Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Entrevue
LANDER MARTÍNEZ
SECRETARIO GENERAL DE PODEMOS EUSKADI-AHAL DUGU

«Apostamos por una alianza progresista que pueda gobernar»

Optimista se muestra el nuevo secretario general de Podemos Euskadi-Ahal Dugu tras una Asamblea Ciudadana que califica de «ejemplar». «Hemos salido con una nueva dirección, un proyecto claro, y un partido más unido y reforzado que nunca», defiende el también portavoz de Elkarrekin Podemos en la Cámara de Gasteiz. Su reto, construir una alternativa progresista de gobierno al PNV.

Parece desde fuera que Podemos está en retroceso y que se mantiene la división en su seno. ¿Está llamado a ser el secretario general que lo frene?

No sé si llamado. Evidentemente, es una tarea que toca hacer. La realidad interna la conocíamos. Lo que se ha reflejado en las elecciones internas no es algo que fuera desconocido o que no supiéramos. Más allá del resultado, y sobre todo si vamos al número de personas que han entrado en el Consejo Ciudadano, refleja mejor que con el anterior sistema de recuento la pluralidad de la organización. Eso no es necesariamente malo, de hecho nos obliga a todos y todas a hacer un esfuerzo mayor por llegar a acuerdos. Nos ayuda a madurar en la convivencia interna del partido. Ese proceso nos va a ayudar a proyectar una mejor imagen hacia fuera y a remontar en todo aquello en lo que haya que remontar, teniendo en cuenta que el espacio electoral de Podemos en Euskadi está prácticamente intacto si hacemos caso a las encuestas, a las que siempre hay que coger con mucho cuidado.

Con varias elecciones en el horizonte, ¿es buen momento?

Es el mejor. Imagínese que tendríamos que hacer un trabajo de cohesión y de renovación de una serie de criterios a tres o cuatro meses vista de unas elecciones. Uno de los grandes factores por el que se tomó la decisión de hacer la Asamblea Ciudadana era para tener tiempo suficiente de preparar bien las elecciones de 2019, tanto las municipales como las forales. Tener gran parte de 2018 para reforzarnos de manera local, porque ahora vienen los procesos internos municipales y tener una estructura totalmente renovada y aceptada para abordarlas es un acierto en cuanto al camino que tiene que tomar Podemos de cara a esos comicios. Una vez pasadas las autonómicas, tocaba renovar la estrategia, el proceso político y organizativo. La realidad es diferente, la de la propia organización también porque estamos en todas las instituciones, los recursos no son los mismos; la proyección no es la misma, es mayor. Por lo tanto, creo que es muy positivo renovar la estrategia a tiempo para poder acometer con todas las garantías y con toda la fuerza posible esas elecciones.

Tres máximos dirigentes en Podemos Euskadi en poco tiempo, dos en Nafarroa, candidatos electorales como Pili Zabala muy efímeros... ¿Qué está pasando?

Pasa lo que pasa a cualquier partido que está en un proceso de construcción. Podemos va a cumplir cuatro años de vida. Comparto que no es deseable que haya habido en este tiempo tres procesos de primarias a la Secretaría General pero creo que el último da un grado mayor de estabilidad, de madurez, a Podemos Euskadi. Cuando en Podemos se dan este tipo de procesos todo se sabe, los debates son muy públicos y estamos en una época en la que los medios de comunicación y las redes sociales permiten saber mucho más sobre lo que sucede en las organizaciones políticas.

En Podemos Euskadi no se está dando un proceso diferente al que se daría en cualquier movimiento político que esté en proceso de construcción. Una vez pasemos las elecciones municipales, va a haber un grado de asentamiento muy alto.

¿Está por combatir el régimen del 78, como decían en su origen, o cree que hay algo rescatable en él?

