Aritz INTXUSTA
iruñea

Nafarroa despierta a la industria del cine gracias a ser «un país dentro de un país»

La capacidad de autogobierno de Nafarroa ha permitido una rebaja fiscal del 35% para producciones cinematográficas, lo que se ha traducido en un aumento de los rodajes en el territorio foral. Javier Lacunza, responsable de la Navarra Film Comission, defiende que las ayudas han servido de toque de atención para una industria que antes ignoraba este territorio. Además, confía en que estas ayudas desemboquen en el establecimiento de empresas del sector.

La relación de Nafarroa con el cine ha sido casi nula, salvo contadas excepciones que solo han servido para confirmar la regla. Y sin embargo, algo está cambiando en los últimos años. El cierre de 2017 arroja un balance de una docena de largometrajes de ficción rodados en Nafarro, más cuatro documentales y otrseries. Una actividad insólita.

Este interés de la industria cinematográfica por los escenarios forales no responde a un repentino enamoramiento de su belleza paisajística. Todo es más prosaico y asentado en números. El punto de inflexión son unos incentivos fiscales del 35%. Javier Lacunza, responsable de Navarra Film Commission, explica por qué Nafarroa ha decidido jugar una baza semejante. «La inversión que tienen que realizar las productoras para acometer una película es de difícil retorno –asegura–. Esto les obliga a tener en cuenta todos los elementos y unas deducciones fiscales son necesariamente un elemento a valorar».

Paradójicamente, no todas las producciones se acogen después a estas deducciones. «Lo que se ha conseguido con estos incentivos principalmente es colocar a Navarra en el mapa en el que antes no estaba», explica Lacunza. Gracias a lo llamativo de estas ayudas, los responsables de los rodajes estudian qué escenarios y facilidades ofrece Nafarroa y tienen en cuenta al territorio en el momento de elaborar el plan de rodaje. Un estudio de valoración posterior realizado con las productoras certifica que, finalmente, solo el 20% de ellas rueda en Nafarroa por el incentivo fiscal, frente a más de la mitad que llegan a Nafarroa empujadas por «la calidad y variedad de las localizaciones navarras».

Y es que el motivo último por el cual Nafarroa ha sido ignorada por el cine no es por falta de potenciarlo. «Las ventajas que tiene grabar aquí son muchas. La variedad de paisajes es más que obvia, pero también está el hecho de que es una administración muy pequeña y eso lo facilita todo», prosigue Lacunza.

En estos rodajes, la Film Commission trabaja como facilitadora y, en este último año, le ha tocado hacer de todo, desde conseguir complicados accesos a parajes reservados de los bosques de Urbasa hasta abrir la morgue para que entren las cámaras. «Gracias a las ayudas somos un sitio a valorar, pero esto no cuaja si después no trabajas bien», sostiene el responsable.

La apuesta por los incentivos fiscales surge en la reforma fiscal in extremis de UPN y PSN de 2015, pero luego se consolidó y perfeccionó en las dos reformas fiscales del gobierno actual. «Cuando me toca vender Navarra fuera, lo que les digo es que tenemos un país dentro de un país. Porque el manejo de una Hacienda Propia es la base principal de un país», continúa el también responsable de Nicdo.

Bizkaia fue el referente sobre cómo abordar la línea de incentivos. La Unión Europea es muy celosa en ciertos apoyos a la industria, pues no permite las ayudas de Estado cuando pueden afectar a la competitividad. Y sin embargo, Bizkaia probó una excepción en el ámbito cultural que permite explotar las competencias fiscales al máximo. La certificación de este margen se produjo en agosto de 2015, cuando el tribunal sobre asuntos de competencia de la UE avaló las ayudas fiscales vizcainas, que había llegado a ser acusada de convertirse en un «paraíso fiscal» para rodajes.

Algo más que rodajes

Esta permisividad fiscal de Europa para con el cine, responde a una lógica, que es la del deber de fomentar la cultura. A fin de cuentas, el Estado español es uno de los que menos invierte en el sector. De 2010 a 2014, el Estado dio un tijeretazo del 63% a ayudas al cine, mientras que en el resto del continente se aumentó un 13% el apoyo.

Según los datos del Departamento que dirige Ana Herrera, los rodajes que han aterrizado en Nafarroa desde que se inició la política de incentivos (2015-2017), generaron un gasto directo de 37,4 millones de euros, de los que Hacienda ingresó 8,2.

Lacunza apunta que para 2018 los datos de rodajes serán aún mejores. Ya hay una docena de películas confirmadas, entre las que se encuentra la segunda parte de “El guardián invisible”. No obstante, Lacunza entiende que una fiscalidad así debe ambicionar algo más que la llegada de equipos de grabación, como es el asentamiento de una industria estable y apunta hacia la animación. A su entender, el éxito de los siguentes ejercicios vendrá de que cuaje algún proyecto de estas características.