Andoni LUBAKI
ALHUCEMAS
Entrevue
NASSER ZAFZAFI
ACTIVISTA RIFEÑO

«La Constitución marroquí de 2011 perdió su vigencia»

Hace unas semanas GARA publicaba el artículo «Los discípulos de Abd-el Krim despiertan en el Rif». Hoy este diario publica la entrevista con una de las personas más destacadas políticamente de la región, Nasser Zafzafi. La cara visible de las protestas de los bereberes ha sufrido en estas últimas semanas el acoso de seguidores del rey Mohamed VI.

Él no se siente líder, sólo «un portavoz del pueblo». Sin embargo, aunque reniegue de ese papel, la gente sigue sus vídeos en Facebook y se concentra allá donde va a dar un discurso. Acompañado siempre de sus estrechos colaboradores, niega que el movimiento que representa y sus reuniones sean clandestinas (tal y como afirmaron varios medios de información extranjeros). La entrevista se realiza en el segundo piso de una céntrica cafetería de la ciudad después del cierre. Él y su grupo también graban la conversación para «evitar malentendidos como los que ha habido otras veces». Uno de sus ayudantes realiza las veces de traductor.

¿Quién es Nasser Zafzafi?

Es una persona más. Uno de muchos que ha sufrido con un origen humilde en esta zona del Rif y que, como muchos otros, vive preocupado por lo que sucede en su tierra.

¿Por qué Mohssine Fikri? ¿Qué representa?

Lo que le sucedió a Mohssine no es la primera ni será la última vez que sucede. Hay otras víctimas como los cinco jóvenes del Movimiento 20 de febrero (2011) que desaparecieron bajo la política de este majzén; también está Hossain Belklich (Rifinox), Kamal Hassani, Mi-Fatiha… y la lista sigue y sigue. También está lo sucedido en 1958-59 (bombardeo del Rif bajo el reinado de Hasan II) y, más tarde, en 1984 (levantamiento popular en el Rif y violencia del Estado desproporcionada como respuesta). Repito, Mohssine no es el único que se ha ido, ni que se irá, si este majzén (gobierno en la sombra) mantiene esta política. Fikri es una gota de agua que ha colmado el vaso y que ha sacado a las personas a luchar contra la hogra (abuso de poder y desprecio). Personas que ya no pueden soportarlo más.

¿Se han esclarecido los hechos y detenido a los responsables?

La obligación de depurar responsabilidades de quienes han cometido un crimen es del ministro de Justicia y del de Interior en última instancia. Aunque sabemos que hay unas investigaciones y que son débiles porque las hacen sin preocupación; investigaciones que se esconden y acaban en papel mojado. Hasta la más mínima injusticia de este caso se debe conocer. Es fundamental saber las causas que llevaron a Mohssine a actuar así. No sólo juzgar a los trabajadores del camión o quienes trabajan en un determinado sector, como es el caso del muelle. Sino que esto es la consecuencia de la política pública de este país. Se debe hacer una investigación bajo la presencia de Aziz Akhannouch, ministro de Agricultura y Pesca (figura muy próxima al rey), responsable de lo que sucede en el muelle y lo que le ha pasado a Fikri.

Si la investigación fuera la correcta sabríamos qué sucedió en cuestión de días, pero se dilatan en el tiempo para no llegar a nada. Al Estado no le costaría averiguar qué sucedió, pero saben que de hacer una investigación limpia caerían muchas personas de arriba. Los responsables del muelle saben qué productos hay en él; si hay algo que no debería haber salido, sería fácil aclarar los sucesos y establecer responsables, pero no hay voluntad. Hay un interrogante muy grande, algo que se esconde, que no quieren mostrar.

En principio se dijo que la Policía falsificó los informes relativos a los sucesos relativos a la muerte de Mohssine.

El pueblo no puede saber si hay una falsificación o no, esto se sabría si viniera una autoridad pertinente y exigiera una investigación coherente. Sin embargo, Abdelatif Hamouchi (jefe de la Dirección General de Supervisión del Territorio, DGST, la Policía secreta de Marruecos) salió de inmediato, tras el suceso, para decir que los policías no tenían ninguna relación con lo sucedido, que simplemente hacían su trabajo. No ha actuado de forma correcta, ni dentro de la legalidad. Sus palabras sirvieron para dar libertad a sus oficiales. Salió el mismo día de los hechos a proteger a sus subordinados, sin esperar las investigaciones posteriores. No habían pasado ni 24 horas. ¿Por qué?

Tras una primera investigación, dijeron que esto era un asunto sin gran importancia. En sus palabras ya se podía oler una actuación turbia. Esto invita a pensar que hay algo mucho mayor, que implica a otras personas de más arriba. El ministro de Interior (Mohamed Hassad), junto al de Justicia y el jefe de la Policía, deben tomar parte en la investigación, porque son los encargados de los mandos inferiores que han participado en la muerte de Mohssine. Sin ellos esta investigación no puede avanzar. Aquí en Marruecos, cuando hay una investigación grande como con los muertos del 20F, nunca se llega a nada.

¿Ha habido reuniones con las autoridades de Alhucemas?

Nosotros somos manifestantes que estamos dentro del movimiento y como tal pedimos una investigación correcta de lo que ha sucedido. Hemos salido pidiendo la verdad sobre Mohssine y depende de esos tres mandatarios que se depuren responsabilidades. La gente que sale a la calle exige la verdad, que las investigaciones sean públicas para que veamos quiénes tienen las manos manchadas.