Si hablamos en términos políticos, hay pocas cosas que se puedan desechar al 100% y tambien hay pocas cosas con las que te puedas quedar al 100%. Nosotros tuvimos claro que había un bipartidismo presente en el Estado español que provenía directamente del proceso de transición, que provocó ese turnismo. Fuimos directos a tratar de acabar con ese sistema. No solo fuimos directos a ellos sino que, en gran medida, lo conseguimos porque el bipartidismo ya no existe como tal. Aunque gobierne el PP, que es un partido totalmente de régimen, ya los equilibrios políticos no son los mismos ni en el Estado español ni siquiera en Euskadi. En Euskadi hemos tenido claro que nuestro adversario político era el PNV, que nuestro objetivo es construir alternativas al PNV. El PNV está siendo uno de los grandes sustentos a ese partido de régimen que es el PP. Nuestra acción política demuestra claramente que ese objetivo no ha cambiado, que es alterar la realidad política del Estado y de Euskadi que nació en ese proceso de transición. Creo que en eso estamos consiguiendo unos cuantos objetivos.

¿Comparte la acusación al independentismo catalán de «despertar al fascismo» que han expresado algunos miembros de Podemos? ¿Cómo se puede vencer al fascismo sin «despertarlo»?

Al fascismo hay que vencerlo a través de la política. En Europa hemos vivido un momento histórico muy complicado. La única manera de pararlo era creando movimientos de izquierdas y progresistas que canalizaran ese desencanto que pudiera derivarse hacia la extrema derecha. Grecia ha sido prueba de ello. Hemos visto como la existencia de Syriza frenó cualquier aspiración que pudiera tener en su día Amanecer Dorado.

El contexto en sí es favorable a despertar al fascismo. No diría que el proceso catalán ha despertado al fascismo, sí el conflicto político que ha habido y tal como ha sido gestionado, solo por parte del Gobierno español sin quitar responsabilidad al catalán, que la ha tenido y mucho por cómo ha sido el proceso. El Gobierno español ha tenido cierta conveniencia en despertar una serie de sentimientos en el Estado, como puede ser el de la unidad nacional a cualquier precio, que ha ayudado a que ciertos sectores tomen notoriedad. Nadie puede negar que se han movilizado y han aprovechado un contexto muy complejo para ganar un espacio que probablemente tenga una canalización en forma de demandas políticas centralizadoras en un partido como es Ciudadanos.

La posición que ha adoptado Podemos ante Catalunya es similar a la del PNV (referéndum acordado...). En autogobierno en la CAV en general también dan mensajes parecidos. ¿No están más cerca del PNV de lo que parecía en principio?

En autogobierno y también si vamos a la ponencia, la geometría es variable. Se demuestra en el Parlamento día a día, es un dato estadístico, que PNV y Elkarrekin Podemos son los partidos que más diferente votan sobre todo en materia económica y social. Tenemos una gran diferencia, una gran diferencia que muchas veces es difícilmente salvable. Eso no quiere decir que a la hora de tomar ciertas posiciones, puede ser la del referéndum pactado o acordado, la de tener como ejemplo la Ley de Claridad canadiense de cara a materializar el derecho a decidir, tengamos una serie de coincidencias. Nunca lo hemos negado, no lo hemos ocultado, porque nuestra postura política es a favor del derecho a decidir y creemos que la mejor manera de materializarlo es a través de consultas pactadas con el Estado. Y además, si podemos avanzar en un acuerdo amplio entre partidos para que haya una legislación que lo permita, mucho mejor. El PNV ha mostrado una postura similar.

¿Qué expectativas tienen en la ponencia de autogobierno? ¿Para qué puede servir su propuesta de dos mesas? ¿Tiene recorrido?

Serviría de mucho. El recorrido está un poco paralizado, pero no solo nuestra propuesta metodológica, es que lo está la ponencia de autogobierno. Lo que pretendíamos aportar con las dos mesas era una solución al bloqueo de debate que se estaba dando en las dos últimas ponencias, y que probablemente se vaya a dar en la próxima. Lo que hemos hecho es proponernos detallar un poquito más una serie de textos que presentamos la anterior vez y llevarlos a la próxima reunión, pero temo que volveremos a no saber qué hacer con ellos, volveremos a tener el mismo debate sobre cómo orientar la ponencia y seguiremos teniendo un bloqueo metodológico a la hora de sacar adelante cualquier propuesta.

