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DAMASCO-Nueva york

Ghuta seguía bajo las bombas mientras la ONU ultimaba la tregua

Los aviones del régimen sirio seguían bombardeando ayer, por sexta jornada consecutiva, el bastión rebelde de Ghuta Oriental, mientras se esperaba anoche que el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas sometiera a votación un proyecto de resolución de un alto el fuego de 30 días. Los miembros del Consejo estaban «muy cerca» del acuerdo, según su presidente, pero a última hora de la noche (hora de Euskal Herria) volvía a retrasarse la votación.

La votación en la Consejo de Seguridad de la ONU de una resolución que buscaba una tregua de 30 días en el bastión rebelde de Ghuta Oriental, bombardeado durante seis días consecutivos por las fuerzas del régimen sitio y sus aliados, volvió a posponerse a últimas horas de la noche, mientras continuaban las negociaciones para evitar un veto de Rusia y las bombas seguían cayendo sobre esta región de la periferia de Damasco.

Desde el domingo, al menos 462 civiles, entre ellos 103 niños, han fallecido en los intensos e incesantes bombardeos y disparos de artillería del Ejército sirio contra ese amplio enclave, que según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se ha convertido en un «infierno».

El Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Assad, ignoró los llamamientos internacionales para detener el derramamiento de sangre y ayer volvió a bombardear varias localidades de Ghuta Oriental provocando 39 muertos, seis de ellos niños, dijo el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Esta campaña aérea es de una intensidad inusual y precede a una ofensiva terrestre del Ejército para recuperar la región, según anuncian algunas fuentes.

En Duma, principal ciudad del enclave rebelde, unos pocos habitantes se aventuraron a salir a la calle para comprar comida para sus familias, escondidas en subsuelos, o conocer el estado de salud de sus allegados.

Los alrededor de 400.000 habitantes de Ghuta, sometidos a un asfixiante asedio del régimen desde 2013, ya sufren escasez de alimentos y medicinas.

El proyecto de resolución que debía votarse ayer, tras varios intentos fallidos, planteaba un alto el fuego de 30 días en Siria para permitir la llegada de ayuda humanitaria y de evacuaciones médicas en Ghuta Oriental. El Consejo lleva cerca de dos semanas discutiendo esta resolución, pero los llamamientos internacionales a una tregua se han intensificado en los últimos días a causa del alto número de víctimas en los bombardeos.

Rusia criticó el proyecto y exigió, para su aprobación, «garantías» sobre el respeto a la eventual tregua. «Nadie puede ase- gurar si los combatientes la respetarán [...] nadie aporta garantías», declaró el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov.

Poco después, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, enviaron una carta común al presidente ruso, Vladimir Putin, instándole a apoyar el texto.

También Turquía exhortó a Rusia e Irán, los principales apoyos de Al-Assad, a «detener al régimen» y sus bombardeos.

Según el OSDH, la aviación rusa, que ayuda militarmente a Damasco desde 2015, participa en los ataques contra Ghuta, algo que Moscú desmiente.

«Hasta una piedra lloraría»

Pero los movimientos diplomáticos no logran convencer a los habitantes de la devastada Ghuta Oriental. «La ONU dice estar preocupada y pide un alto el fuego, Francia condena pero al final no nos han aportado nada», criticó Abu Mustafa, un habitante de Duma que acompañaba a un herido. «Hay ataques y destrucción a diario, hasta una piedra lloraría con esto, todos los días hay alguien que pierde un familiar», lamentó.

Según el OSDH, la aviación rusa, que ayuda militarmente a Damasco desde 2015, participa en los ataques contra Ghuta, algo que Moscú desmiente.

Ghuta Oriental es el último bastión rebelde situado a las puertas de Damasco y los combatientes disparan con regularidad obuses y cohetes sobre la capital, feudo del régimen y símbolo de su poder.

El actual escenario de Ghuta recuerda a lo que ya ocurrió en otros bastiones rebeldes, como en Alepo en 2016.

Para Aron Lund, del grupo de reflexión estadounidense Century Foundation, recuperar Ghuta o una parte del sector sería una «gran victoria simbólica para el Gobierno sirio».