¿Qué ha cambiado desde el 20F de 2011 hasta hoy?

Yo participé en las movilizaciones de 2011. Entonces salió el jefe de la Junta Provincial (máxima autoridad sobre todas las instituciones y personas en la provincia de Alhucemas) y prometió cambios que han sido falsos. Nada ha cambiado. Su única intención era cercar y reducir las movilizaciones. Sabíamos que nos mentían.

La Constitución de 2011 aprobada tras las movilizaciones del 20F fue avalada por cerca de un 40% de la población, por lo que no tiene mucho sentido, ya que más de la mitad no la han apoyado. En mi opinión es mucho menos la población que avaló aquella Constitución. Nadie cree hoy en ella. Son sólo palabras.

Después del 20F el monarca dio un discurso y dijo que sí, que era verdad que había violación de derechos y negligencias. Ese día salimos a las calles a combatir lo que él reconocía, pero el alcalde de Alhucemas redujo las movilizaciones con promesas vacías. Todo lo que pedíamos fue silenciado, hicieron oídos sordos.

¿El movimiento reivindica para el Rif o para todo el Estado?

Pedimos servicios públicos, el desarrollo de nuestra economía, el fin de la corrupción y la salida de los soldados y de tanta Policía. En 1957 y 1958 se utilizó una fuerza militar desmesurada en el poblado de Ait Abdallah. Estos abusos y violaciones persisten en nuestra memoria.

Lo que nosotros pedimos no es excluyente de lo que se pide en el resto del Estado, pero es en esta tierras (Rif) donde no hay nada, ni desarrollo económico, ni políticas que lo incentiven, ni universidades, ni hospitales decentes... Este pueblo fue atacado con armas químicas entre otros por los españoles. Desde entonces no ha habido centros especializados en el tratamiento del cáncer. Pedimos para el Rif porque es donde vivimos y donde nada hay, todo falta.

En las manifestaciones se ven banderas de la república.

El hecho de que se porten banderas republicanas, retratos de Abd-el Krim el Jattabi y Mohammed Amezyan se da porque fueron grandes luchadores de nuestra historia y la gente los recuerda. Son símbolos que nos fortalecen y nos dan confianza, elementos que no pueden faltar en estas movilizaciones. Amezyan luchaba por su gente y por su pueblo. Fueron ejemplo de las luchas contra la opresión, la desobediencia, rechazaron la política y las concesiones que venían del majzén. Su consigna era luchar hasta la muerte por su tierra. Queremos seguir su ejemplo. Esta simbología nos representa.

Desde fuera se percibe cierta permisividad. ¿Cómo es la respuesta de las autoridades respecto a las movilizaciones?

Lo hacen así porque de puertas hacia fuera quieren dar ejemplo de buena práctica, de respeto a los derechos humanos. No olvidemos que las movilizaciones que aquí están teniendo lugar están siendo seguidas en todo el mundo y por ello no pueden hacer nada. Salimos para pedir lo que es nuestro y nos corresponde, nuestros derechos y libertades; contra eso, ¿qué pueden hacer? Los periodistas españoles fueron testigos de que el cinturón que utilizó el majzén al inicio de las manifestaciones estaba muy flojo. No se puede decir que desde fuera se percibe que las autoridades están siendo permisivas porque aquí no hay periodistas extranjeros que hagan un seguimiento diario de lo que sucede. Me pregunto dónde están hoy, cuál es el motivo por el que no están aquí.

A los 40 días de la muerte de Mohssine hubo una movilización masiva, donde sí había algunos periodistas. ¿Por qué no vinieron a indagar y preguntarnos qué está sucediendo aquí? Otros periodistas españoles han escrito y publicado sobre lo que aquí ha sucedido sin haber estado presentes y sin saber qué sucedía. Lo que se ha escrito podría haber estado bien o mal, pero no estuvieron para verlo.

Respecto a la Policía, en el primer día no te van a dar palos por miedo a las reacciones; sabemos que todavía están trabajando en su respuesta, veremos cómo actúan en un futuro. Tiene miedo de golpearnos, porque hoy salimos a la calle y somos muchos con unas exigencias conjuntas, pedimos lo que es nuestro. Damos las gracias a los hermanos que están en Europa y que han salido en diferentes lugares para mostrarnos su apoyo. También agradecemos a las asociaciones europeas, que llevan años desenmascarando las prácticas de esta Policía.

¿Qué pasos tenéis previstos para el futuro más próximo?

Seguimos trabajando, no puedo dar más detalles al respecto porque, de decírtelos, el majzén sabría cuáles son. No queremos que se vayan a dormir tranquilos. Queremos que se reconozca lo que pedimos.

Hay amenazas, sí, y las seguirá habiendo. Nos exponemos a ello; pueden encarcelarnos o hacer cualquier cosa, tanto a mí como a todas esas personas que salen a la calle. Pero esa gente que sale a la calle lo hace porque quiere vivir en libertad, ahora mismo están muriendo poco a poco. Cada día morimos, así que al menos que sea por algo que merece la pena. El movimiento popular sigue y sigue porque no sólo soy yo. Si morimos, que sea por nuestra tierra y nuestros derechos.