado un día y finalmente tendrá lugar el domingo 3 de enero.

La fórmula de votación consensuada por el secretariado nacional se traduce en que los militantes de base podrán pronunciarse en las asambleas territoriales que se celebrarán con carácter previo un día antes, el sábado día 2. Tanto estos últimos como un día después los aproximadamente 70 integrantes del Consejo Político, se pronunciarán sobre dos propuestas alternativas y excluyentes: la primera implica rechazar la investidura de Mas emitiendo o bien 5 votos a favor y 5 en contra o con la abstención de los 10 diputados de la CUP. La segunda alternativa supone aprobar la investidura con 2 votos a favor y 8 abstenciones, lo que permitiría reflejar, indica el secretariado, «la apuesta de la CUP por la independencia y un proceso constituyente y popular» pero también «la oposición a la continuidad de las políticas de recortes y privatizaciones».

El sábado sólo tendrán derecho a voz y voto los militantes de la CUP, por lo que han quedado excluidos tanto los simpatizantes como los representantes de las organizaciones externas a la CUP agrupadas en torno a la denominación de Crida Constituent. Estos últimos, según el secretariado nacional, ya estarán representados a través de los diputados.

La reunión del Consejo Político y del Grupo de Acción Parlamentaria tendrá lugar en Barcelona, en un local que todavía no ha sido dado a conocer, y tendrá el mandato de «esforzarse en buscar una salida consensuada».GARA