Beñat ZALDUA
BARCELONA
Entrevue
LLUÍS COROMINAS
PRESIDENTE DE JUNTS PEL SÍ Y MIEMBRO DEL PDECAT

«Lo importante no es tanto la declaración, sino sus efectos y el proceso constituyente»

En julio saltó de la vicepresidencia del Parlament a la presidencia del Grupo Parlamentario de JxSí en sustitución de Turull. Nos recibe entre reunión y reunión con dos incógnitas en el ambiente: ¿Habrá DUI? ¿Cómo reaccionará el Estado?

Lluís Corominas (Castellar del Vallès, 1963) da a entender que sí, que habrá declaración de independencia el próximo martes. Pero vendrá con sorpresas. Por si acaso, reproducimos el artículo 4.4 de la Ley del Referéndum a la que se refiere en más de una ocasión: «Si el recuento de los votos válidamente emitidos da como resultado que hay más afirmativos que negativos, implica la independencia de Catalunya. A tal efecto, el Parlament de Catalunya, dentro de los dos días siguientes a la proclamación de los resultados por parte de la Sindicatura electoral, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de la independencia de Catalunya, sus efectos y acordar el inicio del proceso constituyente».

A las 8.30 del domingo parecía que el referéndum se iba a celebrar sin problemas. ¿Se esperaban la violenta actuación del Estado?

Nos esperábamos alguna intervención, pero no el grado de violencia y premeditación con la que actuaron. Había ganas de hacer daño físico, y no somos un pueblo que esté acostumbrado.

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Sostienen que es un referéndum válido.

Sí. Lo planteamos como referéndum vinculante desde el primer día, todo el mundo lo sabía y, seguramente por eso, el Estado intentó que no lo pudiésemos hacer. Nos creemos lo que aprobamos, y la gente fue el domingo a votar defendiendo las urnas con su propio cuerpo. Ahora a esta gente no le vamos a decir que no era vinculante. Si no ha habido todas las garantías que queríamos no ha sido por voluntad propia, sino porque el Estado lo ha impuesto. El referéndum queda legitimado por la participación y por el uso de la violencia por parte del Estado, y por tanto asumimos las consecuencias de la Ley del Referéndum.

El resultado entonces habilita la declaración de independencia.

El resultado habilita a aplicar el artículo 4 de la Ley del Referéndum, que determina que la independencia queda legitimada. El Parlament tiene que determinar ahora qué efectos tiene la declaración e iniciar el proceso constituyente, que es muy importante, porque el 1 y el 3, el día del parón general, había muchos independentistas, pero también muchos que no lo eran, pero que están dispuestos a participar en un momento fundacional, en un proceso constituyente.

Pero entonces, ¿habrá declaración de independencia?

El martes veremos el formato. Yo creo que lo interesante será qué contenido le damos al conjunto del artículo 4, y no solo a la declaración.

¿Temen que una DUI contundente haga perder buena parte de ese capital político atesorado el domingo?

Sí, evidentemente. Nosotros tenemos la percepción en este momento de que tenemos muchos más apoyos de los que teníamos hace dos semanas o tres semanas, y no queremos perderlo. Por eso insisto en que lo importante no será tanto la declaración, sino los apellidos, que son los efectos y el inicio del proceso constituyente, junto a la voluntad de someternos a la mediación.

¿Cree que los resultados del 1-O son suficientes para lograr un reconocimiento internacional?

Tenemos que ser francos, hay muy pocos reconocimientos y muchas simpatías. Estamos en una Europa de Estados y a nivel internacional existe una defensa mutua de este hecho. Pero hay ya pronunciamientos que indican que el camino abierto con la mediación puede tener recorrido. Lo que le pedimos a la comunidad internacional es que ampare las libertades individuales y colectivas que tenemos como ciudadanos del mundo.

Esta semana se ha ofrecido Suiza, pero más allá de las ofertas públicas, ¿puede confirmar si se ha abierto algún canal formal para articular dicha mediación?

Se están moviendo muchas cosas. No descartamos mediaciones internas como las propuestas por el Colegio de Abogados, pero en este momento lo que hay es un intento de que sea la comunidad internacional la que medie. Pero creo que es mejor no decir que es posible hasta que sea verdad, porque lo que quiere la gente es que no le engañemos.

En una negociación, ¿Catalunya puede aceptar algo que no pase por el ejercicio del derecho a la autodeterminación?

No, esto no tiene marcha atrás. No es un tema coyuntural, ha venido para quedarse.

No parece que el Estado esté por la labor. ¿Se esperaban el tono castrense y amenazador de Felipe de Borbón?

La verdad es que no. A los que no somos monárquicos nos da un poco igual, pero es un error quemar la figura de la monarquía con ese tono duro y amenazador, que se dirige solo a una parte de la sociedad española. Ganamos más adeptos a la causa, porque evidentemente, la mayoría de catalanes, cuando vio ese discurso, se preguntó quién era esa persona, a quién representaba.

¿Podemos ver la suspensión de la autonomía y la detención de miembros del Govern en los próximos días?

Siguiendo la cadencia de movimientos que ha hecho el Estado, no sería de extrañar, pero ¿adónde nos llevaría? ¿A unas elecciones autonómicas normales convocadas por el Estado? ¿Con los partidos independentistas ilegalizados? Quizá alguien puede pensar que tiene alguna utilidad en el corto plazo, pero es evidente que así no solucionarán nunca el conflicto.

¿La actual clase política catalana tiene alguna otra opción que no sea seguir adelante? ¿Miran atrás y ven un camino que se pueda desandar?

No. Estamos convencidos de lo que estamos haciendo, y los que tenemos responsabilidades teníamos muy claro que podía pasar lo que está pasando. Si no estás dispuesto a llegar hasta el final, además, no eres creíble. Y ahí el Estado también se equivocó, nos menospreciaron y pensaron que nos echaríamos atrás por las amenazas.

¿Serán capaces las fuerzas independentistas de mantener la unidad de acción vista hasta el 1 de octubre?

El objetivo es mantenerla hasta las elecciones constituyentes, y que ahí cada quien vaya con su ideología. Ha costado mucho, pero hemos conseguido un nivel de confianza que no teníamos antes. Había gente que decía que la CUP dinamitaría todo porque solo quieren la revolución, y la CUP ha llegado hasta el final. Había gente que decía que ERC solo quería que el PDeCAT desapareciese y gobernar tras unas elecciones normales, y Esquerra se ha mojado hasta el fondo. Y también decían que el PDeCAT veníamos aquí de invitados, sin acabar de estar convencidos, y aquí estamos liderándolo con un gran president que nos representa muy bien.

Acabamos. Si esto no sale bien, ¿qué va a ser de Catalunya?

No contemplo ese escenario. Es que si no sale bien tendremos que preguntar qué va a ser de España. Si el Gobierno español cambia el planteamiento, forzado por las circunstancias, nos irá bien a todos, porque siempre hemos planteado una separación colaborativa. Si insisten en reprimir un proyecto colectivo, democrático y pacífico, podrán lograr pararlo uno o dos años, pero acabará volviendo más fuerte. No es ninguna amenaza, es una constatación.