Natxo MATXIN
OSASUNA

Ni el comandante Martín pudo con la racha triunfal de los líderes rojillos

La escuadra de Diego Martínez vuelve a auparse a lo más alto de la tabla tras sacar adelante un partido muy de la categoría, con más pelea que fútbol y marcado por la eficacia en las escasas llegadas ofensivas.

OSASUNA 1

ALBACETE 0


Ni el comandante Martín puede con la marcha triunfal de un Osasuna que volvió a marcar el baile que más le convenía, sin estridencias, incluso no pasándolo demasiado bien en determinadas fases del encuentro, pero eficaz en sus oportunidades y con solvencia para sumar otros tres puntos que vuelven a permitir a los de Diego Martínez recuperar el liderato de la categoría de plata.

Fue el típico enfrentamiento de Segunda, no más fútbol del necesario, un ritmo fuerte, mucha pelea en medio campo y con la necesidad de aprovechar lo poco que pudiera aparecer en ataque. La escuadra navarra cumplió con el guión que se requiere para estos envites, salvando además el escollo de no contar con dos futbolistas básicos como Aridane y Mérida.

El comienzo del partido no siguió los parámetros de la clasificación, ni mucho menos. Cumplido el cuarto minuto, el Albacete ya había mandado el cuero al palo, premio a su mejor salida al terreno de juego, con presión, llegada por banda y buenos centros. El cabezazo del controvertido Zozulia se encontró con la estatua de Sergio Herrera y la dureza de la madera.

A cambio, los anfitriones navegaban como podían en una marejada que para nada les convenía. Solo alguna que otra arrancada aislada de Quique permitía a los de Diego Martínez dejar patente que estaban jugando en campo propio. Poco bagaje ciertamente para un equipo que partía con la idea de volver a recuperar el liderato. Sin embargo, este Osasuna necesita muy poco para generar peligro y lo demostró en los siguientes minutos.

Un disparo lejano con el exterior de Lillo que salió desviado y, sobre todo, un tiro raso de Roberto Torres que se envenenó al rozar la pierna de Delgado dejaron patente esa condición, si bien el guardameta Nadal estuvo muy ágil para sacar su manopla y abortar el segundo lance.

Pese a esas acometidas, la escuadra navarra seguía muy incómoda sobre el verde, incapaz de solventar la presión manchega y con más nervios de los debidos en la zaga –fallos de Oier y Sergio Herrera–, aunque ello no se tradujo en algo negativo para los intereses rojillos. Una dinámica que se prolongó casi hasta el meridiano de la primera parte, momento en el que los anfitriones dieron visos de despertar de su letargo.

Comenzó un mejor manejo del cuero, con más criterio y buscando los carriles, sobre todo el derecho, donde Mateo García, a pierna cambiada, dispuso de una ocasión inmejorable para inaugurar el electrónico, cuando se plantó solo frente al meta rival, tras jugada combinada con Quique, pero chutó bastante flojo y al muñeco.

Y Torró se estrenó

El viraje a favor del viento rojillo tuvo su recompensa. De nuevo, a balón parado. El cerco a la portería albaceteña trajo consigo una peligrosa falta al borde del área, que Roberto Torres ejecutó con maestría, aunque a la dirección de la pelota le faltaron centímetros para besar las mallas. No problem. El cuero golpeó de manera ladeada el poste y el rechace lo recogió un Torró muy bien colocado que solo tuvo que empujar con la cabeza a las redes. La eficacia volvía a marcar la diferencia sobre el campo, al menos de manera provisional.

Pareció saltar un tanto condescendiente Osasuna tras el paso por vestuarios, dejando hacer al contrario en la medular, pero sin permitirle mucho más y volviendo a dejar patente que el peligro era patrimonio de los rojillos. Un saque de esquina que se comió Nadal bien pudo matar el choque, pero Unai García, que estuvo muy acertado en el juego aéreo, llegó demasiado forzado a un cabezazo que, bien embocado, hubiese supuesto el 2-0. El Albacete, voluntarioso pero con bastante poca llegada, puso la contrarréplica con un zurdazo desviado de Morillas.

El envite fue entrando en un periodo contemplativo e incluso tedioso, de no ser por lo escaso del marcador, con un ritmo más idóneo para los locales, que aguardaban a dar la estocada final con una contra o intentar volver a sacar tajada en estrategia. Los minutos iban pasando y Osasuna, aunque revelaba el poso y la confianza que dan los resultados, no terminaba de cerrar el partido, con todo lo arriesgado que ello era.

Entrado ya el último cuarto de hora, De las Cuevas dispuso de otra falta al borde del área, pero la ejecución no fue acorde a su calidad y el Albacete adelantó líneas para irse a la busca del empate. A punto estuvo de conseguirlo Dani Rodríguez cuando se sacó un zurdazo tras despeje de la defensa encarnada que tomó una trayectoria hacia la cepa del poste a la que Sergio Herrera opuso su guante para enviar la pelota a corner.

Fue el último cartucho del conjunto manchego, en su quiero y no puedo por sumar en El Sadar, donde quedó patente que este Osasuna está enrachado y sabe cómo gestionar una ventaja en el luminoso. Los rojillos enlazaron su séptima jornada liguera consecutiva imbatidos, su tercera victoria seguida y su cuarto encuentro sin encajar.

Números que le permiten seguir encaminado en una regularidad que no varía, pese a que en el once hubiera que realizar hasta cuatro cambios, algunos de ellos obligados. La nave osasunista continúa una singladura sin mácula que sigue ilusionando a una grada que despidió al equipo a lo grande.

«Contento por la ambición del equipo»

El de ayer es de esos partidos que no pasan a la historia, pero que computan, y mucho, en el resultado final de puntos. Consciente de ello, el técnico rojillo, Diego Martínez, se mostró «contento por la ambición del equipo que tiene por mejorar, además de por su firmeza y solidez», resaltó.

Insistió en que «tengo que dar la enhorabuena a mis jugadores por la regularidad que están mostrando y porque han entrado futbolistas menos habituales que nos han ayudado a ganar. Sabíamos que iba a ser un partido muy igualado, de faltas y segundas jugadas, y hemos sabido interpretarlo», sacó pecho el preparador gallego.

Por su parte, Enrique Martín calificó de «maravillosa e impagable» la tarde que vivió en El Sadar. «Me he quedado K.O. con el recibimiento, ha sido todo un detalle por parte de la afición y espero que las cosas sigan yendo bien y que se consiga el objetivo. Me dolerá más la derrota en cualquier otro sitio, eso está claro», reflejó.N.M.