V. ESQUIROL
Crítico de cine

Se mira pero no se toca: Oso de Oro para «Touch Me Not»

La 68ª Berlinale cerró con la sorpresa mayúscula de un Palmarés coronado por la película a concurso más controvertida. La gloria se la llevó la debutante Adina Pintilie, con una cinta que no dejó indiferente a nadie

La gala de clausura de la 68ª edición del Festival de Cine de Berlín empezó como todas las de los últimos años. Con un miembro de la organización recordando el carácter social de la cita. Aquí, no solo se premia el cine, sino también (o sobre todo) la capacidad para incidir en todas aquellas temáticas (más bien problemáticas) que dan forma al mundo en el que vivimos.

Hasta aquí todo en orden. Hasta que apareció el presidente del Jurado, Tom Tykwer. El hombre avanzó hacia el micro, sonrió y advirtió que sus decisiones iban a crear algún que otro shock en la audiencia. Y así fue, solo que en realidad, estuvimos más cerca del ataque al corazón.

La parada cardíaca se concretó con el premio más importante de todos, el Oso de Oro. Este fue para la rumana “Touch Me Not”, de Adina Pintilie. Saltó la sorpresa, no por el estatus de debutante de su directora, sino por la profunda división de opiniones, generada desde su primer pase. O se la amaba o se la odiaba, sin término medio posible. Así pues, la Berlinale fue a buscar la polémica, aquella película de la que, para bien o para mal, todo el mundo hablaba.

Si alguien me pregunta, me veo obligado a mostrar mi rechazo (incluso repulsión) por dicho reconocimiento. Básicamente, por el peligro que supone dar alas a alguien más pendiente de su ego que de los efectos sanadores que dice tener su trabajo. Desagradable a la vista, seguro. Moralmente cuestionable, también.

Por suerte, la justicia se impuso en todos los demás premios. Desde el Oso de Plata a “Mug”, de Malgorzata Szumowska, hasta la Mejor Dirección para Wes Anderson (“Isla de perros”), pasando por el Mejor Guión para “Museo”, de Alonso Ruizpalacios y el doble galardón a “Las Herederas” (Actriz y Contribución Cinematográfica). Hubiera quedado todo muy apañado... de no ser por esa guinda que no hay por dónde tocarla.