Ion SALGADO

FAMILIAS DE UNA O DOS PERSONAS, UNA REALIDAD AL ALZA

El último informe publicado por Gaindegia advierte de que el 60,5% de las unidades convivenciales registradas en Euskal Herria están formadas por una o dos personas. Este dato pone de manifiesto la necesidad de implementar nuevas políticas de familia.


El 60,5% de las unidades convivenciales censadas en Euskal Herria están formadas por una o dos personas. Así lo indican los datos publicados la pasada semana por Gaindegia, que advierte de que las familias vascas son cada vez más pequeñas. Lo cierto es que, según los datos de 2017, el 28,6% de las unidades convivenciales corresponden a personas que viven solas, y el 31,9% a familias compuestas por dos personas. Las unidades convivenciales formadas por tres o cuatro personas representan el 19,3% y el 16% del total.

Gaindegia sostiene que el tamaño de las familias comenzó a descender en la década de los 40, tras la Guerra de 1936 y la Segunda Guerra Mundial, y esta tendencia fue a más con la industrialización de Hego Euskal Herria, a partir de los años 60. A juicio del observatorio, esta realidad está propiciada por dos motivos que se pueden observar con claridad en Ipar Euskal Herria. En Lapurdi, el modo de vida urbano ha dado pie a familias más pequeñas; y en Zuberoa disminuye el tamaño de las unidades convivenciales debido a las dificultades propias de la vida rural.

Familias monoparentales

Además, en los últimos años se han producido cambios en los modelos de familia, y cada vez son más las familias monoparentales. En concreto, hay 133.500 familias de este tipo en Euskal Herria, el 10,3% del total. Tomando como referencia los datos desde el curso 2013, se comprueba que cada año se registran 5.100 nuevas familias formadas por uno de los progenitores y sus hijos e hijas. Por herrialdes, destacan los casos de Bizkaia y Gipuzkoa, que superan la media vasca. En el lado opuesto se sitúa Nafarroa, donde el porcentaje de familias monoparentales se queda en el 7,7%.

También han aumentado el número de personas que viven solas, que representan el 28,4% de las unidades convivenciales. Esta realidad afecta sobre todo a Lapurdi, donde el porcentaje se dispara hasta el 40,2%, lejos del 25,8% de Gipuzkoa o del 26,9% de Nafarroa. Gaindegia alerta de que la soledad es un problema vinculado a la vejez, no en vano hay más de 152.00 personas mayores de 65 años que viven solas, el 23,5%. Y tres cuartas partes son mujeres. En contra de lo que muchos puedan pensar, los datos de Euskal Herria son mejores que los registrados en Dinamarca, donde el 44,4% de las personas mayores de 65 años viven solas, Suecia (39,2%) o Finlandia (39,1%).

En opinión del observatorio, esto se debe a que en Euskal Herria muchas personas mayores tiene la posibilidad de ir a vivir con sus hijos e hijas. «En Hego Euskal Herria, por ejemplo, el 15,9% de los ancianos sin pareja viven con sus hijos o con una persona que se encarga de su cuidado», remarca antes de incidir en que «el número de ancianos que viven solos en Euskal Herria es el más alto que se ha conocido hasta ahora».

A la vista de los datos, Gaindegia considera que ha llegado el momento de diseñar nuevas políticas de familia. «Es un reto para la sociedad responder a las necesidades de las familias monoparentales, de las personas ancianas que viven solas, de las familias que tienen problemas para cuidar a las personas mayores, y de la población migrante», apunta, y recomienda tomar como ejemplo a los países del norte de Europa.

Cabe recordar que el pasado mes de marzo el Parlamento de Gasteiz acogió a petición de EH Bildu un debate sobre el reto demográfico, en el que instó al Ejecutivo a que el acceso al consorcio Hacérnosla sea gratis para las familias con ingresos inferiores a los 18.000 euros. La consejera Beatriz Artolazabal, por su parte, anunció que va a promover la modificación del decreto de ayudas para introducir una prestación económica que dé cobertura a las excedencias por paternidad durante doce semanas.