Tengo que coger con cautela los pasos que se están dando. Tenemos responsabilidad y vamos a estar, vamos a seguir aportando, sea nuestra metodológica o no la que salga adelante, pero evidentemente tenemos nuestras condiciones políticas. Apostamos por acuerdos amplios y por una reforma estatutaria. Apostamos por que Euskadi tenga en un futuro próximo un Estatuto que blinde sus derechos sociales y tambien por un acuerdo por el derecho a decidir en forma de pacto de claridad. Esos son nuestros objetivos claros de cara a la ponencia de autogobierno. A mí me gustaría que el resto de partidos plantearan tan claro como nosotros cuáles son sus objetivos y qué quieren que salga una vez terminada. Dando cada partido ese pasito podremos tener unos términos más claros y podremos saber cómo orientar el recorrido de la ponencia. Mientras tanto vamos a seguir teniendo el bloqueo de siempre.

¿Por qué en Nafarroa sí es posible un acuerdo amplio con EH Bildu y demás fuerzas frente a la derecha y en la CAV se muestran más reticentes ante sus ofertas?

El contexto es muy diferente. En Nafarroa, quien llevaba gobernando casi 40 años, a quien se le podía considerar el pilar del régimen, era UPN. Lo que tocaba era plantear una alternativa y eso es lo que se hizo, plantear una alternativa a UPN que, con sus más y sus menos, con sus dificultades, está saliendo adelante. Es de aplaudir porque se está consiguiendo, de una manera moderada todavía, implementar una serie de cambios en Nafarroa que sin este acuerdo habrían sido imposibles. En Euskadi quien lleva gobernando 40 años es el PNV y lo que propone EH Bildu es un acuerdo con el PNV. Nosotros lo que queremos es generar alternativas al PNV.

Al poco de ser elegido, dijo que el reto es construir la alternativa progresista al servicio de la gente en las instituciones. ¿Piensa realmente que el PSE va a abandonar al PNV?

Nos hemos marcado unos objetivos a tres años que implican un trabajo político profundo para poder conseguir generar una alternativa atractiva incluso para el PSE, que en este momento tiene un acuerdo con el PNV porque le garantiza su supervivencia. Dudo de que el PSE, hablando en clave dirigente, esté del todo cómodo con lo que está haciendo con el PNV, porque están prácticamente invisibles y las líneas rojas que ponían, como era la reforma fiscal, no sirven para nada. Lo que sí tengo claro es que la militancia, incluso parte de los votantes, no están nada cómodos con el trabajo político que se hace en este gobierno. Por lo tanto, nos toca crear las condiciones necesarias para que en el futuro pueda haber una alianza progresista que pueda gobernar Euskadi.

No es un objetivo utópico, ya que, si hablamos de números o de votos, los números dan y los votos existen. Hay una voluntad mayoritaria en Euskadi que quiere gobierno progresista, que quiere cambio progresista, que quiere políticas de defensa de lo social. ¿Por qué no vamos a trabajar en mejorar las condiciones que tenemos para facilitar esa alianza?

Han eludido secundar la movilización de Bilbo argumentando que los presos tienen que hacer un recorrido, pero su nota se publicó el mismo día que EPPK decía prácticamente lo mismo que ustedes le piden: reconocimiento del daño, empatía... ¿Cuál es el problema, Podemos no les cree?

Haría un matiz, al margen de que el comunicado salió antes, es que el reconocimiento del daño ya se da. No se trata solo de reconocer el daño sino de reconocer que no se tendría que haber hecho daño a nadie y que fue injusto generar ese daño, que es un mínimo ético que demanda la sociedad.

Nosotros damos libertad absoluta a quienes quieran asistir a la manifestación, porque las demandas de la manifestación las compartimos. Siempre hemos planteado que estamos a favor del acercamiento de las personas privadas de libertad y, además, estamos a favor del acercamiento sin condiciones, pero creemos que, en el contexto actual se deberían hacer demandas en cuanto a derechos y en cuanto a responsabilidades. Aunque no condicionemos una cosa con la otra, sí que se debería hablar de ambas cosas, tanto de los derechos que tienen las personas presas para estar en las cárceles más cercanas a su lugar de arraigo social y para que se termine ese castigo que están sufriendo ellas y sus familias como de que los presos tienen la responsabilidad del daño causado y de su injusticia.