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La muerte a tiros de un ministro aviva la tensión política en Burundi

La muerte a tiros en la madrugada del ministro de Agua, Medio Ambiente y Planificación de Burundi, Emmanuel Niyonkuru, ha elevado la tensión en el país y se teme que pueda provocar una nueva escalada de la violencia, en medio de una crisis política que desde abril de 2015, cuando el presidente Pierre Nkurunziza concurrió a un tercer mandato en contra de lo establecido por la Constitución, ha causado centenares de víctimas mortales.

El ministro de Agua, Medioambiente y Planificación de Burundi, Emmanuel Niyonkuru, fue abatido a tiros por un atacante no identificado en la madrugada de ayer en Buyumbura, la capital, cuando regresaba a su residencia. Su muerte hace temer una escalada de la violencia ya que podría provocar nuevos enfrentamientos y un aumento de la represión policial.

La crisis política estalló en abril de 2015, cuando el presidente, Pierre Nkurunziza, concurrió a un tercer mandato en contra de lo fijado por la Constitución y violando los Acuerdos de Arusha que acabaron con una larga guerra civil en 2005. Y la muerte de Niyonkuru se produjo tan solo dos días después de que Nkurunziza sugiriera que puede volver a presentarse a la reelección en 2020.

La represión se centró primero en manifestantes y opositores, pero desde el golpe de Estado fallido del 13 de mayo de 2015 el Gobierno la ha recrudecido.

Desde entonces, han muerto al menos 500 personas y cerca de medio millón se han visto obligadas a dejar sus hogares, según Naciones Unidas, que ha alertado de un posible genocidio debido al componente ético de los enfrentamientos y ha acusado al Gobierno de crímenes contra la Humanidad. Según investigaciones de la ONU, existe «un patrón de violaciones sistemáticas y generalizadas» que pueden poner en serio peligro la paz y la estabilidad, dada la historia de conflicto interétnico y de violencia masiva.

A día de hoy, la Federación Internacional de Derechos Humanos contabiliza más de mil muertes violentas, 8.000 prisioneros políticos, miles de arrestos arbitrarios, entre 300 y 800 desapariciones, centenares de torturas y violaciones sexuales y más de 310.000 personas empujadas al exilio.

Desde el comienzo de la crisis, la de Niyonkuru es la primera muerte de un ministro, pero no de miembros del régimen de Nkurunziza. El general Adolphe Nshimirimana, mano derecha del presidente, murió en agosto de 2015, y casi un año después, el exministro y portavoz del Gobierno Hafsa Mossi fue abatido a tiros en su coche.

Otros ataques han fracasado. A finales de noviembre el portavoz presidencial, Willy Nyamitwe, sobrevivió a un atentado. Y en abril, el ministro de Derechos Humanos, Martin Nivyabandi, y su esposa resultaron heridos en un ataque con granadas.

Hasta la fecha, las autoridades de Burundi han rechazado el despliegue de 228 policías y soldados aprobado por el Consejo de Seguridad para estabilizar el país y han suspendido cualquier relación con el Alto Comisionado de la ONU sobre los Derechos Humanos en Burundi.

Acuerdan en la RDC la salida de Kabila antes de finales de 2017

Poder y oposición dirigirán el país conjuntamente durante la transición entre el fin del segundo y último mandato del presidente de República Democrática del Congo (RDC), Joseph Kabila, el pasado 20 de diciembre, y la elección de su sucesor, antes de finales de 2017, según el acuerdo cerrado el sábado tras más de 13 horas de negociaciones. El acuerdo, logrado gracias a la mediación de la Conferencia Episcopal del país, autoriza a Kabila a seguir al frente del país hasta que se celebren elecciones antes de que acabe 2017, a cambio de la creación de un Consejo Nacional de Transición, presidido por el histórico opositor Étienne Tshisekedi y el nombramiento de un primer ministro salido de su coalición Rassemblement.

Para la Conferencia Episcopal, se ha evitado «el caos en el país», pero no será el fin de todos los males porque ahora hay que preparar las elecciones y «habrá un marco jurídico que no existe en estos momentos». Esta semana se acordará un anexo que concretará cuestiones como el calendario.

Kabila gobierna el país desde 2001 y la Constitución le prohíbe volver a presentarse. Las presidenciales, que tendrían que haberse celebrado este año, fueron postergadas sine die. Tras expirar su mandato se produjeron violentas protestas, que dejaron decenas de muertos.

Si el acuerdo se cumple, sería el primer traspaso de poder pacífico en RDC desde su independencia en 1960.